Nuestra Gente / 19 de noviembre de 2022

El amor en cada puntada que Doris Janer le pone a sus muñecos y adornos de Navidad

Alix López

Esta barranquillera redescubrió su talento para las manualidades en un encuentro en el 2019 con excompañeras del colegio con quienes se sigue reuniendo para seguir intercambiando ideas, recordar viejos tiempos, pero al mismo tiempo aprender nuevas técnicas.

La barranquillera Doris Janer rodeada de las muñecas que ella elabora a mano.

Doris Janer Arteta nació y creció en el barrio San Roque, cerca del Hospital de Barranquilla. De allí guarda bonitos recuerdos de su infancia cuando iba a estudiar al desaparecido Instituto Colombia, calle 33 entre 35 y 36, en donde cultivó amigas con las que a pesar de los años, siguen más unidas que nunca.

En su memoria guarda además las clases de manualidades que les enseñaban las maestras Altamira Miranda y Elena Lastra. “Aprendimos a tejer, es que en esa época nos enseñaban mucho arte manual”, asegura.

A medida que iba creciendo, se inclinó por la repostería porque veía a sus tías preparar unas tortas de sabor inigualable que Doris aprendió a hacer hasta convertirse en una toda una emprendedora.

Recuerda por ejemplo las tortas y los muffins de queso que la familia y los amigos le pedían porque sabían de la calidad, pero sobre todo, del amor que ponía en este arte, que tuvo que abandonar por razones de salud.

Y aunque a veces los vende por encargo, ahora está dedicada a las artes manuales, las que aprendió en su colegio, y que reforzó desde el 2019 cuando se reencontró con sus compañeras de aula.

Desde entonces se reúnen periódicamente para disfrutar de una buena tarde, la mayoría de las veces en casa de Luz Marina Ortiz de Camargo, quien le ha enseñado a Doris y al resto de sus antiguas compañeras la elaboración de muñecas de trapo, muñecos de Navidad y otros adornos hechos a mano.

“Yo de coser, muy poco, prefiero la manualidad, porque le pongo amor a cada puntada. Y aunque al principio no pensaban que iba a aprender, creo que fui una alumna destacada”, asegura con una sonrisa.

Las primeras en disfrutar de las muñecas de trapo fueron sus nietas Natalia Restrepo Herrera y Evangeline y Lisa Marie Restrepo Riquett.

Los pedidos han ido creciendo entre la familia y los amigos que saben que esta barranquillera talentosa no descuida el más mínimo detalle.

“Me gusta ser perfeccionista, todo lo hago con mucho amor y cuidado. Ahí está el secreto de mi éxito”, añade. Por eso ahora para final de año ya está trabajando en los muñecos y otros adornos de Navidad que también le empiezan a pedir.

Doris, que hoy vive en el barrio Boston, está casada con Fredy Restrepo Camacho, que además es su apoyo. Primero con la repostería, y ahora con las manualidades. “Es que ya disfruta de su pensión y nos apoyamos mutuamente. Igual con mis tres hijos”, dice.

“Es que ya disfruta de su pensión y nos apoyamos mutuamente. Igual con mis tres hijos”, dice.

Ella se refiere a Frederick, que es arquitecto; Erick, ingeniero de sistemas, y Gilbert Said, ingeniero electromecánico, pero que además es tatuador y muy buen dibujante.

“Con ella recordamos nuestra época de estudiantes, pero también intercambiamos experiencias con las manualidades porque cada dia aprendemos más cosas”, asegura.

Doris asegura que el reencuentro con sus antiguas compañeras de colegio, con las que tiene un grupo de  Whastapp que se llama ‘Chicas Inscol’, le ha servido de terapia para rememorar su niñez, pero además para genera ingresos extras.

Ahora que está dedicada a las muñecas de trapo y adornos de Navidad, abrió una cuenta en Instagram (@dorisjaner) porque quiere seguir ampliando su emprendimiento y que la gente conozca lo que hace.

“Yo trabajo todos mis artículos completamente a mano. Por eso le dedico mucho tiempo a cada artículo, para elaborarlo con mucha calidad”, confiesa, mientras posa en su sala para MiRedVista rodeada de sus muñecos.

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