Sonia Gedeón
Columnista / 11 de julio de 2020

Viaje al fondo del corazón

“Todo el éxtasis de tu vida vendrá de tu interior”. Edith Eger

Viajar no es solo sinónimo de diversión o trabajo, hay cientos de formas y motivos de viaje. En esta oportunidad comparto una historia de valentía y supervivencia y por ello, he titulado esta columna Viaje al fondo del corazón. Se trata de la historia de La Bailarina de Auschwitz, un libro que llegó a mis manos gracias a la generosidad de una amiga a quien le comenté mi preocupación porque en esta pandemia me costaba trabajo concentrarme para leer.

En su narrativa, Edith Eger, autora y protagonista, nos muestra la posibilidad que siempre tenemos de decidir, de tener el control de la mente para mantener viva la esperanza, aún en circunstancias tan extremadamente duras como las que rodearon su adolescencia en un campo de concentración Nazi, durante la Segunda Guerra Mundial.

Edith, hoy una prominente psicóloga clínica, nos enseña con su propia experiencia de supervivencia, ¿por qué cuesta tanto llenar la vida de vida? Se vive hoy con mucha necesidad de la aprobación de terceros, de afecto, de tener la atención de otros. Existe mucha dificultad para aceptar la vida, conocerse y ser realmente uno mismo, al extremo de que muchas personas se convierten en quienes creen que tienen que ser para complacer a los demás. De ahí el afán de ir tras el diseño de sonrisa, de la silueta perfecta, del último grito de la moda y ese afán de mostrar todo lo que se hace y con quién se hace.

En la subsistencia cada momento es una elección. Así lo asumió Edith al bailar el Danubio Azul para Josef Mengele, llamado el Ángel de la muerte, sin saber que esto, a pesar de su esquelético cuerpo, le salvaría la existencia. En estos tiempos de pandemia en que el mundo se detuvo y todos los días nos repiten sin descanso que el autocuidado es la mejor arma para mitigar el Covid-19, por muy frustrante, aburrida, limitadora, dolorosa u opresora que sea la experiencia, su mensaje es relevante pues nos muestra con su ejemplo como siempre podemos decidir cómo afrontar la realidad.

Los tiempos cambian y nosotros cambiamos con ellos. El tiempo es el medio. El tiempo es la vía. Viajamos en él y siempre estamos en proceso de cambio. Este 2020, como ningún otro de nuestra época reciente ha puesto a prueba nuestra capacidad de reencontrarnos con nosotros mismos, de adaptarnos a la situación, de mirar el futuro con otros ojos, de encontrar fortaleza para salir adelante y elegir ser libres, sean cuales sean las circunstancias del entorno que nos corresponda vivir, incluyendo esta pandemia después de la cual nuestra existencia no será la misma y por el contrario tendrá una nueva perspectiva y un nuevo sentido.

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