En los alrededores del Vaticano, los miembros de la Guadia Suiza permanecen vigilantes.
La Guardia Suiza, conformada por guapos soldados entrenados, es la encargada de velar por la seguridad de los papas y el Vaticano. Representan una tradición viva de servicio, fe y sacrificio. Para hacer parte de ese selecto ejército deben cumplir con exigentes requisitos.
Es considerado el ejército más pequeño del mundo, pero el más reconocido porque sigue una tradición de más de 500 años y el más preparado porque se dedica exclusivamente a la protección del Sumo Pontífice y de la Ciudad del Vaticano.
Nos referimos a la Guardia Suiza, un cuerpo creado en el siglo XVI y conformado por soldados bien entrenados, que están siempre presente velando por la seguridad del Papa en todos los actos hasta su muerte, tal como lo hemos visto durante todos estos días flanqueando el féretro del Santo Padre Francisco.
Pero ¿quiénes conforman esa tropa de guapos caballeros? Para hacer parte de ese selecto cuerpo, según la página oficial del Vaticano, los jóvenes deben cumplir con una lista de requisitos. El primero es ser católico, haber nacido en Suiza (porque de ese país fueron los mejores soldados de Europa, según la historia), medir 1.74 de estatura, estar entre los 19 y 30 años de edad, haber cumplido con el servicio militar en Suiza, ser profesional o tener aprobado el acceso a la universidad, licencia de conducir, gozar de buena salud, guardar celibato o estar soltero durante 5 años de servicio.
Para ingresar, deben postularse. El Vaticano hace que firmen ciertos documentos de compromiso y su voluntad para servir a la fe y al Papa.
Los nuevos se deben alejar de sus familias, cada año el Vaticano recluta alrededor de 40 guardias suizos nuevos, viven en un camarote estrecho, y tienen un instructor para explicarles sobre la disciplina que deben cumplir.
Los nuevos reclutas deben prestar el solemne juramento sobre la bandera del Cuerpo, en presencia del Representante del Papa. Para la ocasión, los guardias deben vestirse de «Gran Gala», es decir, el uniforme utilizado para la bendición papal «Urbi et Orbi» en Navidad y Pascua.
La Guardia Suiza son soldados entrenados para combate y en el manejo de armas. Es un ejército de 135 hombres que han prestado juramento para entregar sus vidas, si es necesario, por el Sumo Pontífice.
Sus rituales son del pasado. Desde la Edad Medía, siguen la tradición de utilizar los mismos diseños de los uniformes y llevando las armas tradicionales como la alabarda, que es una asta de madera, de unos dos metros de longitud, con una punta de lanza.
En el Vaticano funciona un taller donde les hacen los uniformes a la medida.
Para los eventos no protocolarias lucen boinas negras que destacan el rango del soldado. Cuando se trata de funciones de seguridad, portan guantes blancos, y para las ceremonias papales llevan un morrión negro, inspirado en el tradicional casco español. Para las recepciones oficiales de Estado llevan la alabarda, el arma de herencia de los mercenarios que compusieron originalmente la Guardia Suiza. En Semana Santa visten una coraza y una armadura con plumas, ya sean rojas, negras y amarillas, según el rango.
Una de las pruebas más duras de estos centinelas en ejercicio es permanecer inmóviles durante casi 2 horas y con mirada fija, ni el sonido de una mosca debe inquietarlos.
Según un documental, los guardias trabajan hasta 60 horas a la semana, y reciben un salario mensual de $1.500 euros. En el poco tiempo libre que disponen, pueden salir a trotar o hacer caminatas por los bellos jardines del Vaticano y pueden reunirse con sus compañeros.
El Vaticano, tan misterioso como sede de la cristiandad, está protegido permanentemente por el ejército y la policía italiana. Por eso, cuando vemos a estos hombres de la guardia que han consagrado sus vidas para proteger a la Iglesia y al Sucesor de Pedro, es señal de que en este mundo tan cambiante, hay tradiciones que aún permanecen en nuestros tiempos.