Sonia Gedeón
Columnista / 13 de febrero de 2021

Ermita, un viaje al origen

Los exportadores de flores colombianas están ilusionados con las ventas que les puede traer la celebración de San Valentín y los hoteleros de Cartagena abrigan la ilusión que las parejas celebren su amor como aquellos que arrastra la historia, un buen ejemplo de los cuales es el del cuatro veces presidente de Colombia, Rafael Núñez, y Doña Soledad Román, en la placidez del barrio El Cabrero, entre palmas de cocoteros y el rumor del mar.

Cartagena necesita tener sus callecitas llenas de parejas enamoradas, paseando en coche, caminando sobre la arena a la orilla del mar o simplemente contemplando la puesta del sol desde la intimidad de una garita.

La oferta hotelera de Cartagena es extensa dentro de los muros añejos de la ciudad amurallada o frente al mar Caribe en Bocagrande, en la Zona Norte y ahora también en El Cabrero con la llegada de Ermita, el primer hotel Marriott en la ciudad, a solo 5 minutos a pie de La Serrezuela, el nuevo símbolo arquitectónico y comercial de la ciudad.

Ermita es parte de Tribute Portfolio, la familia de hoteles independientes con identidad propia que acoge la marca por su historia, arquitectura, diseño y hospitalidad.

Cuando hablo de la historia de Ermita y vuelvo la mirada atrás retrato el arribo de mi abuelo, Asís Gedeón, quien fue un inmigrante libanés que llegó a Colombia a principios del siglo pasado huyendo del dominio Otomano irónicamente con pasaporte turco, lo que le ganó a él y otros miles por varias generaciones el remoquete de turcos en esta tierra colombiana.

El abuelo Asís, quien llegó a Barranquilla, puerta de entrada de las grandes migraciones de este país, vino a Cartagena buscando el olor salitroso del mar y se encontró con que los primeros asentamientos le daban la espalda al mar, a ese mar que de alguna manera lo conectaba con su tierra.  Después de vivir las primeras décadas de su estancia en Colombia en el Centro amurallado, donde inició una próspera fábrica de confecciones, decidió ya casado, con dos familias amigas, los Yabrudy y los Dáger, ordenar al prestigioso arquitecto francés Joseph Martans construir tres casas de habitación de idénticas características y del más puro estilo republicano en El Cabrero, frente al mar, desafiando las costumbres de la época.

La dicha le duró poco. Con la gran depresión de 1929, perdió la casa de sus sueños. La misma fue recuperada años después por Roberto, uno de sus siete hijos allí nacido, ya no como vivienda familiar sino para albergar Gema Tours, la que ocupó la casa por 25 años hasta dar paso a este acogedor proyecto hotelero de 98 habitaciones, que cuenta en su identidad una historia morisca en su más pura esencia.

Desde que uno traspasa la puerta, se percibe ese encuentro de dos culturas que lograron entrelazarse en una sola y que habla de la generosa y cálida hospitalidad que caracteriza al inmueble. Así lo define Roberto Asís, el bisnieto de Asís, bajo cuya dirección estuvo la conceptualización y desarrollo de este hotel pensado para las nuevas generaciones de viajeros lifestyle que buscan experiencias sensoriales en ambientes bioseguros, a partir de su espíritu libre e independiente.

Hoteles como Ermita son creados para viajeros que se definen a sí mismos como ciudadanos del mundo que buscan conectarse con cada destino, siempre con un gran sentido de pertenencia, personas que quieren algo más, valoran la mística de los lugares y la necesidad de las relaciones humanas.

Hoy, luego de una profunda restauración, en el que expertos artesanos le devolvieron el esplendor a sus muros robustos, de espaciosos ambientes de doble altura por donde corre la brisa fresca que viene del mar, Ermita invita a la contemplación y el relax, en su acogedor patio con marcado acento andaluz, en la piscina o en su terraza mirador, un espacio soñado para una boda o simplemente para contemplar la hermosa paleta de colores de los atardeceres del Caribe en cualquier época del año.

Ermita, como la definió Juan Gossain, es un punto de encuentro que acoge por igual a los locales y a los viajeros del mundo, y enaltece esa mezcla de culturas que acogió el Caribe como propias. Eso es palpable no solo en su decoración, sino también en su gastronomía, donde el restaurante Señora Ayda, es un homenaje del nieto a su abuela, a esos recuerdos de infancia donde la abundancia en la mesa y la casa abierta a los amigos son un tributo al compartir, muy propio de la cocina árabe-mediterránea, una de las más apetecidas del mundo por su variedad y excelencia gastronómica. En Cartagena te esperamos para celebrar la vida y el amor. Ermita acoge a las parejas, a los amigos y a las familias, cualquiera que sea el motivo de su viaje. Cada habitación fue diseñada con esmero para descansar y amar, con un toque de sofisticación y elegancia, propios del buen vivir. Ahlan Wa Sahlan

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