El boxeador falleció luego de ser noqueado en la pelea por el título Nacional de peso pluma que disputó frente a José Muñoz en el Coliseo Elias Chegwin de Barranquilla.
“Mamá cuando este grande te voy a comprar una casa”, con este pensamiento empezó su historia de vida un boxeador que con sus golpes noqueaba los malos pasos y soñaba con algún día estar en lo más alto del boxeo profesional.
Luis Quiñones Guzmán, nació en Barrancabermeja, Santander, tierra no habitual de pugilistas y por eso su meta era llegar a Barranquilla para mostrar todo su talento y así empezar a encaminar su carrera.
“Luis llegó a la Liga de Santander, y ya lo conocían, pero casi no le prestaban atención porque no tenía los medios, lo recibimos en la casa y fue un hijo más. Yo le vi mucha destreza, era muy rápido, lo único que necesitaba era estructura y formación, en eso me enfoqué en trabajarlo y lo formamos para que representara a Santander”, Indira Portilla, pupilo del pugilista.
El boxeador pensó toda esta aventura ya que en el colegio sufrió de bullying y para él cada día era una lucha constante de supervivencia-
Mayra Alejandra Quiñones, hermana comenta como fue todo ese proceso “En el colegio le hacían mucho ‘bullying’. Los compañeros le pegaban coscorrones y le hacían daño. Así que él decidió tomar una decisión para que no lo siguieran molestando”, relató.
Por su parte, Mayra sostiene que él empezó a practicar taekwondo y luego ingresaría al mundo del boxeo, razón por la cual se iría para la ciudad
“No queríamos que él se metiera a este deporte, porque sabíamos todos los riesgos que eso significaba, pero no pudimos sacarle esa idea de la mente”, declaró su hermana mayor.
A los 20 años llegó a la ‘Puerta de Oro’ de Colombia, donde debutó en mayo del 2018, cuando enfrentó a su compatriota Osman Nuñez y lo derrotó por la vía del nocaut.
Uno de sus ángeles guardianes en Barranquilla fue el entrenador Miguel ‘Ñato’ Guzmán, orientador que lo guía para lograr su sueño y lo entrenó fuertemente para llegar a la élite de este deporte.
“Luis vivió conmigo y yo le suministraba la alimentación. Con lo poco que podía, le compraba sus zapatos, pero a medida que fue dándose a conocer lo convocaban para pelear. Yo le decía: ‘te llaman para perder, pero eres tan bueno que les ganas”, comentó en medio de lágrimas el entrenador que recuerda sus prácticas en el barrio La Magdalena.
Su empresario, John Hernández, contó que hace muy poco Quiñones le confesó que quería empezar a darse a conocer en el mundo del boxeo con el apodo de ‘El Guerrero’.
“Desde muy pequeño se le llamaba ‘Pantallita’, y de un tiempo para acá nos pedía que lo llamáramos ‘El Guerrero’ Quiñones. Ya estábamos en esa transición del cambio”, expresó Hernández.
Llegó el momento esperado por el boxeador. El día 24 de septiembre peleaba por el título nacional, una pelea que sería especial nada más y nada menos que José Muñoz, otro pugilista que llegada con las mismas oportunidades.
En el previo el santandereano expresó que “él me conoce muy bien y yo también lo conozco. Sé qué hará cosas distintas a lo que hace en los espárrines, así que yo haré lo mismo. Cada uno tratará de sorprender al otro”, dijo.
El juez del encuentro Leonel Mercado da inicio al combate. En el pacto de ocho asaltos se definiría el gran campeón. La lucha fue pareja en todo momento donde se veía reflejada la buena técnica y los movimientos característicos de él.
Muñoz era fuerte en sus goles y sus combinaciones perfectas, donde a veces su rival no bajaba la guardia.
Pero el cansancio le jugó una mala pasada. En el último asalto, el santandereano ya no estaba como al inicio y empezaba a tambalear, oportunidad que aprovechó su rival y lo noquearía antes de que sonara la campana.
“Solo deseo poder devolver el tiempo y que eso no hubiese ocurrido, es inevitable no dejar de imaginarme estando en tu situación y cuestiono por qué te sucedió a ti. Siempre hemos escuchado que las situaciones difíciles no duran para siempre, y hoy más que nunca me aferro a esas palabras. Quiero decirte, que estás en mis oraciones y las de mi familia, que deseo de todo corazón que te recuperes y te levantes de ahí a seguir luchando por tus sueños”, expresó.
Este luchador de la vida registraba un récord de 11 peleas como profesional, 10 victorias y una derrota, justo la que le costó la vida. Ademas, se encontraba contemplado para formar parte del equipo de la selección de Colombia que iría a participar a los Juegos Olímpicos de París 2024.
¡Vuela alto, ‘guerrero’!