Dr. Rodolfo Vega Llamas
Columnista / 15 de marzo de 2025

Mendigos

Cada vez que voy por las calles de Bogotá, veo rondar personas en situación de vulnerabilidad, en busca de sustento y en qué sitio de la calle dormir.

Esto es lamentable y no veo políticas públicas de la ciudad para estas personas que cada día son más y más.

Hay personas que tienen una limitación física y están impedidos para trabajar, pero hay un grupo que los catalogo de vagos y rateros, que se aprovechan de la caridad y fingen limitaciones y , además, tienen esto como un negocio lucrativo; en ocasiones están con niños a la intemperie durante largas jornadas, exponiéndolos a enfermedades. Me pregunto: ¿el Bienestar Familiar debería dar cumplimiento a la protección integral de estos niños y adolescentes y además ayudar al fortalecimiento de estas familias?

Me pregunto también ¿no existen políticas municipales para el tratamiento del fenómeno de la mendicidad?

Realizar además una diferencia entre vago, mendigo y ratero, que a veces se mezclan, en ocasiones observo lo que llamaría estafadores, simulan estar ciegos, o tener discapacidades físicas para pedir limosna.

Estos temas relacionados con la pobreza y las políticas sociales de la ciudad deberían los alcaldes darles más importancia y tomar medidas que beneficien esta población de mendigos y de paso la ciudadanía vive con un clima de mayor seguridad.

Se supone que el Bienestar Familiar ofrece hogares sustitutos, casa hogar, internados o casas de protección, para estas familias y niños vulnerables.

Hay personas que son vagos, holgazanes, perezosos, que no les gusta trabajar y se aprovechan de la buena fe de la gente para pedir limosnas; y las calles de Bogotá esta inundada de esta gente sin oficio y mal entretenida. Y qué decir del ratero callejero que está en los semáforos para robarte el retrovisor, el reloj o algo que lleves expuesto, esta modalidad es el pan de cada día.

Ya el ciudadano en Bogotá vive en constante zozobra, miedo, sale a las calles con inquietud, siempre hay un riesgo, una amenaza de atraco en cualquier sitio. Antes los lugares de atraco ya se conocían, ahora no, la ciudad está llena de atracadores por doquier, existe un riesgo inminente, la incertidumbre acecha a los ciudadanos.

No se vive en paz, se han perdido las normas y valores tradicionales.
Ojalá algún día se tomen medidas y podamos volver a vivir sin esta angustia del atraco.

+ Noticias


Seis ejercicios para fortalecer el cuello
2024 inesperado: Colombia se despide del Top 10 del ranking FIFA
Con su baile, y recitando décimas, Valeria Álvarez conquistó la corona del Reinado del Bambuco
Residente Vs JBalvin: una polémica muy ‘hot’