Cuatro propuestas de la colección ‘Flor de Sal’ que presentó la diseñadora cartagenera Beatriz Camacho en el marco de las ferias. (fotos Cámara Lúcida, Óscar Garcés)
La articulación por primera vez de estas dos ferias, fue la plataforma por excelencia para conocer la historia de la moda de nuestro país. Tres días sirvieron para reiterar el posicionamiento de Colombia como referente único en la industria del diseño y la confección.
Medellín se atrevió y lo logró. En época de pandemia, no fue fácil articular en un mismo espacio dos de las ferias líderes en confección y diseño en el país como son Colombiamoda y Colombiatex, pero gracias al tesón de los organizadores pudieron llevarse a cabo pasarelas presenciales y puestas en escenas digitales contribuyendo a la reactivación económica de la industria de la moda.
Además de los desfiles, los expositores de toda la cadena de valor de la industria textil, confección y moda se reunieron con compradores especializados para dinamizar los negocios; se realizaron talleres, exposiciones, conferencias y conversatorios con expertos y asesorías. Todo se llevó a cabalidad en forma presencial y virtual.
Según datos estadísticos, en el primer día ingresaron de manera presencial 2.900 compradores nacionales y cerca de 400 internacionales, mientras que la plataforma virtual de negocios tuvo más de 3.000 contactos entre expositores y compradores.
Con la pasarela inaugural ‘Mira de nuevo’, las dos ferias arrancaron con pie de derecho. El desfile, que tuvo un propósito social para apoyar a la mujer contra la violencia, fue liderado por el diseñador Diego Guarnizo en un trabajo conjunto con sus colegas Annais Yucra (de Perú), Paulina Anda y Cindy Castro, de Ecuador.
En la propuesta hubo vestidos de diferentes largos, faldas, pantalones y chaquetas, en su mayoría con una variada paleta de colores, textiles y detalles artesanales.
Lo interesante es que cada uno de estos creadores donó una de sus prendas a la Fundación Avon, las cuales fueron subastadas al finalizar el desfile.
Otra de las grandes pasarelas fue ‘Esencia’, de la diseñadora Manuela Álvarez que se unió con Arkitect y Artesanías de Colombia. Evocó la naturaleza del ser, trayendo a escena más de 70 referencias que pasaron por los colores crudos, negro, rojo sangre, mostaza, blanco, menta y arena. La propuesta fue dirigida a la mujer, como protagonista, que invita a volver a lo esencial, a exaltar los saberes tradicionales y al trabajo manual de las regiones del país.
La cartagenera Beatriz Camacho, por su parte, quiso salirse un poco de los tonos tierra, de la naturaleza, que la había distinguido de sus anteriores trabajos. Su colección tipo resort la llamó ‘Flor de sal’, inspirada en la caída del sol sobre los cristales de sal que nos transportan a unos atardeceres y amaneceres coloridos, como lo explicó.
Esos colores, logró traducirlos en los 38 looks que presentó en la Plaza Mayor de Medellín. Faldas de cortes asimétricos, algunos vestidos envolventes con telas livianas intervenidas, conjuntos de dos piezas y enterizos o monos complementados con sombreros y grandes bolsos hechos a mano, hicieron parte de la puesta en escena.
El cierre de la feria corrió por cuenta de Juan Pablo Socarrás, un exitoso diseñador con sangre caribeña, que se inspiró en el Río Magdalena.
Fue un proceso de creación colectivo en la que trabajaron 67 mujeres artesanas de departamentos del Cesar, Magdalena, La Guajira, Nariño y Cauca, que han sido víctimas del conflicto, indígenas, desplazadas por la violencia, reinsertadas, costureras, tejedoras, bordadoras, carpinteras. En otras palabras, fue una historia contada a mano. El creador la hizo pensando en esa mujer que viaja por el Río que va llegando a cada puerto contando y mostrando lo que ha ido aprendiendo en su oficio.
Túnicas, ponchos, conjuntos con bermudas y pantalones, amplias faldas, así como en bolsos, alpargatas y sandalias, reflejaron la autenticidad de la cultura colombiana tanto en mujeres como hombres en esta colección mixta.
Los colores utilizados son como los del ‘Magdalena’, como así la llamó, transitaron por los tonos crudos, azules, arena, algo de mostaza y un toque de rojo.
Así cerró con broche de oro esta nueva apuesta de Colombiamoda en unión de Colomabitex, mereciendo todos los aplausos del país, tras enfrentar varios retos debido a la pandemia.