Estas crugientes croquetas de pescado pueden colocarla sobre una cama de lechuga al lado de la salsa que a cualquiera provoca.
Hola, queridos lectores. A ustedes ya les he dicho que me encanta perseguir revistas de cocina,soy de las que recorto de los periódicos los temas de cocina, restaurantes, recetas y obra y vidade los famosos chef. Para mi la cocina es alegría, unión de familia, compartir entre amigos.
Les cuento que en la ciudad de Medellín, se realiza cada mes un programa de turismo desdehace muchos años, bautizado con el nombre de «Mercado de San Alejo», ustedes saben queantiguamente en las casas grandes existía un cuarto donde iban a parar todos los chécheresviejos, un cuarto al que llamaban, «el cuarto de San Alejo».
Pues en este mercadillo hay de todo.¿Y adivinen? me he comprado un libro que es como una cartilla de estudio y cuya autora es unamonja, la Hermana Bernarda. Publicación que me llamó mucho la atención porque tanto monjas, como monjes religiosos, han tenido la fama de una deliciosa, exquisita y pulcra cocina.Es una edición argentina, lo que me hace pensar que la monjita es de la ciudad del tango. Y de aquí he sacado una sencillísima receta que aquí, tierra del buen pescado, podemos hacer con facilidad. La cocina conventual es de tradición.
INGREDIENTES
250 – gr de papas peladas, hervidas y pisadas.
200 – gr de pescado del que quieran, preferible los blancos.
1 – huevo
perejil – sal – pimienta – aceite de oliva
PARA LA SALSA: mayonesa, limón, ralladura de jengibre, aceite de oliva.
PREPARACIÓN
Hervimos el pescado, lo dejamos enfriar y lo vamos a desmenuzar con mucho cuidado y bien finito. Mezclamos el pescado desmenuzado con las papas pisadas, con el huevo y el perejil bien menudito. Hacemos bolitas pequeñas, las pasamos por la harina y las freímos en el aceite bien caliente. Mezclamos todos los ingredientes de la salsa. Hacemos una cama de lechugas si queremos, o simplemente untamos el fondo del plato en donde las vamos a poner con la mayonesa de jengibre ycolocamos todas las bolitas de pescado.
Es una receta muy fácil, económica, saludable, que sirve para todo, un almuerzo ligero, una tarde de té o unos ricos bocaditos para recibir invitados…. Y lógico con un buen vino blanco.