Empresariales / 2 de abril de 2022

Alfredo Gómez, creatividad sin límites en el calzado para las grandes fiestas

El diseñador Alfredo Gómez con una clienta en la sala de exhibición de su calzado.

Rosario Borrero

El diseñador barranquillero, favorito de las más importantes diseñadoras de moda locales, dice que unas zapatillas, por muy lindas y lujosas que sean, no sirven si no son cómodas.

Para el diseñador de calzado Alfredo Gómez De la Ossa no hay felicidad más grande que escucharles decir a sus clientas, sobre todo a las novias a las que les hace los zapatos para el día de su boda, que no se los quitaron en toda la noche. “Es mi gran satisfacción, cuando me llaman o me escriben diciéndome que bailaron toda la noche con ellos”, asegura.

Es que él está plenamente convencido de que lo más importante a la hora de hablar del calzado, sea cual sea su estilo, es la comodidad, y en ese sentido nadie lo supera a la hora de hablar calzado para grandes ocasiones.

Barranquillero, comunicador social y periodista de profesión, pero diseñador por vocación y pasión, la marca de Alfredo Gómez es toda una institución en Barranquilla, con más de 25 años de trayectoria en la elaboración de calzado sobre medidas para mujer, de manera personalizada, con materiales diversos, versátiles, modernos, lujosos y de excelente calidad en los que él asegura no escatima esfuerzo para ofrecer un producto de calidad.

En estas casi tres décadas de trabajo en el mundo del diseño y fabricación de calzado, Alfredo ha tenido el privilegio de hacerles los zapatos las novias más importantes de la región, lo mismo que a sus hermanas, mamá, suegra, etc; así como a modelos, artistas, reinas de belleza, presentadoras de Tv,  y en general a mujeres de gusto exigente y refinado a las que el suele dejar felices con lo que les crea. Hoy trabaja con diseñadoras de la talla de Beatriz Camacho, Amalín de Hazbún,  Lizzy Díaz, Erika Quizena y Damaris Atencia, entre otras.

La exreina y actriz Yeimy Paola Vargas se prueba unos zapatos de Alfredo Gómez.

A esto del diseño llegó por accidente, asegura. Siendo estudiante en la Universidad Autónoma del Caribe, un día le dijo a un amigo que tenía un negocio de calzado, que le permitiera hacerse allí unas sandalias para él, y el amigo aceptó. Se las diseñó y consiguió un cuero de culebra para elaborárselas. Fue así como un 16 de julio, en la fiesta de la Virgen del Carmen, se estrenó aquellas sandalias que causaron sensación, pues muchos le preguntaban que dónde las había conseguido.

Ese éxito de las sandalias de hombre hizo que algunas compañeras de clase le pidieran con insistencia que les diseñara algo para ellas, y entonces Alfredo diseñó unas plataformas de madera que otro amigo pintó con flores multicolores, y que un zapatero terminó de montar y pulir. “Mis amigas quedaron felices, pero hasta ahí no pasaba de ser un hobby que además me permitía ganarme algo mientras estudiaba. Aunque yo tengo alma de comerciante y siempre me gustaron los negocios y la moda, por lo que desde los 16 años ya vendía camisetas”, cuenta.

Así empezó a ir a las ferias del cuero en Bogotá, Medellín y Cartagena, donde hizo cursos en marroquinería y fabricación de zapatos- En La Heroica se encontró con su antigua profesora Nelly Gómez Abuchaibe, quien al saber que ya él estaba metido en el tema del diseño, le propuso que trabajara con ella en un almacén muy conocido que tenía en Barranquilla. Y en esas estuvo varios años.

“Hice diseños novedosos de carteras troqueladas, pintadas en lona, con combinaciones como el cuero de cebra y la caña flecha, muy exitosas, pues se vendían por cantidades… ¡eso fue una locura!”, dice. No olvida que para un desfile de Colombiamoda, hace varios años, en el que elaboró 40 pares de zapatos en lino para la diseñadora Beatriz Camacho. “Ese fue mi grado como diseñador”, apunta.

Una cosa de la que se jacta Alfredo es del empeño que él le ha puesto a todo este mundo de la moda, de lo que estudia, se empapa, conoce de telas, botones, herrajes, colores, cosa que le hace falta a muchos que incursionan en este mercado, asegura.

El define su estilo como moderno, diferente y vanguardista. “Me gustan las cosas diferentes, no lo que tiene todo el mundo. Sin embargo, como hoy trabajo la sobre medida de los vestidos de las diseñadoras, esto me limita mucho. Es que si el vestido es brillante, los zapatos deben ser muy sobrios. El énfasis está en la comodidad de la novia, sus madre, su suegra y hermanas”, reitera.

El diseñador con la exactriz Karina Cruz.

El diseñador afirma que en Barranquilla la gente es “marquista”, pero que por fortuna sus clientas son fieles y que las diseñadoras lo han respaldado en momentos difíciles, porque además aprecian la calidad de sus zapatos. Alfredo va todos los días al Centro de Barranquilla buscando telas, tacones, badanas naturales (un cuero especial de la res con la que recubre el interior de sus zapatos y que es sumamente suave) y las plantillas gruesas, que parecen ortopédicas, y que son las que garantizan el plus de comodidad de su calzado.

“Lo otro es que hago zapatos altos y bajitos, que tengo todas las hormas de mujer, de la 33 a la 45, y que compro las mejores telas, aunque hoy está todo agotado, pero me esfuerzo porque mis clientas salgan felices y que después me cuenten cómo les fue”, puntualiza con una sonrisa.

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