En 50 años de trayectoria, el reconocido actor colombiano fallecido a mediados de semana se desempeñó como actor, director y libretista en más de 40 producciones.
Con el paso de los años, si bien uno olvida muchas cosas, situaciones, personas e historias, se topa con otras que te marcan de por vida, que dejan una huella en tu memoria emotiva, que refuerzan tu identidad y que, aunque no los conozcas físicamente, llegan a ser parte de tu cotidianidad.
Uno de ellos fue Kepa Amuchastegui Eloizaga, el gran actor que murió este 27 de mayo a sus 84 años, dejándonos la sensación de que se nos iba alguien de la familia muy querido y admirado que durante muchos años entró a nuestro hogar a través de los personajes que encarnó.
En su gremio, y en general para la teleaudiencia nacional e internacional que disfrutó sus personajes, Kepa fue una persona especial que causaba admiración, respeto y hasta ternura por su carácter como actor, por su compromiso con el arte y en los últimos años por la manera cómo había logrado reinventarse en las redes sociales, pues por la falta de trabajó y por la necesidad de sobrevivir, durante la pandemia se convirtió en youtuber cultural y literario, creando una comunidad de más de 30 mil seguidores.
De voz pausada y presencia elegante, Amuchastegui fue un artista de formación clásica, culto y sensible que logró consolidar una carrera de más de 50 años en la que fue actor, director, libretista y narrador en más de 40 producciones; todo y un referente silencioso del teatro y la televisión en Colombia, que a lo largo de su carrera supo tocar corazones sin escándalos ni protagonismos innecesarios.
UN ACTOR DE ÉPOCA
Nunca soñó con ser actor y, de hecho, entró a estudiar Arquitectura a la Universidad de los Andes; allí hizo parte del grupo teatral. Poco tiempo antes de terminar, le dieron una beca para estudiar actuación en Francia.
Luego estuvo en la Royal Shakespeare de Londres, primero como observador, después como asistente de escenario y más adelante como asistente de dirección de Peter Brook.
Su regreso a Colombia fue clave, pues fundó el teatro La Mama en Bogotá, junto a figuras como Consuelo Luzardo. Este espacio le permitió demostrar todo lo que había aprendido en Europa y en un trabajo intenso como logró que se estrenaran 36 obras en 18 meses. Estuvo varios años dedicado a las tablas, hasta que en los años 80 tuvo la oportunidad de debutar en televisión.
Su primer papel fue en La pezuña del diablo, emitida en 1983, donde representó con lujo al inquisidor Juan Mayorga, que tuvo cerca de 100 episodios y en la que compartió set con Raquel Ércole, Ronald Ayazo, María Cecilia Botero, Consuelo Luzardo, Franky Linero y Delfina Guido.
A partir de allí, sus apariciones en la pantalla chica se volvieron frecuentes y se volvió todo un referente de las telenovelas de época, como Los pecados de Inés de Hinojosa, en la que interpretó al encomendero Pedro Bravo de Rivera y estuvo acompañado de las bellas Amparo Grisales y Margarita Rosa de Francisco, y que era una historia de personajes malvados, herejes, siniestros y brujas en la época de la Inquisición española a su llegada a Cartagena.
Kepa afirmaba que estos papeles se le daban muy bien gracias a su acento, al ser descendiente de vascos. “Se hizo todo a una sola cámara, como si fuera cine, cine para televisión”, recordó sobre la producción de Los pecados de Inés de Hinojosa en una entrevista para RTVC.
De ahí en adelante Kepa siguió actuando en series como Garzas al amanecer, Puerta Grande, Águilas no cazan moscas y La elegida, pero otro boom que consiguió a nivel nacional fue el papel de Roberto Mendoza, presidente de Ecomoda, el papá de Don Armando, en Yo soy Betty, la fea.
PREMIO A TODA UNA VIDA
En teatro, Kepa estuvo al frente de obras como El sueño de una noche de verano, Cementerio de automóviles, El escolta, Mi otra vida, El infierno y Juegos siniestros, La casa de las dos palmas y Garzas al amanecer, entre otras.
Fue director de obras como La casa de las dos palmas, El Manantial, El visitante, El sueño de una noche de verano, El Fiscal, Brujeres, Pobre Pablo, Amar para vivir, entre otras.
A su vez fue el libretista de obras como Garzas al amanecer y Perfume de agonía. Y el productor de La dama de troya y El Fiscal. Sus últimas actuaciones en televisión fueron en María Magdalena, La nieta elegida, Rojo carmesí y en una breve aparición en la segunda parte de Yo soy Betty la fea. Así mismo, en el cine, interpretó al arzobispo en la película El olvido que seremos.
En 2021 recibió el premio Víctor Nieto a Toda una Vida, que otorga el Festival de Cine de Cartagena.