Nuestra Gente / 22 de julio de 2023

Historia de la librería que está en plena vía pública, a la espera de un buen lector

Vilma Pacheco también aprovecha para hojear algunas de las obras que hacen parte del estante ‘Librería del buen lector’, mientras llega la clientela.

Miguel Utria

”Librería del buen lector” se llama el estante que hace 20 años Balmiro Ospino le dejó como legado a su viuda, Vilma Pacheco. El establecimiento, que está a la intemperie, se ha convertido en el sitio obligado de lectores, docentes y estudiantes. 

Subiendo por una de las aceras de la Avenida Olaya Herera, antes de llegar a la calle 93, a las afueras de una plaza comercial de Barranquilla, en plena vía pública, funciona, desde hace más de 20 años un estante repleto de libros y detrás del mismo una interesante historia.

Se conoce con el nombre de ‘Librería el buen lector’, fundado por el desaparecido ciudadano Balmiro Ospino, más conocido como Johnny, cuando corría el año 1998. Hoy es atendido por Vilma Pacheco, la viuda del fundador.

En ese entonces, con el afán de crear un espacio o actividad que le proveyera de recursos para atender a su esposa y tres hijos, salió un día con un libro en la mano con el fin de venderlo. Y llegó al sitio antes mencionado por convertirlo en un corredor obligado de estudiantes y docentes.

Libros de literatura, de cocina, cuentos infantiles, novelas y poemarios, entre otros, tatnto nuevos como de segunda, son los que ofrece esta «biblioteca» en plena vía pública.

Al día siguiente llegó con cuatro o cinco obras y se paró en el mismo sitio, y “como él era un hombre culto, bien hablado y conversador le hablaba a los estudiantes, y ellos comenzaron a interesarse por títulos de libros para sus estudios y comenzó a traérselos. Así comenzó todo”, cuenta doña Vilma, mientras atiende a uno de sus innumerables clientes.

Con el paso de los días el puesto de Balmiro se convirtió en paso casi que obligado de estudiantes y profesores que necesitaban un texto determinado; él los encargaba y los tenía en menos de 24 horas.

“Cuando llegaban a buscar el libro encargado y no había llegado, lo iba a buscar y lo llevaba a la casa del cliente, porque él decía que al cliente no se le podía quedar mal”.

Dice Vilma que muchos de sus clientes llegaban ciertos días y hacían debates sobre libros con su esposo porque, a él le gustaba mucho la lectura, y de cada libro que vendía tenía algún conocimiento.

“En cada persona hay un libro, como decía mi esposo, y es porque todos tenemos algún conocimiento de algo, y como el afirmaba, quien lee un libro merece mucho respeto, porque la lectura es una pasión”, afirma Vilma Pacheco.

El puesto de libros es tan reconocido entre estudiantes, y demás personal de la Universidad Autónoma del Caribe, que es cercana, y otros establecimientos educativos del norte de la ciudad, que no hay un solo día en que el sitio de trabajo de Vilma en que no llegue alguien, a preguntar por determinado tema de lectura o un libro en específico.

Según la librera, no hay un solo día en que al sitio de trabajo que no llegue alguien a preguntar por determinado tema de lectura.

Los profesores de la universidad recomiendan el sitio a sus estudiantes para conseguir un libro de consulta, y tanto universitarios como padres de familia que llevan las listas de textos que necesitaban, y si el libro no está en entre los allí exhibidos, se los consigue con otros libreros del centro de la ciudad.

En el puesto de Vilma se encuentra desde la tradicional ‘Nacho Lee’ hasta textos de crecimiento espiritual, libros de cocina, literatura infantil y títulos universitarios, entre muchos otros temas de interés general.

“Lo que más solicita la gente son las novelas, las zagas y los libros de superación personal, especialmente entre la gente joven”, afirma Vilma.

Actualmente, la tecnología de las comunicaciones les permite a los clientes de Vilma hacer sus encargos por Whatsapp y cuando ya están en el puesto de libros, los pueden ir a reclamar.

Así mismo las hijas de Vilma, Lady y Malena, han abierto cuentas en redes como YouTube e Instagram, en las que suben contenidos sobre novedades de libros que hay en el puesto de la familia, al tiempo que hacen comentarios de títulos y otros relacionados con el emprendimiento.

Pero, paradójicamente, la misma tecnología ha alejado a la gente de la lectura de libros. Según indica Vilma Pacheco, las personas, especialmente jóvenes, prefieren descargar aplicaciones que les permite acceder a cualquier libro que deseen leer o del que necesiten hacer una consulta.

Vilma asegura que ella no tiene el mismo conocimiento del tema de libros y lectura como lo tenía su esposo, pero un cliente suyo es quien le pone al día en materia de novedades y contenidos de los mismos, y cuando llega un título nuevo, él la instruye para que ella pueda  hacer la promoción de dichos títulos al momento de venderlos. “El, más que cliente, es como nuestro asesor. Pero a pesar de todo, esto de vender libros es una pasión”.

Además de libros por encargo, el puesto de Vilma tiene el servicio de compra de libros usados y de intercambio de títulos. Sin embargo, no hay personas que se queden en el lugar a leer, solo para llevar.

Balmiro murió sin recibir el homenaje que le había preparado la Universidad Autónoma, y sin cumplir con su sueño de tener una casa abierta al hábito de la lectura. Una especie de libro-café, de puertas abiertas, con muchos textos para que todo aquel que quisiera leer llegara a su casa a disfrutar del inmenso placer de leer.

Sin embargo su legado sigue vivo, y tanto Vilma como sus hijas, le siguen entregando el amor con el que fue creado para satisfacción propia y de sus clientes que no dejan de visitarlos y solicitar sus libros.

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