Dolce vita / 18 de marzo de 2023

«¿Mi ocupación? Soy paseador de perros»

Ricardo Castro y Denilson Cifuentes en un paseo matutino de mascotas.

Rosario Borrero

Crece el ‘ejército’ de jóvenes que recorren las calles paseando mascotas que cuidan con esmero y con las que logran crear lazos de afectividad.

“El trabajo de pasear perros no es solo salir con ellos, esperar a que hagan su necesidad y recoger el popó. Esto más que dedicación requiere de una vocación y amor por los animales”.

Quien así se expresa es Ricardo Castro, un joven que se dedica al cuidado de mascotas desde hace poco más de tres años, en el sector de la calle 84, al norte de Barranquilla.

A él lo vimos caminando desde muy temprano este sector de la ciudad junto con Denilson Cifuentes cada uno con cuatro perros con sus respectivos collares y caminando tan disciplinadamente como los seres más educados que puedan haber.

Hicimos la caminata junto a ellos y nos compartieron en qué consiste su labor y todo lo que debe saberse sobe el cuidado de las mascotas, «los seres más dóciles, amorosos y leales que existen sobre la tierra», aseguran.

Denilson y Ricardo se levantan desde las 5 de la mañana y, en bicicleta o en bus recorren gran parte de la ciudad para llegar a la sede de la empresa de donde salen antes de seis cuando es la hora de salir a buscar los perros.

Ellos trabajan en dos turnos diarios, el primero arranca a las seis de la mañana cuando inicia el recorrido para recoger a los perros a su cargo, por lo general son cuatro o cinco, cada uno, luego de recogerlos a todos inicia el recorrido que incluye dejarlos hacer sus necesidades y, por supuesto, recoger los desechos de las mascotas.

En ese lapso transcurren entre 60 y 90 minutos, cuando inicia la segunda ronda de recoger a los canes de la segunda para llevarlos a caminar.

Denilson y Ricardo coinciden en que para ser paseador de perros no se requiere una preparación especial, solamente disposición, amor por las mascotas y paciencia. Y, por supuesto, antes de ser escogidos deben pasar por una semana de pruebas.

En dicho período de pruebas le enseñan mecanismos de autoridad, a distinguir el tipo de collares que llevan los perros y el tipo de presión que deben ejerce sobre los mismos para controlar y dominar a los animales.

Hay collares de pecho o pecheras y collares de ahogo que son especiales para animales agresivos, y que sirven como castigo cuando la mascota se torna incontrolable ya sea por la presencia de otro perro o por molestias.
Explican que cuando les toca un perro nuevo, estos deben recibir un entrenamiento previo para que su adaptación al grupo sea inmediata y no haya riesgos de agresión entre ellos. Pero además el entrenamiento debe arrojar si la mascota es apta para pasear, porque no todos los perros pueden pasearse.

“Los perros para adaptarse a una rutina de paseo pasan por entrenamiento previo. Ello se hace desde que el animal es joven, no muy cachorro ni muy adulto. Debe ser una edad promedio entre cachorro y adulto, porque de la edad depende también el éxito del entrenamiento y permite establecer el grado agresividad o pasividad del animal”, asegura Denilson.

Cuando a un perro le toca un paseador desconocido la empresa los ha entrenado para que obedezcan ordenes, sin embargo, en muchas ocasiones hay animales que se rehúsan a obedecer las órdenes de determinadas personas, pero sí lo hacen con otras.

“Siempre debe haber empatía entre el perro y la persona que lo va a pasear, porque ellos son seres sintientes, ellos olfatean cuando una persona pudiera representar un peligro para su seguridad, y en esos casos es imposible que el perrito te obedezca, y por más que le hables no va a caminar”, asegura Ricardo.

Pero además de paseo, estos jóvenes juegan con los perros en sitios específicos como parques o canchas. Sin embargo, los días de paseos son diferentes a los de juego, y como los canes reconocen los espacios entienden que rutina les toca ese día, según explican los cuidadores.

En la ciudad ha crecido esta modalidad de trabajo, hay quienes prestan el servicio de manera individual, y hay empresas legalmente constituidas. En redes sociales e internet se pueden encontrar avisos de personas que se ofrecen para cuidar a los peritos durante las noches cuando la familia debe salir de viaje o va a una fiesta, y los fines de semana. Y por supuesto cada aviso incluye la tarifa disponible.

Las empresas especializadas en el cuidado de perros además del servicio de paseadores, ofrecen diferentes tipos de entrenamiento, peluquería, spa, guardería y recreación, entre otros servicios.

Para estos muchachos los lazos de afectividad que crean con las mascotas son tan fuertes como los que hay entre amigos y familiares. Muchas veces se encariñan con ellos, y cuando por algún motivo ya no les toca más compartir con ellos sienten la misma experiencia de ruptura como cuando termina una relación amorosa o alguien se va lejos, según explican.

Los momentos más complicados los viven cuando una perra está en calor y los dueños no tienen la precaución de colocarles pañales. Cuando salen a la calle, la situación se les torna casi imposible de manejar con los perros machos, pero al final les toca cumplir con su trabajo.
“Uno pudiera tener otro trabajo, pero noto el mundo sirve para esto, a ti pueden gustarte muchos los animales, pero si el animal no se da contigo, no hay nada qué hacer. Muchos pudieran pensar que este trabajo es cansón o aburrido, pero esto es de amor, de sentimientos, de sensibilidad”, apunta Denilson.

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