Las playas del Atlántico, un tesoro aún por descubrir. (Fotos cortesía Gobernación del Atlántico)
Girasoles, esa hermosa planta de flores amarillas que buscan la luz del sol para abrirse al mundo; refugios ecológicos, eco-amigables levantados en rincones que parecen sacados de un cuento de hadas, playas hasta hace poco desconocidas, y cuerpos de agua en medio de paisajes mágicos, hacen parte de lo que hoy es Atlántico.
La pandemia y el empeño de la Gobernadora Elsa Noguera han convertido al departamento en un lugar nunca antes imaginado, hasta convertirlo, entre otras cosas, en una región que está de moda. Y lo que esperan sus más de 2.5 millones de habitantes es que esa moda dure para siempre.
Para nadie es un secreto que hasta hace pocos años, Atlántico era sólo Barranquilla, su capital. Y lo máximo que conocíamos de esta región eran las playas de Puerto Colombia, el Carnaval y los penitentes de Santo Tomás, las butifarras de Soledad y la arepa de huevo de Luruaco. Posiblemente, los más “enterados” tenían una referencia del Canal del Dique que actúa como un límite natural, de la belleza física y las artesanías de Usiacurí, de algunos festivales gastronómicos, y de las máscaras de Galapa.
Pero hoy gracias a que las limitaciones de movilidad y económicas han hecho que los desplazamientos sean cortos, y a un trabajo de soñadores apalancado ahora por algún sector del gobierno, los colombianos hemos comenzado a descubrir que en el Atlántico se puede hacer senderismo, avistamiento de aves, camping, deportes náuticos. Hemos descubierto que a muy pocos minutos de Barranquilla existen importantes parques biotemáticos, que tenemos pozos de aguas mineromedicinales en Usuacurí, conocido como el “pesebre del Atlántico”. Que tenemos una maravillosa reserva ambiental llamada Luriza.
Luriza, es un paraíso donde predomina el color verde en sus diferentes tonalidades. Allí se puede realizar senderismo, avistamiento de aves, exploración de flora y fauna, camping, entre otros. Este terreno de 837 hectáreas de bosque seco tropical –alrededor de 200 abiertas al público– cuenta con 142 especies de árboles, en aves, en reptiles y lagartos animales mamíferos. Es una de las áreas con mayor número de flora y fauna nativa conservada en nuestro departamento.
Hoy sabemos que Tubará es un Municipio con un aparador turístico desde donde puede apreciarse parte de Barranquilla, que tiene un corregimiento, El Morro, donde se encuentra Piedra Pintada, rocas que fueron talladas por los indígenas Mokaná y que tienen más 900 años. De otro lado, situado a cuatro kilómetros del casco urbano del municipio está El Chorro del Corral de San Luis, donde hay una piscina natural de agua cristalina servida por una cascada.
Para deleitar la vista y calmar el alma, la Laguna de Luruaco, es un lugar que vale la pena visitar. Un cuerpo de agua inmenso en el centro sur del departamento, cuna de mitos y leyendas, en donde la pesca artesanal de la que vive los moradores del sector se comparte con los visitantes. La mojarra tilapia o lora, la cachama, la mojarra amarilla, la lisa, y el sábalo, son las principales especies que allí se encuentran las cuales se convierten en una delicia gastronómica que es digna de probar.
Cuentan que los amaneceres y atardeceres en la laguna son un espectáculo natural donde confluyen colores y sonidos de las olas y las aves que habitan entre los árboles que rodean la laguna. Allí se pueden hacer deportes acuáticos, como canotaje, kayak y natación.
En la zona está también está la Laguna de San Juan de Tocaguna que toma el nombre del corregimiento en el que se ubica, Es un espacio de agua poco profunda, donde se realizar pesca artesanal, canotaje y observación de aves muy exóticas. También se consiguen hermosas artesanías elaboradas con tejidos en eneas, juncos y fibra de coco.
La gobernación del han identificado, por lo menos 67 atractivos turísticos naturales en 19 de los 23 municipios del Atlántico. Entre ellos Piojó, Luruaco, Usiacurí, Galapa, Sabanalarga, Puerto Colombia, y recientemente lanzó, junto a la alcaldía de Barranquilla una hermosa campaña “Ven vive Barranquilla, vive Atlántico”.
Algunas de las ventajas de hacer turismo en el Atlántico es el muy buen estado de sus vías. Atlántico tiene excelentes carreteros: la oriental, la vía al mar, la carretera de la prosperidad, que son las principales, conectan a la mayoría de los municipios, y adicionalmente las carreteras secundarias son hermosas y en muy buen estado. Hay pocos peajes y muy buena seguridad.
El departamento tiene una rica y variada gastronomía, una muy buena y variedad artesanía, y una gente maravillosa. Le falta eso sí, meterse en el cuento de que podemos ser un departamento con misión turística, algo que siempre nos hicieron creer que era un imposible y por eso, esa actividad se ha manejado informalmente y de forma espontánea.
El reto para los atlanticenses es trabajar en una fuente de ingresos que se proyecta con un gran futuro: el turismo.