La fiesta del 31 de octubre es cada vez más popular en muchos países de América Latina. Foto: Freepik
En México es más popular el Día de los Santos Difuntos que es una especie de fiesta nacional donde se tributa a los muertos con música y alegría. Otras naciones honran su plato favorito.
Se viene con todo este 31 de octubre una de las festividades más esperadas y que por tanto es una de las que más se gozan en Colombia: la ‘Noche de Brujas’, también conocida con el anglicismo de Halloween.
Una celebración ligada al espíritu rumbero de nuestra gente y a la que consideran la puerta de entrada a la maratón festiva de fin de año, que para el caso cartagenero sigue con las fiestas de Independencia, y para el caso barranquillero es antesala de la Fiesta de Velitas, y por ahí derecho Navidad, Año Nuevo hasta Carnaval.
Sin embargo hay que aclarar que en todas partes del mundo el Halloween no se celebra del mismo modo, mientras en nuestro medio prima la rumba, como ya dijimos, en muchas regiones del mundo tienen un denominador común: la degustación de platos especiales de comida.
Por tanto más allá de las rumbas, disfraces de vampiros, monstruos y calabazas que conocemos en Colombia, Mi RedVista ha preparado un recorrido periodístico por algunas culturas del mundo para conocer como es por allá el cuento del Halloween.
Comenzamos por decir que la palabra “Halloween” es la forma abreviada de la expresión “All Hallows’ Eve”, es decir, “Víspera de Todos los Santos” y, aunque la globalización nos haya hecho pensar lo contrario, la fiesta de Halloween no tiene origen en Estados Unidos, sino precisamente en la isla de Irlanda.
Así que fueron los primeros irlandeses que emigraron a Estados Unidos quienes llevaron consigo sus tradiciones para conservarlas lejos de su tierra, los que transmitieron este festejo en el país norteamericano.
Luego por lo que representa USA como potencial mundial, la celebración se fue extendiendo por los continentes.
Entonces hay que empezar por prestar especial atención al lugar del que vienen parte de sus costumbres.
En Irlanda encontramos platos como el barmbrack, el boxty o las soul cakes. Pero es el colcannon, el plato irlandés más famoso en este día y que acostumbra a cocinarse también el día de San Patricio.
Consiste en una receta tradicional a base de col, puré de patatas, puerro, leche, mantequilla, sal y pimienta.
Suele servirse en un bol grande y la tradición manda que se debe de comer con una cuchara directamente de él.
También el barmbrack es un plato con mucho protagonismo durante ese día: consiste en un pan dulce con pasas en el que se esconden varios objetos pequeños antes de introducirlo en el horno.
La tradición dice que cada uno de ellos es portador de un tipo de suerte diferente para el que lo encuentre.
Para conocer qué se come en España durante la fecha de Halloween, hay que tener en cuenta que es una celebración con un marcado sentido de recogimiento, por tanto el peso de la gastronomía es muy fuerte, ya que sirve para mantener reunida a las familias.
Las más conocidas en España son los ‘huesos de santo’, las castañas asadas, los buñuelos de viento y los panellets. Sin embargo no son los únicos.
En Jaén, por ejemplo, las familias se reúnen para cocinar gachas dulces con harina, leche, picatostes y miel.
Cada familia tiene su propia receta y en cada casa se preparan de una manera diferente: con más azúcar, leche o agua, leche condensada, harina tostada o sin tostar, con matalahúga, frías o calientes.
Es una de las tradiciones más pintorescas y desconocidas, ya que, antiguamente, estas gachas se pegaban en las puertas y cerraduras de las casas para evitar que los “espíritus que vagaran” por nuestro mundo por aquellas fechas, no entraran en las casas.
Actualmente, ese curioso ritual de protección se ha perdido en la mayoría de lugares, pero las familias se siguen juntando a comer gachas y charlar.
Para la época de Halloween la temperatura se presenta muy baja en Polonia con mucho frío, por lo que los polacos prefieren por tradición comer platos calientes que reconforten el cuerpo y el alma.
Como detalle particular los cementerios del país suelen engalanarse y, de noche, predominan las luces de las velas.
Antiguamente, las familias se reunían para comer allí mismo –algo habitual durante los siglos XIV y XVIII– y solían tomar alimentos que eran considerados del “más allá”, como semillas de amapola, nueces o setas.
Actualmente las familias se reúnen en las casas para disfrutar del plato estrella: el bigos.
Se trata de una receta tradicional, ya que solían comerla los cazadores del lugar después de irse de caza, y es considerada por muchos el plato nacional por excelencia.
Está hecho a base de hojas de col agria fermentada con setas y carne de todo tipo.
En Italia, más concretamente en Sicilia, la noche de Halloween es un truco sin bromas en el que hay más lugar para la felicidad de los niños, que para los “espíritus malignos”.
A pesar de que como ocurre con casi todos los países, cada vez más son los que se apuntan a disfrazarse de muertos vivientes y vampiros, aún no le han ganado la batalla a los tradicionales y coloridos dulces como los frutos de la martorana, las galletas hueso de los muertos o los pupi di zucchero de Palermo.
Estos últimos son figuritas antropomorfas de azúcar coloreada.
Los personajes que se representan son variados y muy coloridos: dragones, paladines, matrimonio, damas con trajes antiguos y, más actualmente, han incorporado figuras más contemporáneas como jugadores de fútbol, personajes de dibujos animados e, incluso, algunas que recuerdan la fiesta de Halloween con la intención de mantenerse al día con los nuevos tiempos y otras culturas.
Su origen se remonta a la inventiva de un chef siciliano llamado Sansovino, a quien en 1574 se le pidió que crease un dulce particular para honrar la vista de Enrique III.
Una creación que rápidamente se ganó el favor y el asombro de todo el mundo llegando hasta nuestros días.
Los mexicanos ‘emparentan’ el Halloween con el Día de Todos los Santos (1º de noviembre), y se asemeja a una fiesta nacional.
De carácter festivo y popular, la celebración está tan enraizada en la cultura del país, que sabe hacer de ella un símbolo identitario.
Por supuesto, la presencia de la comida en este día, va más allá de un simple ritual.
En México se venera a los que se han ido con un altar casero plagado de fotos en el que no faltan las velas, las flores, las calaveras y, por supuesto, las viandas y bebidas que prefería el difunto honrado, en una celebración que dura varios días.
El primero está dedicado a los niños y, por ello, los altares están plagados de gominolas de todo tipo.
Durante el siguiente día, las ofrendas a los que ya no están incluyen varios platos típicos como el mole, los tamales de cerdo, las empanadas de calabaza o un pan dulce que simula un cráneo, denominado pan de muerto.
Este pan, hecho con levadura, se suele servir en las cenas, en las cuales se regalan entre amigos y familiares cráneos decorados hechos con azúcar.
