La periodista barranquillera Tanya Charry, quien estuvo en el primer show del tour ‘Las mujeres ya no lloran’ en Estados Unidos, revela aquí detalles desconocidos de lo que sucede en el backstage. Dice que quedó «perpleja» al ver que detrás del monumental escenario se mueve otro mundo.

La periodista barranquillera Tanya Charry terminó siendo una de las ‘lobas’ en el concierto que ofreció Shakira, como inicio del tour por Estados Unidos ‘Las mujeres ya no lloran’.

Viajó desde Los Ángeles, donde reside, a Charlotte, ciudad del condado de Mecklenburg, Carolina del Norte, para hacer un trabajo de reportería para el programa ‘El gordo y la flaca’, de Univisión, del que es corresponsal y, sin querer queriendo, fue una de las invitadas para formar parte del ejército de 50 mujeres escogidas (entre ellas la famosa influencer venezolana Lele Pons) que acompañan caminando a la cantante antes de dar comienzo a su show.

“Estar en el grupo de las ‘lobas’  fue a última hora. Para ‘El gordo y la flaca’ estábamos cuadrando para ver en qué momento teníamos chance de entrevistarla. Inicialmente nos dijeron que después de la prueba de sonido, luego que ella iba a descansar un rato, en fin. Fue cuando yo sugerí que por qué no me metían en el grupo de  las ‘lobas. Y así fue’”.

Además de esa fugaz, pero grata experiencia, para lo cual tuvo que colocarse una blusa metalizada y lentes oscuros como las demás, su espíritu combativo y acucioso de buena reportera llevó a Tanya  a meterse en los recovecos del backstage, que hasta entonces ningún periodista se había atrevido indagar, o por lo menos la producción no lo había permitido. Sobre todo, meterse debajo de la gran tarima.

Lograr ese encuentro con Shakira ya se venía “cocinando”, inclusive desde que presentó su tour en Barranquilla, pero como dice Tanya: “las cosas no se dieron como lo esperábamos, lo mismo pasó con otras ciudades colombianas”. Y solo lo logró en Estados Unidos.

“!Debajo de esa tarima se mueve otro mundo! Yo he ido  a muchos conciertos de artistas grandes y he estado en el backstage, pero jamás había visto algo tan monumental como el de Shakira. Ahí están todas las cosas que ella usa en cada canción, van moviendo todo a través de un elevador. Hay como especie de un camino con rieles por el que se desliza un trencito que la lleva hasta el final del escenario; es cuando ella se desaparece al bajar. Todo es en cuestión de segundos”.

Tiene recinto muy bien dotado, con espejos y muebles donde ella misma se maquilla, y tiene un estilista que le arregla la cabellera. Ahí tiene bebidas hidratantes, un aparato que la provee de oxígeno, en caso de que lo necesite, porque su show es de 2 horas y media”.

Dice que también le impresionó el salón del vestuario que funciona, a un lado de la tarima, es como un taller de costura. Sobre todo, la cantidad de gente (son como 10)  que trabaja allí. Es la que se encarga de revisar las prendas que se pone Shakira durante el show. Las arreglan enseguida si se rompen. Igual pasa con los vestidos de los bailarines. “Vi cuando le estaban cambiándoles las suelas a uno de los zapatos de Shakira para evitarle un resbalón porque previa a esa actuación había llovido”.  

Según averiguó @tanyacharry, los equipos pesan 90 toneladas. Cuenta que hacen parte una luces perseguidoras o follow spots, que son focos de alta intensidad dirigidos y contralados que permiten seguir a los artistas en movimiento, creando efectos visuales dinámicos. “En todo México, supe, que de ese tipo de luces solo hay dos, y Shakira utiliza 27 al mismo tiempo, para mantenerla siempre iluminada”, agrega..

Con la intérprete de ‘Waka waka’ y ‘Ojos así’  viajan alrededor del mundo 140 personas, sin contar las que contratan en cada ciudad.

Su equipo se demora un día completo montando el escenario y desarmando solo 3 horas. “En Charlotte, por ejemplo, el show terminó a las 12 de la noche, y ya a las 3 de la mañana los camiones estaban listos para partir a New Jersey, para dos conciertos como parte de su gira en EEUU”.