La meritoria labor altruista que ha venido realizando la religiosa Rosa María Arouna en Barranquilla ha sido exaltada por la comunidad y organizaciones.
En 2017 se radica en Barranquilla donde ha desarrollado su labor pastoral, inicialmente en cargos administrativos con la Arquidiócesis, y posteriormente en el campo netamente social.
La hermana Rosa María Arouna nació en Benín, África, y desde muy joven entendió que el propósito de vida que Dios había elegido para ella era el servicio desinteresado hacia los más necesitados.
Quienes la conocen la describen como una mujer demasiado alegre, de gran sonrisa, amante del baile, animadora de las celebraciones y siempre amable. Pero sobre todo muy trabajadora, responsable, y decidida a gestionar lo necesario para la comunidad que atiende.
De sus 70 años de edad ha dedicado 51 a la vida religiosa, siempre como misionera, y asegura que el don del servicio lo descubrió siendo muy niña cuando era estudiante interna en el colegio de la comunidad a la que hoy pertenece: Oblatas Catequistas Pequeñas Siervas de los Pobres.
Afirma que los días en los que no había clases, las hermanas les preguntaban quienes queríamos ir con ellas a visitar enfermos, a las familias pobres y a los ancianos, que era lo que ellas ejercían como apostolado, y asegura que por no quedarse encerrada y sin hacer nada, aceptaba acompañar a sus superioras.
“Yo era la niña alegre, que cantaba, que bailaba, que siempre estaba riendo, que le gustaba salir. Y por eso siempre decía que yo quería ir con ellas, además me gustaba mucho salir a pasear, porque estar encerrada mucho tiempo no es que me gustara mucho, y esas salidas las tomaba como un paseo”, afirma la hermana mientras ríe.
Asegura que con el tiempo ya las salidas las hacía no por pasear o simplemente dejar el encierro sino porque entendió que era la misión que Dios había escogido para ella. Se fue enamorando de ese apostolado y de ahí comenzó su historia de servicio a los más desvalidos, según comenta la hermana Rosa.
SU ADMIRABLE VOCACIÓN
“Ir a la casa de los ancianos, bañarlos, limpiar su casa, lavar su ropa fue formando mi vocación, y es lo que hacemos aquí en el suroccidente con las otras hermanas, y me ha gustado siempre esto de servir a quienes más lo necesitan”.
Sobre el trabajo de las hermanas en el suroccidente de la ciudad, el sacerdote Jaime Marenco asegura que su misión y carisma “es el trabajo por los preferidos de Dios que son los más pobres, y de manera especial los niños”.
El sacerdote afirma que es admirable que siendo unas religiosas venidas de un continente con muchas escaseces y poca atención de los estados, sean quienes aquí, sin recursos en sus bolsillos y sin el acompañamiento de las administraciones locales, realicen este tipo de obras en favor de personas necesitadas al igual que ellas.
La orden religiosa Oblatas Catequistas Pequeñas Siervas de los Pobres tiene su sede central para Colombia en el municipio de Calamar Bolívar, adonde llegaron inicialmente, siendo esta y la de Barranquilla las únicas dos sedes en el país.
La comunidad presente en la capital del Atlántico está conformada por tres religiosas más, quienes residen en el barrio Las Américas, perteneciente a la parroquia Santa María Goretti donde desempeñan su trabajo pastoral.
La hermana Rosa y sus compañeras llegaron a Barranquilla en julio del año 2000, y desde entonces han trabajado en esta ciudad, prestando sus servicios a la Arquidiócesis de Barranquilla. Estando aquí realiza estudios de Administración de Empresas en la Universidad Santo Tomás de Aquino que le otorgó título profesional en 2012.
Al servicio de la Arquidiócesis desempeñó cargos como subdirectora y directora de la Pastoral Social y jefe de gestión social de la misma dependencia eclesiástica.
IMPORTANTES RECONOCIMIENTOS
Ha recibido varias exaltaciones como ‘Personaje del Distrito de Barranquilla’, por la Asociación Movimiento Cívico Todos por Barranquilla en 2008; Aporte al Trabajo Voluntario y la Comunidad de Codafe en 2008.
Así mismo fue exaltada ‘Por su labor social hacia los sectores más vulnerables’, de la Asociación Día Internacional de la Mujer, en 2009; ‘Por su colaboración y apoyo logístico en el desarrollo del Proyecto Pastoral Social –Misereor, en 2010.
También se le exaltó como ‘Mujer Sobresaliente, por su destacada labor y compromiso en la gestión y desarrollo comunitario, de la Asociación Día Internacional de la Mujer en 2011; Medalla al Mérito, de la Sociedad de Mejoras Públicas en el año 2012. Y fue exaltada como hija adoptiva de Barranquilla.
Tras su paso el secretariado de Pastoral Social decide dedicarse, junto con las demás integrantes de su comunidad, a realizar una labor en el barrio Olivos II, en el suroccidente de Barranquilla, donde actualmente construyen un hogar infantil.
“Nosotros vivimos allá en La Américas, también en el suroccidente, pero hemos extendido nuestra labor a la parroquia Ave María, del padre Jaime Marenco, aquí en el barrio Los Olivos Segunda Etapa, desde hace seis años”, explica la hermana Rosa María.
“La obra de ellas en la arquidiócesis ha ido creciendo y hoy se cuenta con este terreno donde decidieron asumir el gran reto de construir un hogar para niños. El suroccidente de Barranquilla es un territorio de buenas personas que tienen que salir a trabajar y muchos no tienen con quien dejar a sus niños pequeños. Por eso nace esta iniciativa iluminada por Dios”, afirmó el padre Marenco durante visita realizada a las obras de construcción del hogar infantil.
Se trata de la construcción del ‘Hogar Infantil Trupillos de Santa Teresita’ (la santa patrona de la congregación), para atención a la primera infancia de 600 niños de los sectores que abarcan la parroquia Ave María, donde a los pequeños se les brindará atención en salud, alimentación y formación por parte del Bienestar Familiar que decidió apoyar el proyecto.
Rosa María junto a la hermana Francine Adeloui, acuden casi a diario al barrio Los Olivos II para ver el desarrollo de los trabajos de la sede del hogar infantil, que comenzó a levantarse en mayo pasado, con una inversión presupuestada inicialmente de 1.900 millones pesos, recursos obtenidos de actividades como bingos, bazares, rifas y donaciones de la comunidad.
MÁS AYUDA
De acuerdo con las religiosas, las obras avanzan de acuerdo a la disponibilidad del recurso económico. Por eso, la misma estuvo paralizada por un par de meses y restablecida hace poco.
Indica la hermana Rosa María que les hace falta 800 millones de pesos para culminar las obras civiles en su totalidad antes de entregarla al Bienestar Familiar, que será el operador del hogar.
“Nosotros hemos contado con la buena voluntad y los corazones de la gente de la comunidad, pero también de empresarios de la ciudad y sus compañías que nos quieren y nos apoyan, pero necesitamos el recurso económico para avanzar en la terminación de la misma”, apuntó la religiosa quien apeló a la buena voluntad de más personas y empresas que quieran sumarse a la iniciativa.
El ingeniero Gustavo Jiménez es el responsable de la obra, que se levanta en un lote de 900 metros cuadrados, y que correspondía a una vivienda adquirida por las religiosas, quienes también pagaron por el predio, pues este pertenecía a la Alcaldía Distrital.
De acuerdo con el ingeniero Jiménez, el área de construcción corresponde 1.800 metros cuadrados en total, ya que la edificación tendrá dos plantas. En el primer piso funcionarán salones para clases, comedor, cocina, área de labores, baños y un parque de recreación para los niños.
En la segunda planta el hogar infantil tendrá más salones de clases, un área administrativa y un apartamento para residencia de las hermanas con cuatro alcobas. Los dos pisos se comunicarán por medio de una rampa, pensando en la seguridad de los pequeños y de las personas con movilidad reducida.
La comunidad del barrio Los Olivos ha sido fundamental en la construcción del hogar, pues su respaldo y acompañamiento le han dado la seguridad a las hermanas para avanzar en la iniciativa, pero además para ingresar al mismo y movilizarse con seguridad, respeto y admiración.
Miguel Solano, edil de la localidad Suroccidente, destacó la iniciativa de las religiosas y asegura que los miembros de la comunidad y la Junta Administradora Local, no han dudado un minuto en apoya en lo necesario, bien sea en adelantar gestiones y abrirles el camino para que la obra sea una realidad.
“Esta obra es bienvenida a esta comunidad porque los padres y madres de nuestros niños podrán salir a trabajar son la tranquilidad de que sus niños estarán bien cuidados y alejados de cualquier riesgo que pudieran correr al dejarlos solos o al cuidado de personas no idóneas”, apunta el edil.
Del hogar se beneficiarán niños de la parroquia Ave María que atiende sectores del barrio Los Olivos II, Bernardo Hoyos, Villa San Carlos, Los Ángeles 1 y 2, El Golfo y Pradera 2, que fueron inicialmente barrios de invasión que con el tiempo se han ido normalizando.