Hay que ser honesto al comunicarnos, expresar nuestras creencias de acuerdo a nuestros sentimientos, de una manera genuina, con veracidad, que exista lealtad en nuestras palabras, además con naturalidad y franqueza.
La sinceridad es una cualidad moral de gran valor,; una persona sincera es aquella que dice y actúa conforme a lo que piensa o cree, libre de fingimiento, no decir algo para agradar a otros cuando realmente no lo sentimos.
Desde pequeño hay que enseñar al niño a ser sincero. Me atrevería a decir que es una de las cualidades que más se precisa desarrollar en la sociedad actual para evitar esa andanada de hipócritas que llevan patrones incorrectos de vida, y se la pasan mintiendo para lograr sus propios objetivos, asumiendo conductas de falsedad y no sinceridad.
La cualidad que consiste en expresarse con sinceridad se conoce como honestidad.
La persona honesta conoce y respeta la verdad y establece sus relaciones bajo este parámetro moral. Sin embargo, hay gente que habla de moralidad a pesar de estar muy lejos de estas virtudes.
Pero en cambio el sincericidio, transmite información veraz, pero sin empatía, sin filtro, sin importarle el estado de ánimo del otro, sin tener en cuenta los sentimientos de la otra persona, haciéndole daño de forma consciente o inconsciente.
La sinceridad construye el sincericidio destruye.
La sinceridad consiste en decir la verdad con prudencia y el sincericidio decir la verdad sin prudencia, si nuestra honestidad trae más daño que beneficio podemos caer en el sincericidio. Es importante al decir algo, evaluar en qué contexto se encuentra esa persona para expresar algo que tú consideras real, beneficioso y que no produzcas un efecto contrario al que tú inicialmente pensabas.
Para mí personalmente las personas que aplican el sincericidio son personas ecpáticas, muy lejos de ser empáticas, deshonestas en su léxico con el otro, sin filtro, sinceridad que ofende, que hiere, y usan la verdad como arma legítima, pero en el fondo hieren.
Cuántas veces nos has escuchado esa frase que dice “yo digo las cosas en su cara “, ¡qué grave error! en ocasiones es mejor guardar silencio con prudencia que decir una verdad que hace daño; en ocasiones la sinceridad se puede volver en acción destructivo.
Amigas, amigos no confundan sinceridad con sincericidio!!!