Con un desfile fue inaugurada en septiembre de 1980 la boutique Pierre Cardin en Barranquilla. Las modelos, encabezadas por la Señorita Atlántico de ese año, Vicky Cárdenas, lucieron más de 50 prendas. (Fotos archivo particular)
En la ciudad, a través de una franquicia, se confeccionaron los diseños del famoso modisto francés para distribuirlos en Colombia. La única boutique en el país, que llevó su nombre, funcionó en el Gran Centro.
Fue Barranquilla la primera ciudad en el país que le abrió las puertas a una de las marcas de ropa más prestigiosas en el mundo, la de Pierre Cardin, quien falleció a los 98 años el 29 de diciembre del 2020.
Si muchos hacen memoria o algunos no saben, en 1980, en la capital atlanticense funcionó por varios años una boutique con el nombre del famoso diseñador francés en el segundo piso del Gran Centro, una moderna edificación de propiedad del ex senador y empresario Juan Slebi, fallecido en 2012.
Así lo recuerda la cuñada del político barranquillero, Elizabeth Quintero de Slebi, quien trabajó en Anabella Fashion, una fábrica de confecciones situada en la zona industrial de Barranquilla, que tenía su propia línea de ropa, pero que allí también se cosían las prendas de Pierre Cardin siguiendo al pie de la letra los patrones de esa marca que “tenían que ser perfectas en su acabado”.
“Como a mí siempre me gustó la confección, entré a trabajar en Anabella por allá en 1978, porque mi esposo Ricardo y su hermano Juan eran dos de los socios.”
Dice Elizabeth que el periodista y escritor Plinio Apuleyo, siendo primer secretario de la Embajada de Colombia en París, sirvió de intermediario para que su amigo Juan Slebi hiciera la negociación con la firma Pierre Cardin para representarla en el país.
Yamile, hija de Juan, nos dijo desde New Jersey, EE.UU, donde hoy vive, que así como Cardin era vanguardista en sus diseños, su papá, también era un hombre visionario. «Siempre pensó cómo introducir la alta costura en Colombia y los centros comerciales en Barranquilla. Al ver mi papá que Bogotá tenía Unicentro, quería que su ciudad igualmente tuviera uno, y así nació el Gran Centro. Es más, la sede de Pierre Cardin en París, debajo de su piso residencial, no era ni la tercera parte del tamaño de la boutique de mis padres».
UNICOS EN COLOMBIA
Emilia Abuchaibe, en ese entonces esposa de Juan Slebi y quien administró la boutique, nos contó desde Chicago, EEUU, donde reside, que la franquicia se hizo a través del representante del diseñador porque éste nunca pudo venir a Barranquilla. “Asistí a varios de sus desfiles en París para conocer de primera mano la moda y estar al día con las tendencias”.
“Las telas, como seda, lino y paño, que utilizábamos para la confección las comprábamos en Italia en una reconocida fábrica. En la boutique se vendía exclusivamente ropa femenina. Desde trajes de baño, chaquetas, vestidos, pantalones con sus respectivas correas con hebillas que llevaban la sigla del diseñador”, afirma Emilia.
Accesorios como zapatos, carteras, billeteras, bufandas con el sello Pierre Cardin los traían los Slebi para venderlos también en la boutique.
Asegura que “la ropa que se hacía para la prestigiosa marca solo se vendía en el almacén de Barranquilla, porque en las otras ciudades de Colombia teníamos representantes para que las distribuyeran en el país. Allí, en el Gran Centro presentábamos dos colecciones al año con grandes desfiles para mostrarles la moda a dichos representantes”.
LOS DESFILES
La inauguración de la boutique fue en septiembre del 81 y la bendición estuvo a cargo de monseñor Víctor Tamayo.
Con la asistencia de un grupo de selectos invitados, fue presentado el primer desfile bajo la coordinación del diseñador Federico Molinares, quien trabajó en el departamento de diseño de Pierre Cardín. Las prendas de la colección las lucieron en la pasarela 10 de las más destacadas modelos locales de la época entre ellas Vicky Cárdenas (quien ostentaba el título de reina de belleza del Atlántico) Marina Garzón, Tatiana Díaz, Rita Bendeck, Lidia Buendía, María Isabella Rincón, Lía Romano y Nora Ballestas.
“La apertura fue por todo lo alto, pues luego del desfile, que se realizó en la puerta del centro comercial, fue ofrecido un coctel-bufet a los invitados. Años después las pasarelas se hicieron en el gran salón del Hotel El Prado a favor de obras sociales”, dice Molinares, quien afirma que “la primera modelo de la marca en Colombia fue la barranquillera Marlene Henríquez, quien no pudo estar en la inauguración porque estaba en Italia, donde era la modelo de tallaje del diseñador Emilio Pucci”.
BOCETOS EN MANO
“En Anabella Fashion se confeccionaba todo y las prendas llevaban la marquilla de Pierre Cardin. Los patrones o moldes se revisaban, pero teníamos libertad en eso aquí para adaptar la moda para Colombia. Inicialmente la botonería se traía de Nueva York, donde después compramos una máquina italiana para hacerlos en la fábrica”, apunta Elizabeth.
Recuerda que ella terminó siendo modelo de tallaje, porque era talla ocho. “A los pantalones se les sacaban el molde, yo me los medía y todas las correcciones se hacían sobre mi cuerpo. Se tenía el cuidado, de que dependiendo de la tela, porque se comporta diferente, el corte de un slack tenía que tener un molde distinto”.
“Estando en la fábrica de confecciones monté un departamento de tintorería, donde se teñían las medias veladas de acuerdo al color de los vestidos, para los desfiles que hacía Anabella Fasfion”, comenta Elizabeth, quien reconoce que en la boutique Pierre Cardin las clientas eran de la alta sociedad, era el boom del momento lucir las prendas de quien fue considerado el padre del prêt-à-porter.
“A nosotros no solo nos enviaban desde París los patrones, sino catálogos para observar la moda”.
Llegó un momento que en la fábrica de confecciones no daban abasto con la producción. Muchos de los diseños tuvieron que ser elaborados en la empresa de Toby Setton, quien fue el hombre que cosió las primeras prendas colombianas que desfilaron en pasarelas internacionales. Por eso, no en vano Barranquilla es considerada la pionera de la moda en Colombia, donde años después comenzó a aflorar el talento de modistos locales que hoy tienen prestigio.
“Fue un privilegio haber trabajado en la confección para Pierre Cardin desde acá. Hoy, en cambio, los diseñadores colombianos tienen que ir al exterior para estar al día con las tendencias y ver de primera mano lo que hacen los maestros de la alta costura”.