La cienaguera Yessica Reyes con una de sus hermosas tortas infantiles.
En Santa Marta, Yessica Reyes y su mamá Patricia Montoya lideran el emprendimiento ‘Y-cake respostería creativa’, que es producto de un legado familiar en el mundo de las tortas, las galletas y el pastillaje.
Un fondant que no es tan dulce, ni tan grueso y al que se le puede adicionar el sabor que se desee. Esa es la clave de Y-cake repostería creativa, un emprendimiento que es fruto de la tradición familiar y en el que la creatividad parece no tener límites.
A la cabeza de esta iniciativa está la cienaguera Yessica Reyes, de 31 años, una repostera empírica que aprendió desde muy chica, viendo y ayudando a su mamá, Patricia Montoya, quien hacía y decoraba tortas para todas las ocasiones, que a su vez le enseñó su mamá Leonila Bastidas, reconocida en su momento como gran repostera en Santa Marta.
Esa experiencia y la habilidad que adquirió en el mundo culinario la llevaron a vincularse a la cadena Éxito como capacitadora al personal de repostería y panadería, no obstante su formación como tecnóloga profesional en asistencia administrativa.
Sin embargo, el año pasado, durante la pandemia, como estaba en casa empezó a hacer tortas por encargo de sus amigos y familiares, pues algo curioso fue que durante el encierro se puso de moda celebrar en casa, en familia, de manera íntima, pero pomposamente, con globos, mesa vestida y una torta alta con la decoración a tono.
Así surgió ‘Y-cake repostería creativa’, este exitoso emprendimiento que hizo del Instagram (@ycakereposteria) y del Whatsapp su vitrina, pero que ella sueña poder materializar en un local formal.
Ella dejó su rol de capacitadora, para dedicarse a su empresa familiar en la que trabaja con su mamá, y hasta con su esposo al principio. Las tortas las trabajan en sabores tradicionales (vainilla, arequipe, grutos rojos, piña, uva, vino, chocolate o frosting de chocolate), y en sabores gourmet, como arándanos, zanahoria con almendras, naranja y amapola, torta de ciruela, cerezas, brevas y almendras y la de piña caramelizada.
Pero la gran particularidad de esta repostería está en su creativa manera de decorar, preferiblemente con fondant antes que con crema, aun cuando algunos motivos son trabajados en esta textura.
“Diseñamos una fórmula en la que el fondant no es tan dulce ni tan grueso y se le puede añadir el sabor que se desee”, dije Yessica. Ella explica que otra línea de su emprendimiento es la venta de pastillaje para otras reposterías, la decoración de tortas desnudas y la elaboración de pasabocas, shots de dulces, horneados, cupucakes, meriendas, etc.
Pareciera Yessica y Patricia no tienen límites a la hora de vestir un pudín, pues basta con que se identifique la imagen deseada, para que sea replicada con esa masa elástica y comestible elaborada bien sea con masmelos, con chocolate blanco o con glucosa y gelatina.
De las manos de este parte de artistas han salido zapatillas, parrillas, circos, sirenas encantadas, leones en medio de la selva, canchas de fútbol, pokemones, cofres llenos de joyas y flores de muchos estilos, entre muchas otras figuras. Sus tortas no solo se venden en Santa Marta, sino también llegan a otras poblaciones del Magdalena y también a Barranquilla.