El Bando es una proclama que se hace pública para comunicar a la colectividad una o varias normativas. Coronación es el acto por el cual se impone un símbolo de soberanía. En la parafernalia del Carnaval de Barranquilla en la época reciente, estos han sido dos espectáculos artísticos que convocan a gran cantidad de personas, que generan gran goce y que mueven la economía.
El primero suele suceder por los días cercanos al 20 de enero, en una tradición de la fiesta heredada de Cartagena que da inicio oficial al precarnaval.
La coronación, en los últimos años, suele realizarse dos o tres días antes de la Batalla de Flores con la intención de que el espectáculo que ello impone sea visto en vivo y en directo por un mayor número de turistas.
Sin embargo, para muchos era inexplicable que una reina sin corona ordenara y mandara durante algo más de un mes, y se había generado una tímida corriente de opinión que mostraba su preferencia por unir ambos eventos y realizarlos en el mes de enero.
El alcalde Jaime Pumarejo, el pasado martes, inició una alocución ponderando los resultados positivos de Barranquilla con respecto a la vacunación y el autocuidado –lo que la muestra como modelo mundial con bajos índices de contagio, pocos fallecimientos, baja ocupación de UCIs y una ciudad fortalecida en su sistema de atención hospitalaria, en franca recuperación económica–, para terminar diciendo que cancelaba todos los eventos de precarnaval, incluyendo El Bando, a manera de prevención. En el mismo escenario comunicó que el partido por un cupo al Mundial entre la Selección Colombia y la del Perú estaba autorizado con aforo completo.
DOS EN UNO
Pocas horas después, Carnaval de Barranquilla S.A., uno de los operadores de la fiesta patrimonial más importante de Colombia, expidió un comunicado anunciado que Bando y Coronación serían un solo espectáculo sin fecha, en ese momento, definida. Hoy se sabe que será el jueves 24 de febrero.
Las dos noticias se hicieron públicas sin haberlas comunicado antes ni a la reina, ni a las coreógrafas encargadas de los espectáculos, ni a los bailarines que participarían de ellos.
En la noche de ese martes, Valeria Charris expidió un comunicado en el que indicaba que lo más importante es la vida y que “los barranquilleros sabemos sobreponernos ante la adversidad. Sacamos fuerza de lo más profundo de nuestro ser por más difícil que sea la batalla”. Y esa fuerza es la que ella, Mónica Lindo y Juliette De Alba le impusieron a una maratónica tarea de reconstrucción creativa en la que estuvieron este viernes, para proponer un show diferente a los que habían pensado, propuesto, trabajado y ensayado durante meses.
Conceptualmente ambas coreógrafas tenían propuestas completamente diferentes que era imposible fusionar, como folclóricamente se alcanzó a hablar. Ambas, por los tiempos de entrega diferentes, tenían distintos avances en sus trabajos que no sólo involucran a bailarines, músicos y artistas. También a costureras, diseñadores, personal de producción técnica, creativos, artesanos. Pero gracias a su profesionalismo, en tiempo récord, 8 horas, lograron diseñar un nuevo show que en la noche de este viernes fue entregado a Carnaval para su aprobación y para que proceda a conseguir los recursos necesarios para su realización.
MULTIPLES AFECTACIONES
Juliette, quien había presentado y ganado la propuesta de Bando con el nombre de “Mestizaje: historia de un patrimonio” que hace alusión a la génesis de la Cumbia, reina de todos los ritmos del Caribe colombiano, nacida de los aportes indígenas, negros y españoles, siente que “con las condiciones actuales de salud que está viviendo el mundo entero cualquier cosa ha de esperarse en los diferentes escenarios de la vida, aunque no sea fácil digerirlo, pues desearía uno hacer todo en condiciones normales”
Por su parte, Mónica Lindo, escogida por Valeria para realizar su coronación con un espectáculo que ella denominó “Carnaval de emociones”, afirma que “si la decisión de unir Bando y Coronación obedece a una coyuntura ocasionada por la pandemia mundial, se asume, se apoya, se comparte y se proporcionan salidas que pueden resultar en una puesta en escena diferente”.
Lo que la tiene “indignada” es que la decisión de cancelar los eventos de precarnaval solo afecte a lo cultural y se permita la realización de un partido de fútbol que congrega más personas.
“Es una decisión que refleja una vez más el poco aprecio y valor que se le da al arte y la cultura. La poca importancia que se le da al oficio del artista escénico, a los bailarines, a los músicos, a los diseñadores, a los modistos, a los artesanos, a los productores técnicos y a todas esas personas que participan de los espectáculos o están detrás de escena”, dice con mucha nostalgia.
Para ambas, la inesperada decisión de suspender El Bando y la posterior decisión de unirlo con la Coronación para un solo espectáculo, las afectó. Esas afectaciones pasan por el sentimiento de impotencia, por la pérdida de tiempo, sudor, lágrimas, ensayos, ilusiones, sueños. Perjudica a los artistas y a todo el sector creativo, hace daño a la reactivación económica. Pero ambas, como lo expresó la reina, se levantan del golpe y vuelven a soñar y crear y a presentar una propuesta novedosa, con la fe de que sí se hará realidad.
