Nuestra Gente / 17 de diciembre de 2022

Carlos Jimeno, el Papá Noel más querido de Barranquilla

Carlos Jimeno encarnando a Papá Noel durante la Gran Parada de la Luz organizada por la Fundación Pan y Panela el pasado 8 de diciembre.

Rosario Borrero

Este arquitecto barranquillero lleva 27 años encarnando cada diciembre al mítico personaje navideño con el que preside el tradicional Desfile de la Luz el 8 de diciembre y recorre barrios y municipios para llevarles alegría a los niños en distintos lugares de la Costa Caribe.

El arquitecto Carlos Jimeno Valverde dice que apenas llega el mes de diciembre siente que entra “a un mundo distinto”, en el que todo es paz y tranquilidad. Así ha sido siempre, desde aquellos días de infancia y adolescencia felices en los que dice que, rodeado de sus cinco ‘mamás’ –su mamá biológica y cuatro tías—, vivió las navidades más increíbles.

“Tal vez por eso en esta época todo cambia para mí; en mi casa se siente la Navidad por todos lados; veo y repito películas navideñas y eso me da paz interior. Soy feliz estando en familia, compartiendo en casa con los míos especialmente el 24 de diciembre, fecha que para mí es más importante que el 31”, asegura Jimeno, quien actualmente es el subgerente de Planeación e Infraestructura de Transmetro.

Recuerda que en el año 1995, cuando él estaba al frente de varias obras de construcción, se le ocurrió vestirse de Papá Noel para la fiesta de fin de año de sus trabajadores, en la cual les entregaba juguetes a los hijos de ellos. Lo hizo por dos años seguidos, y fue Carlos Enrique, el mayor de sus tres hijos, por ese entonces de 8 años, quien le dijo que por qué no hacía lo mismo con otros niños. Se animó, y empezó a hacerlo: se iba en su carro por el sur del Departamento con su vestido rojo y entregaba regalitos a los niños que encontraba. Y descubrió que eso lo hacía feliz.

En esta hermosa carroza desfiló este año Papá Noel por la carrera 44 y la calle 53, en el Desfile de la Luz.

En 1997 creó la fundación Todo Corazón, para llevar la alegría de la Navidad a niños de sectores muy pobres de Barranquilla, Atlántico y otros lugares de la Costa, mediante el rezo de la Novena, con sus respectivos refrigerios, y una fiesta en el cierre en la que todos reciben sus regalos.

Desde entonces, Carlos Jimeno empezó a vestirse oficialmente de Papá Noel en cada Navidad, caracterizando de forma estupenda al célebre personaje del fin de año, al punto de que en los últimos años ha venido presidiendo cada 8 de diciembre el ya tradicional Desfile de la Luz que organiza la Fundación Pan y Panela.

En 2021, Papá Noel visitó las instalaciones de Transmetro, donde repartió regalos.

“En cada desfile le doy gracias al Señor por tenerme en esto, dándole tanta alegría a la gente. Cuando los niños me ven a los ojos, sorprendidos, cuando me hablan con ese respeto y esa amor, y cuando me dicen: “Recuerda que te pedí un camión”, “Que no se te olvide la muñeca que quiero”, los ojos me empiezan a ‘sudar’ y no hago más que agradecerle a papa Dios por esta oportunidad. Ahí se me olvida el calor, el cansancio, la fatiga, porque entonces pienso que por la felicidad de esos niños vale la pena todo el sacrificio que se hace”, añade.

Dice que siendo tan católico como es, al principio le preocupaba cómo iba a diferenciar al Papá Noel, Santa Claus o San Nicolás que representaba, del Niño Dios, cuyo nacimiento es para los católicos el eje central de la celebración navideña. “Lo resolví dejándoles a los niños el mensaje claro de que quien trae los regalos en realidad es el Niño Dios y que como Papá Noel solo soy un ayudante, un mensajero de Dios”.

Una cosa llamativa en Jimeno es la atención que pone a todos los elementos de su caracterización, y en eso es clave el apoyo de su esposa Janeth, quien está atenta al más mínimo detalle . Si bien al comienzo su traje rojo fue muy sencillo, hace 20 años, una costurera amiga de ella le hizo uno en una felpa gruesa y lujosa, similar a la que usan los muñecos que se ven en los almacenes. Desde entonces ha venido enriqueciendo el atuendo en detallitos como la hebilla o las botas –el otro año llevará una lujosa capa, anuncia—, y además consiguió la peluca y la barba perfectas para su caracterización.

“En cada desfile le doy gracias al Señor por tenerme en esto, dándole tanta alegría a la gente. Cuando los niños me ven a los ojos, sorprendidos, cuando me hablan con ese respeto y esa amor, y cuando me dicen: “Recuerda que te pedí un camión”, “Que no se te olvide la muñeca que quiero”, los ojos me empiezan a ‘sudar’ y no hago más que agradecerle a papa Dios por esta oportunidad. Ahí se me olvida el calor, el cansancio, la fatiga, porque entonces pienso que por la felicidad de esos niños vale la pena todo el sacrificio que se hace”, añade.

Carlos jimeno valverde, ‘papá noel’

Lo otro que contribuye a aumentar el realismo de su representación es él mismo: su gran estatura –mide casi 1,80—, su figura robusta y su voz. El “jo, jo, jo” y la manera de hablarles a los niños le salen idénticos a los del Santa Claus de las películas. No en vano, en algún encuentro que Jimeno sostuvo con Hernado Grisales, fallecido a comienzos de año y quien fuera por más de 40 años el más reconocido Papá Noel de Barranquilla, este le dijo que si algo le envidiaba era la voz.

“¿Qué si he llorado? ¡Mucho! En las casi dos horas de los desfiles lloro viendo los rostros de la gente, especialmente de los niños y de las personas de la tercera edad. No olvidaré nunca lo que me sucedió en Sabanalarga, donde me recibieron con un pesebre en vivo maravilloso, y me encontré con un niño cuadrapléjico al que sus papás habían llevado en una silla de rueda. Cuando le entregué el regalo, se emocionó tanto que empezó a hacer unos movimientos, y sus papás lloraban emocionados. Yo no entendía bien la situación, por lo que ellos me dijeron: ‘es que se movió por primera vez’. ¡Eso fue tremendo!”, recuerda emocionado.

A comienzos de este año, Carlos Jimeno vivió el momento más difícil de su vida por cuenta del Covid 19. Estuvo hospitalizado un mes, la mitad de ese mes en UCI, intubado, y luego estuvo dos meses más en casa recuperándose. Por eso dice, que este año el regalo de Navidad más grande que le pide al Niño Dios es su salud y es por ello que en la torta que compartirá en esta Nochebuena con esposa, sus hijos y su bella nieta Miranda estará decorada con la palabra “Gratitud”.

“Es que no me canso de darle gracias a Dios por haberme salvado y por esta nueva oportunidad de vida, y una manera de agradecer es llevarles alegría a chicos y grandes a través de la magia de la Navidad”. ¡Larga vida para Papá Noel!

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