Juan Alejandro Tapia
Columnista / 22 de junio de 2024

El ‘profe’ Vélez

Los periodistas se han convertido en el blanco favorito del paredón de fusilamiento de las redes sociales. Tras la llegada al Palacio de Nariño del primer presidente de izquierda, la polarización ha afectado como nunca antes el ejercicio de esta profesión. Los nombres de Vicky Dávila, Daniel Coronell, Néstor Morales, Gustavo Gómez o María Jimena Duzán aparecen a diario en los listados de tendencias por sus posiciones frente a las políticas y la figura de Petro. En este escenario resulta pintoresco que la aversión por un analista de fútbol reúna a críticos y defensores del gobierno y acapare la irascibilidad nacional: Carlos Antonio Vélez.

La final de la Liga, que coronó al Bucaramanga después de 75 años de vitrinas vacías, fue la llama que hizo explotar un barril de pólvora acumulada desde finales de la década del 80, cuando el estilo de Vélez adquirió relevancia en las grandes cadenas de radio a la par con el despuntar del fútbol colombiano con Francisco Maturana a la cabeza. La defensa en ‘linea’, una manera de jugar basada en hacer caer al rival en fuera de lugar una y mil veces durante cada partido, significó una revolución táctica no solo en las canchas, sino en los micrófonos.

Anquilosados en el modo tradicional de defender, es decir, líbero y stopper, fueron muchos los jugadores que no pudieron dar el salto de calidad para enfrentar los retos de lo que ya empezaba a calificarse de «fútbol moderno». Pero no solo ellos: para los periodistas representó dejar atrás el análisis minimalista de lo que sucedía en el terreno, mezcla de conocimiento empírico e instinto, por el rigor académico que exigía el nuevo método. Algunos pudieron seguirle el paso a Vélez, que a comienzos de los años 90 publicaba su libro ‘Fútbol hoy, ¿qué es y cómo se juega?’ con los secretos de la defensa en ‘línea’. Otros no lo hicieron, y perdieron espacio en los medios de comunicación.

Gracias a ese estilo de catedrático que marca distancia de su audiencia desde el púlpito de la cabina radial, con terminología propia de un director técnico y no de un periodista, surge el apelativo de ‘profe’ que lo acompaña todavía. Los triunfos de la Selección, que clasificó a tres mundiales seguidos en esa década, y hablar el mismo idioma de sus entrenadores, Maturana y Hernán Darío Gómez, validaron su forma de comentar y no tardaron en aparecerle discípulos. Otros pioneros del análisis táctico fueron Wbeimar Muñoz e Iván Mejía, pero no construyeron una escuela en torno a su nombre como Vélez.

Al menos dos generaciones de periodistas lo han tenido de guía o asimilaron sus conceptos mientras escalaban peldaños en sus carreras. No por ello comparten con su mentor la personalidad narcisista, el desprecio por las opiniones distintas a la suya y el servilismo con los poderes económicos, pero escucharlos desmenuzar un partido o el rendimiento de un equipo es, también, oír el eco de Vélez en su formación. Ha sido tanta su influencia, incluso, que restó protagonismo al papel del narrador y llevó al analista a ocupar el rol protagónico dentro de la transmisión, lo que solo ocurre en Colombia.

Para los aficionados tampoco ha sido sencillo. Hoy, en cualquier conversación entre amigos, resultan de uso frecuente términos y conceptos que hace cuarenta años no aparecían en el vocabulario de nadie: agrande y achique, reducción de espacios, referencia de área, marcación zonal, presión alta, en fin. Ha sido la gran victoria de Vélez, pero también el verdadero motivo de la inquina hacia él: quitarle el fútbol a la gente, volver una ciencia el único tema en el que todos nos sentíamos con libertad de opinar.

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