Hay una frase que decía mi padre y me causaba mucha risa cuando le preguntaban la edad. Decía: “no soy viejo soy un clásico “. Creo que él tenía en su cuerpo abundante oxitocina, la hormona de la felicidad; en el campo de la biología, está demostrado que las células del cuerpo responden de forma diferente ante la felicidad que ante la tristeza. Esta hermosa hormona que nos hace felices ante el encuentro, que nos hace reír, entender y escuchar a los demás protege el corazón, nos protege ante las infecciones, hace que las células puedan expresar genes que de otra forma no lo haría.
Es tan importante que juega un papel prioritario en el parto, y después del parto. Es la hormona del amor, de la calma y el contacto, solo se libera por el cerebro cuando se dan estas condiciones pero tiene un opositor que la inhibe, la adrenalina, otra hormona que liberamos los mamíferos cuando tenemos frío, miedo o nos sentimos en peligro.
Esta hormona llamada la del amor, está demostrado que existe una interacción importante, compleja entre las hormonas y el comportamiento.
Cuando alguien te sonríe de manera sincera, tu cerebro inmediatamente siente la sinceridad y le ordena a tu neurohipofisis (el lóbulo posterior de la glandula pituitaria) que libere oxitocina, una hormona vital para la interacción social,y los lazos humanos.
El drdoctor Cagri Gulumser indicó que los que la gente siente como una “vibra positiva”es en realidad un intercambio de oxitocina que hace que las personas sientan emociones por otras como felicidad, dolor y amor.
La oxitocina podría hacer que los sujetos sean más optimistas sobre la posibilidad de un buen resultado, impulsa la confianza entre los humanos, según un estudio realizado en 2005 por Michael Kosfeld en la universidad de Zurich, esta hormona nos pone en sintonía con el mundo social que nos rodea. Nos ayuda a leer las emociones de los demás, esta hormona es fundamental para socializar en positivo, para hacernos sentir felices, y además algo muy importante forjar lazos entre madre e hijos.
Esta llamada hormona de los abrazos es un nanopeptido que actúa también como un neurotransmisor.
La oxitocina, la dopamina y la serotonina, tiene que ver mucho con el enamoramiento, y es que la neuroquímica juega un papel importante en las emociones.
Por eso mi padre vivía feliz, cantaba a toda hora, la gente lo amaba, florecía la oxitocina por donde caminaba, su mundo era de sonrisas, amabilidad, en mi casa siempre había un plato extra en la mesa, deambulaban amigos por doquier, sonreía como los dioses, un abrazo igual a un pobre que a un rico.
Buen conversador, risueño y amaba el arte, su gran pasión.
Siempre bailó mientras la música sonaba.