David Salcedo en el aula improvisada en la sala de su casa.
El Gobierno anunció que el regreso de los estudiantes a las aulas será a partir del 1 de agosto. ¿Qué tan bioseguras serán?, ¿qué tan efectiva es la educación virtual? ¿mando a mi hijo al colegio o mejor lo retiro?, se preguntan padres de familia.
Raúl y Stefanny son una pareja joven, él ingeniero y ella fisioterapeuta, padres de tres niñas: Mariana de 8, Alejandra de 4 y Antonella, que acaba de cumplir un año. Aunque dicen que “no ha sido fácil” para ellos esta etapa de confinamiento en la que han tenido que combinar sus responsabilidades laborales –él en teletrabajo— con las clases virtuales de sus dos hijas mayores, coinciden en que prefieren que ellas sigan en esta misma rutina, a mandarlas al colegio cuando volvamos a la llamada “nueva normalidad”.
“De ninguna manera queremos que regresen al colegio este año. Nos da mucho miedo que se contagien con el Covid-19, y no hay la más mínima posibilidad de que las vayamos a exponer a eso. Si es el caso, preferimos sacarlas del colegio este año”, asegura el papá.
Sus temores son compartidos por muchos padres de familia, e incluso por docentes, como lo han expresado a través de medios de comunicación y redes sociales, tras el reciente anuncio del Gobierno en el sentido de que a partir del 1 de agosto comenzaría el regreso a clases presenciales.
Inquietudes similares tienen Marco y Adriana Salcedo, cuyo hijo de 5 años, David, tiene convertida la sala de su apartamento en una aula de clases, con imágenes pegadas en las paredes, tableros, computador y además juguetes para las horas de juego. “Por mucho que el colegio tome medidas de bioseguridad, ¿quién nos garantiza que el niño no se va a contagiar?”, se preguntan.
Para prevenir los contagios, el Gobierno propone implementar el método de la alternancia cuando los niños regresen a clases. La idea es que, paulatinamente, los estudiantes vayan a los colegios siempre y cuando se cumplan con los protocolos de bioseguridad.
De hecho, el Ministerio de Educación anunció que buscará alternativas para atender los reclamos de los padres que no quieran enviar a sus hijos de nuevo a las aulas por temor a un contagio, pero que en todo caso el retorno presencial a las clases será de común acuerdo con los padres de familia.
Virtualidad, ¿efectiva?
Además del temor al contagio, otros padres desconfían en la eficacia de la educación virtual. Jorge García, papá de Esteban, de 10 años, y Daniela, de 7, dice que todavía no le convence mucho el esquema. “Es que muchos papás no estamos preparados para acompañarlos en las tareas en casa”, dice. Gilda, su esposa, apunta que otro elemento en contra es la conectividad. “El internet y la luz fallan mucho”, añade.
Miriam Ahumada, rectora del megacolegio Luis Carlos Galán Sarmiento, acepta que en realidad este modelo de formación virtual que desde hace 3 meses se implementó en el país por la pandemia del coronavirus genera incertidumbre entre los padres. “Es que no estábamos preparados para esto ni los docentes ni los padres”, asegura y admite que, efectivamente, el proceso no ha sido fácil además por los problemas de conectividad en los estratos 1 y 2.
En su concepto, la comunidad educativa no está lista aún para volver a las instituciones, pues dice que “el riesgo y el temor de contagio siguen siendo altos”. Destaca dos cosas del plan de tareas virtuales: que forzó a una reinvención de los procesos por parte de los docentes y que ha propiciado las buenas prácticas educativas y el trabajo colaborativo entre padres y maestros.
¿Sacarlos del colegio?
En esta temporada en que los niños han estado encerrados en casa, una de las mayores preocupaciones de los padres radica en qué ponerles a hacer en este tiempo especial. Los psicólogos especialistas en el tema recomiendan ocupar su días en actividades diferentes y asignarles un tiempo específico intentando crear rutinas.
José Aparicio, licenciado en educación y director del Instituto de Estudios en Educación de Uninorte, enfatiza que el hogar es un espacio educativo y el primer espacio donde se generan hábitos y rutinas. La situación actual ha llevado a padres de familia a considerar que lo mejor para sus hijos es suspender la educación, porque no ven la virtualidad como una opción conveniente.
Sin embargo, el experto aconseja a los padres de familia reflexionar sobre cómo sería la dinámica de su hogar si los hijos quedasen desescolarizados por largo tiempo. Y dice que la modalidad de educación no presencial puede llegar a fortalecer unas competencias “deseables y fundamentales” en niños y jóvenes, en la medida en que puede servirles para ser más organizados, autónomos y con mayor capacidad para asumir responsabilidades y tomar decisiones.