En 40 años de vida artística, el artista soledeño ha ganado 17 Congos de Oro y un Supercongo en el Festival de Orquestas, certamen que este domingo le rinde homenaje.
Si a usted le hablan de Alcibiades Acosta Agudelo seguramente se preguntará ¿y ese quién es? Pero la cosa será distinta si le mencionan a Checo Acosta. Enseguida recordará éxitos suyos que se convirtieron en clásicos del Carnaval, como los mosaicos Checumbia y Chemapalé; o puede que recuerde aquellas jornadas memorables en festivales de Orquesta de las últimas cuatro décadas. Que evoque aquel hermoso concierto con su padre Alci Acosta, que tararee Oye morenita lo que dice mi canción… O que lo imagine rindiendo homenaje a Héctor Lavoe, como pocos lo hacen.
En el diálogo con MiREDVista dijo en repetidas ocasiones que él no es viejo, pero enseguida aclaró que tampoco es un pelao. Y es tal cual: es el más juvenil y moderno a la hora de inventar fusiones con otros géneros, porque la innovación es una constante en su vida artística. Pero también tiene los años suficientes como para haber vivido la época de oro del Festival de Orquestas, el gran evento musical del Carnaval de Barranquilla en el que mañana se le rendirá homenaje a sus cuarenta años de trayectoria musical, a sus 17 Congos de Oro y a su Supercongo, así como a su compromiso permanente con la música tropical y folclórica, terreno en el que hoy pareciera estar solo. A continuación el diálogo con Checo:
Los tributos generalmente se le brindan a gente mayor y que en algunos casos ya va de salida, pero en el caso tuyo estás joven y produciendo. ¿Qué sentiste cuando te enteraste que serías homenajeado en el Carnaval?
Los homenajes deben hacerse siempre, sea una persona joven, de mediana edad o adulta, y fíjate que yo nunca he estado pendiente de premios o de homenajes, pero de un tiempo para acá me he dado cuenta de que he recibido muchos. Haciendo un balance de mi vida he recibido Discos de Oro, Congos de Oro, nominaciones a los Latin Grammy y muchos premios más, lo que significa que se está haciendo el trabajo bien y que lo están valorando, y eso lo motiva a uno para seguir produciendo. Ya son 29 producciones y que Dios me dé salud y vida para hacer 29 más.
¿Qué significa el Festival de Orquestas en tu vida?
El Festival significa mucho para mí y para muchos otros músicos, a pesar de que algunos artistas ya no le están dando su valor. Es algo que marca el Carnaval de Barranquilla, uno de sus grandes eventos, y aunque ha perdido la trascendencia que tenía antes, de todas maneras artistas del interior del país y extranjeros sueñan con venir a un Festival de Orquestas. Y eso que muchos no conocen cómo era el Festival en la época de la Billos Caracas Boys, de Los Melódicos, Pacho Galán, el Gran Combo de Puerto Rico, Oscar De León, no saben de la pelea musical entre Diomedes y el Binomio, entre Joe Arroyo y Juan Piña… Yo entré en la última etapa esa de la adrenalina que se vivía cuando entregaban el Congo Oro enseguida. Ojalá se vuelva a esa tradición, a esa adrenalina, a esa competencia sana que hacía que muchos se desvivieran por estar aquí, con su mejor vestuario y con su mejor repertorio. Ojalá se repita. Yo creo que sí se puede, apartando el desinterés de mucha gente, lograr que haya un decreto de la Alcaldía para que los grupos internacionales y de trayectoria que vengan a Barranquilla si tienen más de dos conciertos que por lo menos vayan y regalen 15 minuticos al Festiorquestas, para que vuelva a tener la importancia que ha perdido.
En aquellos años de dura competencia, ¿qué tanto te preparabas para tus shows? ¿Con cuánta anticipación y cómo los montabas?
Yo aparecí en el Festival en el año 89, en la época de oro, aunque había estado con Joe Arroyo en el 84 y viví en carne propia lo que era esa disputa del Congo de Oro Tropical, que era el más preciado y el más disputado, porque había salsa y merengue. Así que no soy veterano pero tampoco un pelao, pero desde el 84 estoy viviendo esa adrenalina, y ya en el 89 la sentí con mi propia orquesta. Alcancé a vivir el Festival en el Coliseo Cubierto, después en el Tomás Arrieta y en el Romelio Martínez y ahora en la Plaza de la Paz. Es algo inigualable. Siempre me he preparado con anticipación, he escogido con cuidado mis tres temas, he tratado de hacer un espectáculo bonito, con un buen vestuario y buena coreografía. Nueve primeros lugares dicen mucho y en resumidas cuentas tengo 17 Congos de Oro y un Supercongo, que es algo que valoro mucho.
¿Cómo has logrado estar vigente en la música por tantos años?
Llevo 34 años con mi orquesta y no es fácil mantenerse. Me siento un hijo privilegiado de Dios por la familia en la que nací, por el pueblo donde nací, vengo de la tierra de donde es Pacho Galán, la Cumbia Soledeña y mi padre Alci Acosta; vengo de una familia musical, y todo esto me hace sentir muy orgulloso. Mantenerme ha sido una cosa difícil, pero lo he disfrutado, porque musicalmente hay que estar produciendo, innovando, no hay que estancarse y en mi caso, a pesar de que hago folclor hago muchas fusiones también. Y las otras cosas fundamentales son la disciplina, hacer siempre buenas producciones y hoy en día manejar muy bien las redes sociales.
A propósito, ¿qué está pasando con la música tropical? No hay nuevas producciones, ¿está en crisis?
Eso ha pasado con otros géneros. Se ha hablado de la crisis de la salsa, el vallenato, el son cubano, del merengue, que tuvo una época de oro y después bajó. La vida es así, de fiebre, de moda. Ahora la moda no es tanto el reguetón o la champeta, sino la famosa música urbana, lo que lleva a la gente joven a buscar sonidos –de hecho las letras no son llamativas-, pero la juventud casi siempre manda. Aunque hay grupos selectos que siguen manteniendo el bolero, la salsa, el merengue. Yo hago música tropical, y mucha gente me dice que estoy solo en el parque, pero eso para mí es un arma de doble filo, porque me interesa hayan muchas orquestas y muchos cantantes tropicales, porque mientras más artistas hay el género se fortalece. Esperemos que las nuevas generaciones sigan mi ejemplo. Yo trato de llevar una bandera con las fusiones: hago merengue, hip-hop, reguetón con cumbia, pero sin descuidar el folclor. Esperemos que la música tropical permanezca, como han permanecido la salsa, el bolero, el merengue, que tienen sus ires y sus venires, pero que permanecen para
¿Has pensado incursionar en otro género o darle un vuelco más urbano, por ejemplo, a tu música?
Yo he hecho muchos inventos y creo que ese ha sido mi secreto para mantenerme en la música. Yo tengo 57 años, 40 de ellos en la música, porque empecé a los 17 profesionalmente como corista de Joe Arroyo y he hecho fusiones de música tropical cachaca, raspa o como dicen aquí, música gallega; he hecho música caribeña, hice fusión de merengue y hip-hop con cumbia, con floclor; he hecho reguetón con folclor, vallenato con salsa, ritmos brasileros, he hecho fusiones de todo tipo. He grabado salsa neta y de todo he pegado un poquito, pero obviamente mi bandera es el folclor de la región Caribe, sobre todo música alusiva al Carnaval de Barranquilla. Sí me ha llamado la atención, inclusive yo acabo de lanzar un álbum que se llama Clásicos de mi Cumbia y el próximo 7 de abril se lanzará el álbum completo y para fin de año vengo con cumbia urbana, esperemos que a los jóvenes les guste y que podamos seguir sonando en la radio y en las discotecas, que es mi prioridad.
¿Qué sigue en la carrera artística de Checo Acosta?
Seguir produciendo. Llevo 29 producciones, incluido los Clásicos de mi Cumbia. El año que viene lanzo mi producción número 30 y creo que de aquí en adelante es muy difícil que un artista, sobre todo tropical, lance álbum o producciones completas. Voy a hacer lo que hacen muchos salseros, reguetoneros y gente que está en la jugada, en la moda, como JBalvin, Maluma, Shakira, Karol G, que hacen sencillos, y cuando se presente la oportunidad en dos o tres años lanzar un álbum completo.
Finalmente, cuando miras en retrospectiva, cuál crees que ha sido el gran aporte de Checo Acosta a la música en general?
Yo he luchado en la vida es para hacer un aporte a la música. He grabado de todo, inclusive mucha gente al comienzo, cuando empecé a grabar caribeño, salsa, música raspa cachaca, folclor, merengue, me decían que no tenía estilo, concepto. Pienso que hay que darle gracias a Dios cuando como artistas somos multifacéticos, versátiles, polifacéticos, pero obviamente siempre he querido dejar huella en la música, como lo han hecho grandes artistas. Eso me lo enseñaron en mi colegio y en mi casa: no dejes que la vida pase sobre ti; pasa tú sobre la vida. Aspiro a ser grande y estoy luchando eso y para dejar una huella, no solo como artista sino como persona. Ser un buen ejemplo para mi familia y para la sociedad.