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Intimidades de un espectáculo que marcó la pauta en la virtualidad y que fue visto en el mundo entero rompiendo récord de audiencias.
Los detalles y costos de un concierto sin afluencia de público, transmitido desde un espacio abierto, no son tan sencillos, ni baratos como muchos creen.
Con la autorización de los promotores del concierto de fin de año de Silvestre Dangond, en el cual tuve la fortuna de trabajar, compartiré detalles inéditos de ese, que fue considerado el evento virtual del año por su contenido, producción técnica, personas conectadas y lugares a los que llegó.
Lo primero es que para un evento sin presencia de público se siguen la mayoría de los trámites que para un evento presencial. Hay que elaborar y cumplir un plan de contingencia que debe presentarse a las autoridades solicitando su aval previo el pago de algunos servicios, como el de ambulancia, por ejemplo.
Adicional y debido a la situación económica hay que presentar un plan o protocolo de bioseguridad que no es nada barato llevar a la realidad. El mismo incluye la compra y el alquiler de equipos e insumos.
POR LA VIDA
Personas con estricto sentido de la responsabilidad en salud como los propietarios de La Caja de Música Live y Silvestre Dangond van más allá y exigen y pagan las pruebas rápidas, las cuales en este caso se practicaron a 200 personas que estarían dentro del área cerrada de trabajo, el día 30. Dangond, sus músicos y el personal que estuvo más cerca, se practicó ocho días después, como medida de prevención, una nueva prueba.
El uso de mascarillas, el lavado y desinfección de manos, la toma de temperatura y el distanciamiento social fueron una constante desde el día que se inició el montaje y adecuación del escenario. Adicionalmente, todas las áreas semicerradas como camerinos y tarima, fueron desinfectadas con procedimientos profesionales, el día del concierto.
Para desestimular la posible presencia de curiosos, con dos días de anticipación, se hizo uno de los más grandes y profesionales cerramientos con mallas de 2 metros de altura forradas con polisombra, y con vallas de contención. El mismo día, y siguiendo las indicaciones de Tránsito se cerraron filtros a la altura de la Vía 40 y la carrera 65. Los barranquilleros respondieron a la solicitud del artista de quedarse en casa, y por la zona, no pasó ni una mosca.
EN GRANDE
Para mantener el distanciamiento, se montaron camerinos semicerrados, más de los que se hubieran montados en un evento presencial; lavamanos portátiles que no se usan en Barranquilla, adicionales a los dispensadores de gel y alcohol.
Seis mil metros tenía el espacio donde se desarrolló el evento, con una tarima de 20 x 20, 6 camerinos que ocupaba 192 metros del terreno y una extensa área verde para moverse tranquilamente los 30 técnicos de tarima, los 12 de televisión, los 20 músicos de Silvestre, 10 personas del Team Silvestre, el maestro Aníbal Velásquez y sus cuatro acompañantes, los 20 bailarines de la Corporación Cultural Mónica Lindo, las 4 personas de efectos especiales, 10 logísticos internos, 4 paramédicos, 4 técnicos de internet y 4 autoridades de control. Esto quiere decir que cada persona podía disponer de 50 metros para ella sola, en caso de que se hubiese requerido.
En la parte externa y alrededores, hicieron presencia 100 logísticos y 100 policías
Para que un concierto sea virtual necesita, además de todo lo que necesita un concierto presencial, tener una plataforma para transmitirse que sea robusta, y un internet de alta velocidad y seguridad.
OTROS DATOS QUE NO SE VEN
El equipamiento técnico que llegó de Medellín fue traído en 8 camiones. Ya pueden imaginar la carga utilizada en un concierto virtual.
En los cerramientos se utilizaron 545 metros de mallas eslabonadas, 220 vallas de contención
Se alquiló un baño de lujo y cinco baños portátiles, tres lavamanos y 6 dispensadores de gel.
Silvestre ofreció a sus músicos y equipo técnico una cena especial preparada por Guillo Mendoza.
Un efecto de globos blancos en homenaje a los fallecidos por Covid no pudo salir al aire, porque la brisa fue más rápida que los camarógrafos. Afortunadamente las velas que hubo que colocar en tres minutos en el escenario se mantuvieron encendidas.
Tres soportes técnicos de internet estuvieron atentos a que la señal “no se cayera”, pero las fallas se dieron. Todavía no estamos preparados para una conexión masiva.