Dolce vita / 11 de enero de 2025

Inicio de año: cómo convertir el ejercicio en un hábito duradero

Romario Quintero

En este 2025, los gimnasios se convierten en aliados estratégicos para quienes buscan incorporar el ejercicio como parte de su vida.

El inicio de año trae consigo la oportunidad de un nuevo comienzo, un momento idóneo para reflexionar sobre los hábitos adquiridos y plantearse metas que promuevan el bienestar físico y mental.

Entre las resoluciones más comunes, destaca la intención de hacer ejercicio y adoptar un estilo de vida más saludable. Sin embargo, convertir estas promesas en acciones sostenibles requiere más que entusiasmo inicial: se necesita un compromiso real con el cambio.

Los hábitos son patrones de comportamiento que se construyen a través de la repetición. Según estudios de la Escuela Nacional del Deporte, se estima que toma alrededor de 66 días formar un hábito sólido, aunque este periodo puede variar según la persona y la actividad.

En este contexto, es crucial adoptar estrategias que faciliten la incorporación del ejercicio a la rutina diaria, evitando que las exigencias de la vida moderna se conviertan en un obstáculo.

Estos son los 10 datos sobre los hábitos pueden ayudar a entender mejor el proceso:

ESTABLECER OBJETIVOS CLAROS Y REALISTAS

Definir metas alcanzables y medibles, como mejorar la resistencia o aumentar la fuerza, ayuda a mantener el enfoque y evitar la frustración.

PLANIFICAR UN HORARIO ADECUADO

Incorporar el ejercicio a la rutina diaria con horarios consistentes, que se ajusten a las obligaciones personales y laborales, permite crear un hábito sostenible.

SER PACIENTE CON LOS RESULTADOS

El progreso toma tiempo. El cuerpo necesita adaptarse a las nuevas rutinas, así que es importante evitar las expectativas poco realistas.

DISFRUTAR DEL PROCESO

Encontrar actividades físicas que resulten divertidas y motivadoras aumenta la probabilidad de mantenerse constante. Desde clases grupales hasta entrenamientos individuales, el disfrute es clave.

EVITAR COMPARACIONES

Cada persona tiene un ritmo único. Centrarse en el propio progreso en lugar de compararse con otra mejora la experiencia.

MANTENER UNA ALIMENTACIÓN EQUILIBRADA

Complementar el ejercicio con una dieta saludable y adaptada a las necesidades personales es esencial para obtener los mejores resultados.

BUSCAR APOYO Y COMPAÑÍA

Entrenar con amigos o unirse a grupos puede ser una gran fuente de motivación y compromiso.

ESCUCHAR AL CUERPO

Respetar los límites y evitar el sobreentrenamiento es fundamental para prevenir lesiones y agotamiento.

CELEBRAR LOS LOGROS

Reconocer y recompensar los avances, por más pequeños que sean, refuerza la motivación.

CONSULTAR CON PROFESIONALES

Aunque no es imprescindible, recibir orientación inicial de entrenadores o especialistas puede ser de gran ayuda para establecer rutinas efectivas y seguras.

Además de estas recomendaciones, es importante considerar otros factores que influyen en la adherencia a los hábitos saludables. Por ejemplo, la gestión del tiempo juega un papel crucial. Identificar momentos del día en los que es más factible realizar ejercicio, como temprano en la mañana o al final de la jornada laboral, puede marcar una gran diferencia.

Asimismo, la mentalidad con la que se aborda el cambio es esencial. Adoptar un enfoque flexible, que permita adaptarse a los imprevistos sin abandonar completamente la rutina, ayuda a mantener la constancia. Por ejemplo, si un día no es posible ir al gimnasio, realizar una caminata rápida o una sesión corta en casa puede ser suficiente para no perder el ritmo.

Otro aspecto relevante es el apoyo social. Compartir los objetivos con amigos, familiares o compañeros de trabajo puede generar un entorno de motivación mutua. Incluso, las redes sociales pueden ser una herramienta útil para documentar el progreso y recibir palabras de aliento.

Finalmente, no se debe subestimar la importancia de un descanso adecuado. Dormir bien es fundamental para la recuperación muscular y el equilibrio emocional, factores que inciden directamente en el rendimiento físico y la disposición para seguir entrenando.

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