Patricia Escobar
Columnista / 16 de diciembre de 2023

Menos quejadera

¿Que qué deseo para 2024? Sinceramente algo que parece fácil y que se ha vuelto tan escaso y tan difícil de encontrar como el agradecimiento.

Y ese sentimiento que nos permite vivir feliz lo hemos cambiado por uno que, además de hacernos daño, se contagia como una plaga, y es la quejadera.

Nos quejamos porque hace calor o porque hace frío, porque hay mucho trabajo o porque no encontramos qué hacer, porque estamos flacos o con más peso del que creemos debemos tener, o porque “no tenemos que ponernos” mientras en el closet no hay un espacio para una nueva prenda. Y así a nivel personal siempre estamos encontrando algo que no nos gusta o que no tenemos, pasando por alto que despertamos cada mañana con vida, que tenemos la oportunidad de ver las maravillas que nos ofrece el universo, que podemos hacer mil cosas por nosotros mismos o con la ayuda de alguien.

Pero la quejadera, que hace tenso y hasta aburrido los espacios que compartimos, se ha extendido a todos los niveles. Nos quejamos porque el Presidente habla, porque viaja a representar al país, porque se expresa de una manera distinta a la que creemos debe expresarse. Y nos quejamos cuando no se pronuncia sobre un tema, cuando no sale de Palacio y porque dice cosas que nos parecen del común de las personas.

Nos quejamos de los Ministros, de los Gobernantes que hacen obras de cemento y de los que se enfocan más en lo social. Nos quejamos de los empresarios que regalan a la ciudad una obra monumental y de los que solo se enfocan en su negocio.

Los medios de comunicación se han dedicado a cuestionarlo todo, a juzgarlo todo, a darle con el bate a todo lo que se mueve, olvidándose que no son jueces y que su papel fundamental está en investigar y en ser la voz de las comunidades que no tienen espacio.

Las redes sociales son la herramienta más utilizadas por los quejetas que se disputan los espacios con los que muestran un mundo irreal haciendo creer que eso es lo único bueno que existe.

La queja es un discurso que se transmite con la intención de expresar, aliviar un malestar o con la intención de criticar algo o a alguien. Y expresarse no es para nada malo, pero lo que se conoce como quejas disfuncionales nos cargan de energías negativas, nos alejan de la búsqueda de soluciones, del aporte para disfrutar un mundo mejor, producen malestar y estrés a todos.

Está más que comprobado que la quejadera favorece los estados de ánimo negativos, crea un mal ambiente entre los cercanos y nos hace sujetos pasivos: no hacemos nada más que quejarnos. Lo peor de todo es que no ayuda en nada, no soluciona problemas, no nos quita lo que nos molesta, no da nada bueno a nuestras vidas y a nuestra comunidad.

El remedio para la peste que se ha apoderado de muchas personas, sin importar la edad, la condición social y/o económica es el agradecimiento. Y ese sentimiento sí que nos beneficia. La gratitud puede aumentar los neuroquímicos esenciales al liberar sustancias como la dopamina, la oxitocina y la serotonina. La gratitud es tan poderosa que cambia la biología del cerebro.

Así que para los lectores, para los conocidos y para mis amigos, agradecimientos por montones. Que en 2024 veamos, sintamos y expresemos lo mejor de la vida.

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