“Cuando un amigo se va queda un espacio vacío, que no lo puede llenar la llegada de otro amigo. Cuando un amigo se va queda un tizón encendido, que no se puede apagar ni con las aguas de un río”, dice la canción escrita por el cantautor y poeta argentino Facundo Cabral y así lo sentimos al mediodía del pasado sábado, 26 de junio, con la partida temprana de nuestro querido amigo Harry Nicolás Abuchaibe Costa, un ser humano único, quien no solo nos dejó muchas enseñanzas de vida sino que también, como profesional colombiano llevó en alto el nombre de la empresa Argos fuera de nuestras fronteras.
Barranquillero nato, Harry mantuvo sus raíces costeñas hasta el final. Así lo demostraba cuando cantaba o tocaba el piano y el acordeón, los cuales dominaba con gran destreza. No se perdía una fiesta y mucho menos los carnavales. Era un rumbero por principio y ley, que disfrutaba organizar junto a su inseparable esposa Glenda Gentile, interminables parrandas vallenatas en su casa, las cuales terminaron por convertirse en unas de las más populares de Panamá, ciudad en donde vivió por 20 años.
Hijo excepcional, atento siempre del bienestar de sus padres y hermanas, pero ante todo, un padre y esposo que supo formar un hogar ejemplar basado en principios junto a Glenda y sus hijos, Harry José, Khalil, Joseph y Giorgio, en donde siempre reinaron el amor, el respeto, la alegría, la camaradería y la buena energía; valores que se proyectaban en quienes visitábamos su casa donde éramos siempre bienvenidos con calidez y cariño, haciéndonos sentir parte de su propia familia.
A Harry lo conocí hace 13 años cuando mi esposo y yo llegamos a vivir al istmo. Recuerdo que nos invitó con Glenda a cenar a un restaurante suizo en el centro de la capital y desde ese primer encuentro nació una hermosa amistad que luego se convirtió en padrinazgo (mi hija Verónica es ahijada de Glenda).
Extrañaré mucho cuando, con su hablado pausado y personalidad serena, me decía: “Vane, Vane”, cada vez que me saludaba y cuando lo veía que se asomaba desde la ventana de su cuarto con alegría, al ver que mis hijas disfrutaban de su piscina. Le encantaba que la gente se sintiera a gusto en su casa.
Sus compañeros de golf, entre ellos mi esposo, también extrañarán compartir con él los drives, los putts y los “madrazos” que exclamaban a carcajadas cuando una jugada no salía bien.
No menos duro será para su grupo de dominó al que le será difícil continuar las mesas semanales sin el irremplazable Harry, quien con su don de gentes, bondad, hospitalidad, generosidad sin límites y la tranquilidad que impartía su sola presencia, permeaba a todos quienes tuvieron la fortuna de conocerlo.
Por otro lado, el vacío que dejó en la vida de sus colegas de Argos es incalculable. Así lo expresó la empresa en su reconocimiento póstumo: ¡“Gracias, querido Harry! Te llevaremos en el corazón. Hoy nos unimos en profundo agradecimiento por haber tenido la oportunidad de conocer y trabajar de la mano de este gran ser humano que, gracias a su empatía, optimismo, alegría, intachable compromiso, pasión y entereza, ha dejado un legado que siempre seguirá presente en nuestras vidas y en la historia de Cementos Argos”.
El sentir de esta empresa también fue demostrado con la presencia de algunos miembros de su directiva, quienes volaron desde Medellín para asistir a la Eucaristía, así como a través de las conmovedoras palabras del vicepresidente Regional Caribe y Centroamérica Cementos Argos, Camilo Restrepo, quien expresó, en nombre de la compañía, su admiración y orgullo por haber contado con un gran ser humano, amigo y profesional, que no solo aportó su invaluable conocimiento y experiencia, sino también, su empuje y gallardía para enfrentar y sacar adelante las dificultades, incluso en los momentos más desafiantes, pero siempre con diplomacia y caballerosidad.
Puede que todo lo que he escrito les suene a cliché, pero más acertado y fiel a la realidad no podría ser. Así era Harry.
Su trayectoria desde que comenzó en esta empresa hace 20 años se destacó por su liderazgo transparente, profesionalismo y rectitud, dejando a su paso una estela de éxitos. Primero, como gerente de Negocios de la Regional Caribe. Luego como Country Manager de Argos Honduras de 2013 a 2016 y después, como Country Manager de Argos Panamá hasta enero de este año cuando asumió el cargo de vicepresidente de la Regional Colombia.
Por esto y más, Harry ha dejado una huella imborrable. Su recuerdo siempre quedará en nuestras mentes y corazones. “Cuando un amigo se va, se queda un árbol caído, que ya no vuelve a brotar, porque el viento lo ha vencido”. Tus familiares y amigos, somos este árbol caído al que se refiere Facundo Cabral.
Harry, guíanos y cuídanos desde el cielo, que de ahora en adelante, estará siempre de fiesta, con sus coros celestiales cantando a tu son y gozando de tu acordeón. Allá arriba nos volveremos a encontrar y estamos seguros que nos recibirás como siempre lo hiciste aquí en la tierra: con los brazos abiertos, con tu amplia sonrisa y por supuesto, con mucha música y un whisky en la mano.