Exceder el tiempo de exposición a los dispositivos puede llegar a generar secuelas irreversibles. Expertos hacen recomendaciones que no hay que perder de vista.
Las pantallas electrónicas no son malas en sí mismas, lo malo es el excesivo tiempo que se pasa frente a ellas, afirma la American Academy of Ophthalmology.
El Institut Catalá de Retina, de Barcelona (España), afirma por su parte que 7 de cada 10 personas padecen hoy lo que se conoce como ‘Síndrome Visual Informático’ (SVI) y cita un estudio realizado por el Col-legi Oficial d’Optics i Optometristes de Catalunya, según el cual las personas menores de 60 años miran hasta 8 horas diarias estos dispositivos a corta distancia.
Así mismo, los mayores de 60 años pasan casi 4 horas diarias delante de la pantalla y muchos menores de 30 llegan a sumar más de 10 horas, de las cuales 3,5 son mirando el celular, cuando se estima que el máximo recomendable es de dos horas al día.
Este uso desmedido de los dispositivos electrónicos ha desencadenado una serie de consecuencias, que bien vale revisar teniendo en cuenta que el 10 de octubre se celebró el Día Mundial de la Visión. Es que si bien las opiniones no son unánimes, ya que algunos estudios realizados no han permitido precisar la incidencia de las pantallas en la salud de los ojos, especialistas de Coosalud explican que sí hay consenso sobre a qué se exponen si no se hace un uso más controlado de las pantallas digitales, que hoy son un recurso presente en casi toda actividad humana.
LAS CONSECUENCIAS SE VEN
Los efectos de esta sobreexposición a las pantallas pueden ir desde fatiga visual, picor, ojo seco, visión borrosa, enrojecimiento y hasta dolor de cabeza y de los párpados.
Observar las pantallas a una distancia corta hace que sea mayor el esfuerzo para enfocar y esto provoca fatiga visual. Pero hay quienes van más allá y aseguran que esta conducta puede estar influyendo en que se estén disparando en el mundo algunos trastornos de la visión.
Se cree que esto obedece a que observar por largo tiempo las pantallas de los dispositivos, genera un sobreesfuerzo, en especial con aparatos como las tablets y los celulares, que requieren ver a una distancia más corta por el tamaño de su letra y sus pantallas.
Otro aspecto que se debate es el de los efectos de la ‘luz azul’ que emiten estos aparatos, según algunos especialistas, pero en los estudios no se han podido recrear las condiciones de esa exposición, por lo que no hay acuerdo al respecto.
Sin embargo, sí hay efectos que se sienten. Se sabe que permanecer mucho tiempo frente a una pantalla empieza a producir trastornos como la fatiga visual o astenopia, que causa trastornos temporales debido a que los músculos de los ojos realizan un mayor esfuerzo para adaptarse a la pantalla, lo que se conoce como esfuerzo acomodativo excesivo.
En otros casos se produce lo que se conoce como Síndrome Visual Informático (SVI), un conjunto de problemas oculares y visuales que se caracteriza por la aparición de síntomas de fatiga visual tales como tensión, dolor o cansancio ocular, ojos rojos, picazón, lagrimeo, sensación de arenilla o cuerpo extraño, pesadez en los párpados, visión borrosa y/o doble, sensibilidad a la luz y dolor de cabeza, también llamado Fatiga Visual Digital.
Este síndrome es frecuente en estudiantes o trabajadores luego de largas jornadas frente al computador y se estima que es un trastorno que afecta a cerca de 60 millones de personas en todo el mundo.
Otra alteración es la Sequedad Ocular, ocasionada porque al estar demasiado tiempo frente a una pantalla se disminuye el parpadeo que ayuda a lubricar el ojo. En promedio una persona parpadea 15 veces en un minuto, pero frente a una pantalla se fija la mirada y se deja de hacer, algo que se acentúa en quienes usan gafas.
También se sospecha que la luz azul puede afectar más las células de la retina e incidir en la Degeneración Macular Asociada con la edad, que es causada por un daño en los vasos sanguíneos que irrigan una parte de la retina llamada Mácula, que ayuda a que la imagen sea más nítida y detallada. Esta condición, la mayoría de las veces, se da en mayores de 60 años.
Finalmente, algunas investigaciones apuntan a que el uso excesivo de dispositivos electrónicos puede estar incidiendo en el aumento de la miopía, en especial en niños que los usan desde temprana edad, pues se ha observado un aumento del 50 por ciento de la prevalencia de esta enfermedad en los últimos años, especialmente en países desarrollados o en vías de desarrollo.
PARA NO PERDER DE VISTA
En conclusión, es mejor no arriesgar la salud visual y, para ello, el remedio puede estar en sus propias manos acatando los consejos de los especialistas: