Enredad@s / 3 de mayo de 2025

Duolingo y el futuro del trabajo: la inteligencia artificial reconfigura el empleo humano

Romario Quintero

Esta plataforma para el aprendizaje de idiomas ha visto un incremento en el valor de sus acciones, que han subido un 68% en el último tiempo.

En pleno siglo 21, la inteligencia artificial ha dejado de ser una promesa lejana para convertirse en un actor protagónico en las dinámicas laborales y económicas del planeta.

Desde asistentes virtuales hasta algoritmos que crean contenido, la IA no sólo ha irrumpido con fuerza, sino que ha comenzado a redibujar las reglas del juego en las organizaciones más innovadoras del mundo.

Una de ellas es Duolingo, la plataforma de aprendizaje de idiomas con más de 500 millones de usuarios en todo el mundo.

Su fundador y CEO, Luis von Ahn, sorprendió recientemente al anunciar un cambio estructural dentro de la compañía: Duolingo dejará de incorporar contratistas externos para tareas que puedan ser ejecutadas por inteligencia artificial.

En una carta interna, luego compartida públicamente en LinkedIn, el ejecutivo explicó que esta decisión obedece a la necesidad de poner a la IA en el centro del modelo de negocio. Y con esta frase, abrió una puerta que muchos sectores aún temen cruzar.

«La inteligencia artificial ya está cambiando la forma de trabajar. No es cuestión de si ocurrirá o cuándo. Está sucediendo ahora», escribió von Ahn.

UNA TRANSFORMACIÓN SILENCIOSA PERO IRREVERSIBLE

Lo que Duolingo propone es una transformación progresiva, no un giro abrupto. El cambio será gradual, pero firme: cada equipo evaluará qué procesos pueden ser automatizados, y solo podrá crecer en personal humano si demuestra que no existen alternativas tecnológicas viables.

Además, las nuevas contrataciones serán evaluadas no solo por sus competencias tradicionales, sino también por su capacidad de entender, usar e integrar herramientas de IA.

Pero la estrategia no se limita a eso. El uso de inteligencia artificial se convertirá en un criterio clave en las evaluaciones de desempeño. En otras palabras, no se premiará solo la productividad o los resultados, sino también el grado de adaptabilidad y aprovechamiento de las tecnologías emergentes. Quienes dominen la IA estarán en ventaja, y quienes la ignoren, corren el riesgo de quedar rezagados.

La visión es clara: liberar a los trabajadores de tareas repetitivas o mecánicas para que puedan concentrarse en problemas complejos, decisiones estratégicas y labores creativas, aquellas donde el ingenio humano sigue siendo insustituible.

DEBATE DE FONDO: ¿SEREMOS REEMPLAZADOS O POTENCIADOS?

La decisión de Duolingo reaviva un debate crucial: ¿la inteligencia artificial sustituirá a los trabajadores o los complementará? La respuesta, aunque aún en construcción, parece inclinarse por un punto intermedio.

Según un informe del Foro Económico Mundial, la automatización destruirá alrededor de 85 millones de empleos en el mundo para 2025, pero al mismo tiempo creará 97 millones en sectores que requieren habilidades tecnológicas, pensamiento crítico y creatividad.

El problema no es la tecnología en sí, sino la velocidad de adaptación. Las personas que logren desarrollar competencias digitales y pensamiento innovador tendrán mayores oportunidades. Pero para quienes no acceden a formación continua o herramientas adecuadas, el cambio puede resultar excluyente.

En ese sentido, Duolingo ha prometido capacitación, mentoría y acceso a recursos para que sus empleados se adapten al nuevo contexto. Esta apuesta por una transición responsable, sin dejar a nadie atrás, podría marcar un precedente en el manejo ético de la automatización laboral.

UNA MIRADA A LAS TRANSFORMACIONES GLOBALES

Duolingo no está sola en este camino. Gigantes tecnológicos como Microsoft, Google, Amazon y Meta también están integrando la inteligencia artificial en sus procesos internos. Algunas han optado por automatizar la atención al cliente, otras por reemplazar procesos editoriales o incluso análisis de datos. En todos los casos, el objetivo es el mismo: aumentar la eficiencia, reducir costos y acelerar la innovación.

Sin embargo, esta transición no está exenta de dilemas. La velocidad con la que avanzan las tecnologías supera muchas veces la capacidad de adaptación de las políticas públicas, los sistemas educativos y las regulaciones laborales. ¿Quién protege a los trabajadores desplazados? ¿Cómo se reentrena a un empleado en plena madurez laboral? ¿Qué papel debe jugar el Estado?

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha alertado que sin una gobernanza clara, la automatización podría aumentar las brechas de desigualdad en lugar de cerrarlas. Las empresas, por tanto, deben asumir un rol de corresponsabilidad social, asegurando que el desarrollo tecnológico no implique despojo, sino evolución compartida.

MÁS ALLÁ DEL MIEDO: ADAPTARSE PARA NO DESAPARECER

El miedo al reemplazo tecnológico es real. Pero quedarse inmóvil frente al cambio puede ser aún más perjudicial. Las organizaciones que abracen la IA de manera ética y estratégica, potenciando las habilidades humanas en lugar de desecharlas, serán las que lideren el futuro.

Y es que en medio del torbellino de la transformación digital, una verdad permanece: las máquinas pueden aprender, pero los humanos aún sueñan, crean y conectan con propósito. En esa combinación radica el verdadero poder del futuro.

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