La ex reina, actriz y presentadora Valerie Domínguez con uno de los diseños de su prima Lizzy Díaz Tarud.
En el mismo taller que tuvo su mamá hace 20 años, la joven barranquillera sigue creando prendas para todas las edades y ocasiones.
Tal vez su nombre no diga mucho en las grandes pasarelas del país, pero se da el lujo de tener clientas por montones y de todas las edades que les gusta su estilo que ella define “nada clásico, sino moderno y lucidor, algo vanguardista pero que sea fácil de llevar y se vea bonito”.
Nos referimos a Lizzy Díaz Tarud, una barranquillera egresada de la facultad de Administración de Empresas de la Universidad del Norte, que creció viendo telas y escuchando el ruido de las máquinas de coser que tenía en su taller su mamá Elizabeth. Allí, en ese mismo local, donde se le despertó el gusto por la moda y aprendió a dar sus primeras puntadas, maneja el “timón” del almacén hace 20 años desde el fallecimiento repentino de su mamá, una mujer bonita, elegante y creativa.
Desde entonces y para continuar progresando en el negocio, Lizzy no ha dejado de estar pendiente de lo que pasa en el mundo de la moda, especialmente lo que marca tendencia. Viaja al exterior con frecuencia y no se pierde de los programas de televisión que hablan sobre el tema, de las publicaciones de las revistas y redes sociales, para estar al día.
Es consciente que para tener éxito en el universo de la moda no basta con heredar un talento o gran pasión por la moda sino más allá del diseño o la creatividad, porque se necesita tener algunas habilidades básicas que ayudan, en su caso, de continuar un legado para hacer crecer la marca.
DE TODO UN POCO
Además de esposa y madre de tres hijos, y estar pendiente las publicaciones en su Instagram liddbylizzydiaz, Lizzy diseña, dibuja, atiende a su clientela y está atenta de los mínimos detalles en la elaboración de un vestido ya sea de coctel, quinceañeras, graduandas y novias. “Lo importante es que la gente se va contenta”, dice sonriente.
Tiene 30 empleadas, la mayoría madres cabezas de hogar, que no las ha desamparado pese a la expansión del coronavirus, porque el trabajo, aunque en estos meses es en menor escala, no ha faltado. “Estamos elaborando uniformes para el personal de la salud”, explica para luego agregar: “la pandemia sí nos ha afectado. El año pasado teníamos 30 vestidos para un grado en las máquinas, pero me tocó frenar. Alcanzamos a entregar una parte”.
Sin embargo, aún siguen las solicitudes en su taller. Según ella, “las niñas siguen cumpliendo 15 años y por eso hemos hecho vestidos más sencillos porque regularmente lo festejan en familia, lo mismo pasa con los trajes de novia, que piden diseños menos complicados, más para celebraciones el aire libre”.
VALERIE, SU MUSA
Cuando arrancó el programa Yo me llamo, en 2019, en la que fue presentadora junto con su coterráneo Carlos Calero, la ex reina y actriz Valerie Domínguez lució un diseño de su prima Lizzy Díaz.
Como los comentarios que recibió fueron tan buenos, (también es prima de la ex reina Adriana Tarud, esposa del actor Rafael Novia) Valerie quiso que Lizzy le hiciera más vestidos en lo que fue su gran debut en la televisión como diseñadora de modas.
Se convirtió en su musa, como reconoce la creadora. Pero así como la presentadora recibió cientos de piropos por algunas de sus pintas y resaltaron su belleza, hubo quienes también “le dieron palo” durante la temporada del programa.
Al respecto opina Lizzy: “la gente siempre critica. Pero a mí no importa que hablen bien o mal, pero que hablen”.
Tan a gusto y honrada de que su prima fuera su diseñadora de cabecera, que Valerie quiso que fuera ella quien le hiciera el traje novia que llevó el día de su matrimonio civil en Barranquilla con Juan David El Pollo Echeverry. Y hoy, también algunas prendas que hacen parte del ajuar de su maternidad.