La madera, el metal cromado, el acero, el vidrio… todo puede quedar reluciente con un poco de ingenio y paciencia.

Limpiar la casa no garantiza que todo quede brillante como deseamos. Hay muebles, cristales, accesorios, objetos que nos exigen un poco más para que queden relucientes, y en esos casos toca tener, además de paciencia y perseverancia, un buen producto para lograr los mejores resultados. Pero ¿quién dijo que tiene que ser algo costoso? Hay remedios fórmulas caseras que dan resultados fabulosos.

Brillar metales

Si hacemos un recorrido por nuestras casas, seguro encontramos decenas de objetos recubiertos con metales o mezclas similares a la plata, como el cromo, el níquel y el aluminio. Cubiertos, joyas, objetos decorativos: todos estos elementos se “platean” por medio de un proceso de bombardeo iónico de aluminio en polvo u otros compuestos, obteniendo así el acabado que los caracteriza.

El clásico de clásicos es el agua y el jabón líquido. Para las superficies cromadas, basta con frotarles con suavidad un paño suave humedecido en una solución de agua y jabón líquido (no abrasivo). Enjuágalo con un paño con agua limpia, y sécalo con mucho cuidado usando un trapo de microfibra o una toalla.

Para limpiar los objetos cromados con bicarbonato de sodio, llena un recipiente con agua, una cucharada de sal y otra de bicarbonato, y pon la mezcla a hervir. Llegado al punto de ebullición, sumerge el objeto a limpiar durante 5 minutos y sécalo con un trapo de microfibra o una toalla.

Y el vinagre es el producto perfecto para la limpieza casera. Al igual que con el jabón líquido, sumerge un trapo en un recipiente con agua y vinagre y frótalo con delicadeza sobre la superficie del objeto.

Cristales relucientes

Además de los que puedes encontrar en supermercados y en droguerías, también puedes optar por otros productos: Amoníaco y agua a partes iguales; agua con un chorro de jabón lavavajillas y otro de amoníaco; agua y alcohol: perfecto para acabar con las huellas dactilares; mezclar una parte de vinagre blanco por cuatro partes de agua y bicarbonato (opcional), o el solo vinagre blanco en un vaporizador son opciones caseras a la hora de brillar ventanas, espejos, cubiertas de mesas o adornos en vidrio o cristal.

Para atrapar el mugre o polvo, o para quitar marcas y dar el brillo final, también necesitarás una bayeta, limpión o incluso hasta una media vieja…¡son buenísimas para este fin! Lo otro es el clásico  papel de periódico, pero este tiene dos riesgos y es que si frotas con demasiado brío puedes llegar a rayar el cristal y lo otro es que lo manches o te manches las manos a causa de la tinta.

En cuanto al amoníaco, no cabe duda de que un buen producto para acabar con la suciedad, pero contamina bastantey además, si se nos va la mano en las cantidades puede producir náuseas, ardor en los ojos o secreción nasal, así que en la medida de lo posible es mejor evitarlo.

Madera ¡como nueva!

La madera se agrieta, se oscurece, se estropea, por lo que cuesta mucho mantenerla para que luzca siempre en buen estado. Para ello hay productos costosos en el mercado, pero existen también otras opciones más sencillas y al alcance de la mano.

Por ejemplo ¿sabías que el aceite de almendras –sí, el mismo que usamos para la piel o el cabello— es realmente útil para cuidar de materiales como la madera? Sirve para reparar la madera apagada o con grietas, suavizando la superficie; ofrece a tus muebles una protección que durará hasta 5 días; aporta a la madera un brillo muy llamativo, gracias a su composición, y da muy buen resultado en superficies no muy grandes como, por ejemplo, mesas, sillas o muebles medianos.

Para ello haz una mezcla con 10 ml de agua a temperatura ambiente y 10 ml de aceite de almendras y ten a la mano un paño seco, que no suelte hilos; lo humedeces en el compuesto, lo exprimes, lo frotas en el mueble y espera que seque de forma natural, y listo.