Mi rey, ya va siendo hora de que te la creas, pero en serio, tú eres un mago, un King, vienes de la estirpe de los brujos, de los prestidigitadores… En serio, ya no más ‘kingterito’, ya no más diminutivos, ya no más minimización, porque un elegido, un descendiente de la estirpe sagrada de los ilusionistas, no puede permitir ningún tipo de pequeñez.
CRACK, en ti habita todo lo que está realmente bien en el fútbol, porque rara vez se juntan todas las virtudes en un solo empaque, porque, aunque chaparrito, mago, tú eres uno de los últimos ‘mohicanos’, uno de los últimos 10 de verdad.
Perteneces al combo de revulsivos transgresores que hicieron y que hacen que valga la pena el aguante de los noventa minutos, porque haces parte de ese ‘parche’ de ilusionistas con potestad sobre la misma materia, de esos que en un espabilar logran desafiar la gravedad llevando el juego de la pelota a un nivel estético superior, a un lenguaje poético rayano en la exquisitez…
Tu magia hace que importe poco si en la Tricolor no te dan los minutos que te mereces, porque cuando el testarudo tartufo de Lorenzo te da la oportunidad, hasta la cancha sonríe…
También importa poco el embeleco de quererte convertir en cantante de esa musiquita de ‘tres pelos’, mi rey, si la pelota en tus pies es precisamente eso, música campeón…
A mí en lo personal me importa un carajo que se haya perdido la final de la Copa América, si con solo ver como la pelota se deslizó mansa hasta tu guayo y como la apalancaste con un toque sutil para elevarla suave y tierna por los aires, dejando a un tanque como De Paul transmutado en camión, derrapando entre la hierba, eso, eso pagó toda tristeza y desazón.
Y a la mierda el pendejo de Lorenzo y su miopía, al carajo los resultados, las estadísticas, los putos numeritos ‘Kingt’ porque los que queremos ver la magia que de verdad importa, nos van de mierda los numeritos. Porque lo que nos convoca no son los flashes, la parafernalia del oropel, la farsa baladíe, en la que han venido convirtiendo el juego del pueblo.
Aquí lo que realmente importa en medio de la robotización, de toda la mass media, del circo de los dólares, y el exceso de la técnica, la prelación por lo físico, lo que importa mago, es el imposible pase tres dedos que se tira de memoria, como quien le pega a un taco de billar y la pecosa entonces coge esa curva imposible y cae justo al pie del matador.
Lo que importa loco, lo que realmente importa, es esa puñalada imposible y certera, que pone a sangrar al rival. Lo que importa, es la magia, es ese momento impensable que te hace llevar las manos a la cabeza, que hace que te tapes la cara con las manos o que te pellizques los cachetes ante lo que pareciera desafiar la racionalidad, porque Kingt, ya tú eras un héroe, el día que la clavaste allá en donde solo crecen las telarañas y el crack que es Román se le saltaron las lágrimas de la rabia, y la verdad es que importa poco o nada el espumarajo del ex 10 de Boca, porque lo has vuelto a hacer las veces que se te ha pegado la gana, nalgón.
Lo que algunos olvidan es que ya venías siendo el héroe del DIM, del Porto, y ahora, loquito de la comuna 13, orgullo de los parceros del barrio, que incluso con tu padre desaparecido y ese terrible gusto musical, sigues tu gesta de héroe gambeteando la pobreza; ahora, loquito de potrero y cancha de arena, te has vuelto a poner la capa y le regalaste una ilusión más a los argentinos, y los del Racing, los de la Academia, que al principio te resistieron, hoy no saben en dónde ponerte, mago.
Viejo Juanfer, aquí no hay nada que discutir: cuando a mí me dicen 10, yo digo Carlos ‘el mono’ Valderrama, nuestro 10 eterno; cuando a mí me dicen 10, yo no digo Leo o Ronaldo, digo Dinho; cuando a mí me dicen 10, digo Giovanni, Zico, Zizou, Pelé, el Diego. Cuando a mí me dicen 10, lo siento por los millennials, pero yo no pienso en James, pienso en ti, Kingt. Y Lorenzo y su puto astigmatismo que se vaya yendo al carajo, porque ya es hora de que te dé más minutos con la Selección.
¿Qué por qué? Porque tú sí que perteneces a esa especie en peligro de extinción en medio de este fútbol cada vez más técnico, minimalista, que prioriza el resultado por encima de la estética. Y lo que es a mí, Kingt, el resultado me vale tres tiras si no hay magia, si no hay fantasía, si no veo a un Juanfer tirando una vaselina entre las piernas del portero para pintarles la cara a los brazucas…
¿Qué por qué? Porque los que juegan como los dioses, así como lo haces tú, mi rey, son los que son determinantes en los partidos que realmente importan, porque cuando te han dado los mezquinos minutos que te dan con la Tricolor no haces otra cosa que poner a reír los corazones de los hinchas. Y es raro que en Argentina, allá donde se sienten superiores y suponen que se inventaron el fútbol, todos estén rendidos a tu magia, Juanfer, mientras que acá te siguen negando minutos.
Tú simplemente sigue, mago, seguí cerrándoles el orto, a ellos, a todos los que te critican o te han criticado, porque en este momento, y me atrevo a decirlo en voz alta, aunque a muchos les vaya a parecer una especie de herejía, no hay mejor volante 10 en esta parte del continente que tú, nalgón, y eso es algo que no pienso discutir.
Me vale un forro si en Junior te largaste y nos dejaste a todos como a las novias de Barranca; eso no importa ya. Al final hasta te entendí, y quién se iba a aguantar a un pendejo como Bolillo, si ese no sabe nada de magia ni de fantasía. Tú simplemente seguiste cerrando jetas.
‘Kingtero’, seguí enloqueciendo a los hinchas en el Cilindro de Avellaneda; tú sigue, aunque te puteen en la Bombonera, aunque te tiren mierda en el Metro; tú simplemente sigue, en el Atanasio, en la China o en la Conchinchina, porque magos como tú, porque zurdas como las tuyas, nalgón, son lo que necesita este deporte para que siga ocurriendo la poesía.