Patricia Escobar
Columnista / 23 de abril de 2022

Cómo ilusiona la cultura

Desde el momento en que se confirmó una fecha para la realización del Carnaval de Barranquilla, la ciudad cambió. Una estela de alegría cubrió la capital del Atlántico; en las calles, en las esquinas y en todos los rincones afloró la alegría y más que eso, el optimismo.

Después del aislamiento obligatorio, después de los encierros forzados, del cierre de negocios, de la pérdida de empleos, de miles de muertes, de dolorosos momentos, anunciar que sí iba a haber Carnaval hizo que la esperanza y la ilusión volvieran a florecer.

Lo mismo está sucediendo en Valledupar, cuando el próximo fin de semana arranca en firme su primer Festival presencial post pandemia.

Es indudable que la Cultura ilusiona, genera optimismo, alegría, esperanza y genera riqueza. Antes de la pandemia, muchos no habían comprendido la importancia de lo que representa la cultura para el ser humano y para la sociedad toda.

Y aunque enmarcar la cultura en los extremos del placer y la expresión frente al trabajo y la economía es reducir al máximo lo que es el conjunto de conocimientos, ideas, tradiciones y costumbres, no se puede negar que esos dos extremos hacen parte de un todo que deberíamos valorar.

Cuando hay una sociedad con miembros medianamente felices, es muy seguro que conocen y valoran sus raíces, que se desenvuelven en ambientes donde las manifestaciones culturales son importantes, donde los jóvenes se expresan a través del arte. Está más que demostrado que en los países donde los índices de violencia son mínimos, el apoyo a la cultura es alto.

Adicional a eso no se puede negar que la cultura es motor de la economía. Un motor que por años permaneció oculto, pero que en los últimos 20 años ha demostrado su efectividad. En la relación costo-beneficio, lo que se invierte en cultura rinde grandes beneficios, y no sólo económicos.

Se estima que el Carnaval de Barranquilla 2022 dinamizó más de 53 empleos y movió más de 400 mil millones de pesos. Cifras de la Secretaría de Cultura revelan que entre artistas y hacedores, más de 16.500 danzantes y 3.800 músicos fueron beneficiados durante la temporada.

Y es que eventos culturales como el Carnaval de Barranquilla y el Festival Vallenato tienen influencia en varios sectores: transporte, hotelería, restaurantes, diseñadores, costureras, vendedores de telas y elementos para vestuarios y accesorios, estilistas, maquilladores, peinadores, coreógrafos, bailarines, personal de producción técnica, fotógrafos, impresores, músicos, logísticos. Por solo nombrar algunos de los instalados en el sector formal de la economía.

Por ello, sorprende que en época electoral, poco o nada se ha hablado del tema. La cultura que ilusiona y produce parece no importarle a quienes quieren gobernar este país. Los mal pensados podrían pensar ¿será porque las tajadas que se pueden obtener no satisfacen sus expectativas?

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