Zaida Armesto, es hasta ahora, la única mujer que trabaja como conductora de bus en Transmetro.
Esta barranquillera encarna lo que muchas mujeres quisieran ser, pero que pocas se atreven. Ella es, actualmente, la única mujer que opera un articulado de Transmetro.
Cuando Zeida Armesto se separó de su esposo le tocó asumir el rol de padre y madre de un pequeño niño, y sabía que las cosas no serían fáciles para ella por lo que tendría que trabajar a sol y sombra para sacar a su hijo de tres años adelante.
Tenía un carro que comenzó a utilizar como medio para transportar a varias jóvenes que trabajan en turnos por las noches. Una amiga que trabajaba en Metrocaribe, empresa concesionaria del Sistema de Transporte Masivo Transmetro, le manifestó que en esa compañía habían abierto una convocatoria para capacitar a mujeres transportadoras de buses y le propuso que aplicara. Zeida aceptó y le entregó su hoja de vida.
Después de unos días la llamaron para una prueba de manejo, que fue aprobada. Desde entonces, hace cinco años, esta mujer ha pasado por el volante de busetas, buses padrones y articulados, recorriendo Barranquilla para movilizar a miles de usuarios cada día, y también al personal del Sistema que trabaja por turnos.
Manifiesta que cuando ingresó al trabajo fue difícil porque, si bien sabía conducir un bus, era la primera vez que llevaba sobre sus hombros la responsabilidad de transportar pasajeros.
“Los primeros días fueron terribles, sudaba como ‘olla de guarapo’ de los nervios que tenía, y era duro porque cuando madrugaba me tocaba dejar a mi niño solo en la casa. No dejaba de pensar en el él hasta la hora que terminaba mi primer turno, me iba corriendo para alistarlo y llevarlo a la guardería hasta en la tarde. Por fortuna ahora tengo quien me lo cuide, ya él está grandecito, y eso me tranquiliza mucho”.
Dice que la acogida entre las directivas de la empresa y el personal masculino encargado del transporte fue amigable y comprensiva con ella. “Los otros conductores decían que no iba a aguantar un mes, pero aun así me acogieron, me enseñaron cómo es tratar con los pasajeros conflictivos, cómo actuar ante un accidente o percance, y cada duda que tenía era resuelta por todos, estaban y están pendientes de mí y son comprensivos cuando he tenido algún tipo de impase”.
Otra de las pruebas que le tocó afrontar fue con los pasajeros, pues al comienzo algunos preferían irse en otro bus cuando observaban que quien conduce era una mujer. Quizás por temor o agüero, pero dice que con el pasar de los días la gente se fue acostumbrando y ya hoy ven normal que una mujer esté frente al volante de un bus de Transmetro.
Una de las cosas más satisfactorias de su trabajo es el reconocimiento de sus jefes y compañeros por la valentía suya de afrontar este reto y de mantenerse firme durante cinco años, y por el orgullo que su pequeño hijo siente de ella.
“Mi hijo se la pasa contándole a sus amiguitos que su mamá maneja el bus más grande que tiene Barranquilla, a veces me dice que quiere acompañarme en un recorrido, pero eso no puede ser. Dice que quiere aprender a manejar un bus como yo. En ocasiones ha viajado en mi mismo bus, pero va acompañado de otra persona y viajando como un pasajero más. Pero no puede ir a mi lado, ni hablando conmigo”.
Asegura Zeida que de los tres tipos de buses del Sistema, el articulado es el más fácil porque es automático, pero dice que cuando le toca subirse a uno debe “cambiar el chip” porque el sistema de redes es diferente. “Cuando necesitas darle en rever a la izquierda debes mover el timón hacia la derecha y viceversa. Por es que hay que cambiar el chip”.
Con ella eran dos damas las que a diario trabajaban por la ciudad conduciendo los buses del Sistema, sin embargo su compañera dejó el trabajo hace pocos días, y desde entonces es la única mujer que labora en ese cargo en la empresa.
“La jefa de nosotros dice que cree en las mujeres porque son capaces, responsables y echadas para adelante”, asegura Zeida.
Durante los cinco años que lleva Zeida frente al volante de estos buses no ha tenido ni un accidente ni incidentes graves, su jefa, Ana María Vega, la pone de ejemplo y aunque ella quiere que más mujeres sean conductoras del Sistema, Zeida dice que hay muchas mujeres capaces, pero que a lo mejor les da temor del qué dirán porque las puedan tildar de poco femeninas.
“Pero además este oficio requiere de una rigurosa disciplina, porque si estás madrugando no debes trasnochar, si estás haciendo turnos debes descansar mucho, no consumir alcohol y estar siempre disponible”.
Trabaja en turnos de madrugada, en estas ocasiones está abordo desde las cuatro de la mañana. Primero debe llevar a sus demás compañeros a las estaciones correspondientes y después regresar a ocupar el rol de movilizar pasajeros. Cuando está de noche le toca llevar a los compañeros que salen con ella, y llega a su casa promediando la una de la mañana.
Asegura que para esta asignación, el conductor elegido, aparte de la disponibilidad, debe tener un tipo de licencia C3, y tener su propio vehículo para que regrese a su casa después de dejar el bus en el parqueadero.
Para Zeida esta ha sido la mejor experiencia en su vida en muchos aspectos porque Metrocaribe es la primera empresa en la que ha trabajado, la que le dio la oportunidad de sacar a su hijo adelante y de descubrir que era capaz de hacer algo que nunca le había pasado por la mente.
Dice sentirse agradecida, segura y contenta con el personal de la empresa, sus jefes y compañeros porque la han hecho sentirse bien, y todo el tiempo están pendientes de ella.
“Esto es lo mejor que me ha podido pasar en mi vida, y por ahora no pienso hacer otra cosa diferente a conducir un bus de pasajeros de este Sistema de transporte”.