Verónica Alconcer vistiéndose con una pieza artesanal colombiana hecha por dos jóvenes diseñadores que trabajan en la preservación del trabajo hecho a mano de nuestras comunidades.
Contamos aquí quién es la esposa del candidato presidencial Gustavo Petro, su fe católica, su amor por Colombia y proyectos.
La primera vez que la vi fue en un evento en el Club el Nogal en Bogotá. Me llamaron la atención su porte y sus maneras sofisticadas. Tan llamativa resultaba la esbelta rubia que muchos de los asistentes nos preguntábamos quién era esa dama. Hasta que finalmente me la presentaron. Es Verónica Alcocer García, la esposa del hoy candidato a la Presidencia de Colombia, Gustavo Petro.
En esos momentos, yo estaba con el diseñador Hernán Zajar y la modelo Isabel Sofía Cabrales, una de mis presentadoras del espacio televisivo Estilo RCN, casada en la actualidad con Tomas Uribe, el hijo del ex presidente Álvaro Uribe.
Los comentarios en la mesa fueron aduladores para Verónica pues no pasó desapercibida. Por alguna razón, muchos suelen pensar que las personas con ideologías de izquierda no gozan del status que da pertenecer a este círculo social que rodea la moda.
Nadie le quitó los ojos de encima y nos tomamos fotos con ella, que luego les mostraba a sus amigos y familiares que también reaccionaron admirados.
Después de algunos años la volví a ver, ya muy activa en redes sociales llevando una agenda diferente a la de su marido, pero con el mismo interés de acercarse a las mujeres, a sus oficios, a sus saberes. Y he visto cómo trabaja de la mano con su equipo para descubrir esas historias de vida de todo el territorio nacional.
Otra cosa que me llamó la atención es su manera de investigar y conocer los procesos que involucran a las mujeres y las comunidades. La acompañé a una reunión con Inexmoda, y vi su enorme interés en el sector textil y la confección, de manera profesional.
Verónica nació en Sincelejo, Sucre, estudió Derecho en la Corporación Universitaria del Caribe (Cecar) de su ciudad natal, donde fue Reina de las Fiestas del 20 de Enero. Lleva 22 años ejerciendo como abogada.
Fue criada en una familia de derecha altamente influyente en Sincelejo y tiene una formación franciscana, por eso es católica y tiene una profunda creencia en la Virgen y en las misiones. En su adolescencia quiso ser monja porque le gustaba servir y orar.
Precisamente fue en la capital de Sucre, en donde se conoció con Petro (nacido en las sabanas de Ciénaga de Oro, Córdoba) cuando él hacía parte de un grupo de conferencistas de un evento que ella misma organizó. Dicen que el gobernante cuando la vio quedó tan impactado que se le oyó decir: «qué mujer tan bella». Verónica, quien alcanzó a escucharlo, también sintió que estaba flechada. Se casaron por lo civil el 17 de diciembre del 2000 en Bogotá.
Lo que uno puede percibir es que en caso de que llegue a ocupar el cargo de Primera Dama de la Nación, tendrá su propia agenda, enmarcada por ese interés en descubrir y ayudar en los procesos en los que ha estado investigando.
Una de sus tareas es “conocer y sensibilizar a nuestra comunidad con la realidad de Colombia, hacer visibles los proyectos, emprendimiento, cultura, todo el contexto de lo que somos como país para darlo a conocer, inclusive dentro de la misma nación”.
“Pienso que llegó el momento de empoderarnos como mujeres desde nuestros oficios, cualquiera que sea; tenemos que demostrar que somos valiosas y que nuestra construcción es vital para nuestra sociedad”, dijo.
Su carisma, distinción y desparpajo como buena costeña que al son que le toquen baila, harán sin duda que Verónica se convertiría en la Primera Dama que romperá con el molde que estamos acostumbrados los colombianos.