Después de 83 años sigue enamorando a los barranquilleros y visitantes por igual con su receta original e inigualable.
Llegar a Barranquilla es sentir el sonido del Río Magdalena, la sonrisa de los habitantes y un helado que con el pasar del tiempo se ha convertido en ícono de la ciudad.
Un migrante griego jamás se imaginó que iba a cambiar la vida de varias generaciones creando una ‘obra maestra’ como lo es el ‘Frozo Malt’. Para muchos habitantes es el símbolo de la ciudad y expresan que “Si vienes a conocer y no probaste este manjar no viviste”.
El genio de todo esto es Andreas Aristidou, que, en la década de 1936, vino a la ciudad en búsqueda de una oportunidad y con la idea de posicionar su idea de negocio.
Antes construir esta heladería, Aristidu, fue mesero de la ciudad de Nueva York, experto helados artesanales y al ver esa idea en la ‘’Capital del mundo’ buscó a su amigo Nicolás Angelogeanopoulos y empezaron su aventura llamada: ‘Lunchería Americana’, como se llamó en sus inicios, ubicada en la carrera 35 con calle 45 en el Edificio Carrara, del centro de la ciudad.
“En el año 1957, mi abuelo y su socio vendieron la Lunchería, y conforman oficialmente ante la Cámara de Comercio de Barranquilla la Heladería Americana”, comentó Evgenia Mandrali, la propietaria de Heladería Americana.
En vista del éxito de su primer local buscaron el sitio que marcó un antes y un después en el negocio. La heladería pasó a la calle 72 con carrera 43, ampliando y siento el helado más importante de la región.
“Hablar de la heladería Americana es hablar de Barranquilla. Nosotros venimos de Grecia, pero también somos nativos de la ciudad. Amamos este lugar que nos ha dado todo, la verdad los clientes son muy fieles con nosotros sin la herencia de varias generaciones no hubiéramos superado la crisis del Covid 19”, comentó Evgenia.
El producto bandera de este lugar es el ‘Frozo’, como lo llaman los barranquilleros al momento de pedirlo. Esta palabra es de origen inglés: «Freeze» y «Melt», es la combinación entre la malteada, un helado con un estilo de batido y con broche de oro la galleta en la mitad.
“Los barranquilleros son de costumbre. Yo aún estoy sorprendido de eso. Los domingos sabemos que después de 6 de la tarde se llena la heladería. Siempre van a la iglesia o compartir con los niños en el parque y antes de irse a sus casas llegan a comer o pasar un rato agradable antes de cerrar la semana. Lo hemos servido durante 82 años en el tradicional vaso alto. La receta no ha cambiado mucho”, sostuvo Mandrali.
El gran amante a este helado fue Gabriel García Marquez, nobel de la Literatura, que en obra; El amor en los tiempos del cólera, escribió: “La llevó a la Heladería Americana, desbordada a esa hora por los padres que comían helados con sus niños bajo los ventiladores de grandes aspas colgados del cielo raso”.
En la actualidad hay tres sedes; la tradicional ubicada en la calle 43 con carrera 72, en el primer piso del CC Plaza del Parque y en el sector de Villa Campestre.