Vida Cultural / 29 de julio de 2023

Freestyle, una batalla de ‘gallos’ a punta de rap improvisado

Rosario Borrero

En Barranquilla se realiza actualmente la segunda temporada de una competencia en la que participan los 10 mejores ‘freestylers’ de la ciudad. Morley De Moya, gestor cultural, reclama más apoyo para el género.

Se hacen oír en los buses, en los parques, en las canchas, en los pasillos de algunos colegios… abran paso, que la ‘batalla’ de ‘gallos’ está lista para dar ‘sopa y seco’ en la escena del Freestyle.

Se les distingue fácilmente, por vestir generalmente con prendas deportivas over size; en algunos casos llevan rastas, rizos, cortes muy estructurados con rayas, crestas o tintes, o se rapan; lo otro son las cachuchas invertidas, los gorros y las cadenas gruesas, de imitación. Todo una movida juvenil y urbana que rememora los combos de chicos afrolatinos del Bronx o de Harlem, en New York, que se enfrentaban con a punta de música, baile y rap.

Pero lo verdaderamente importante del Freestyle no es la estética, sino el verbo. Su poder no radica en lo que se ve, sino en lo que se escucha: versos improvisados que sorprenden, seducen, por su creatividad, su rima, su rapidez y por la agilidad mental de quien los dice. Y son sobre cualquier tema, porque no hay temas vedades. El estilo es libre, como bien lo traduce su nombre.

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Para Aldair Montero, que como freestyler se llama Token –uno de los más conocidos de Barranquilla—, en eso radica el encanto de esta manifestación artística. “Es que a través de tu arte, de tu lírica, desarrollas un talento que hace que todos te presten la atención que de otra forma no te prestarían. En lo personal me gusta ese toque de autoridad, ese poder de mano que te brinda el Freestyle”, dice este barranquillero de 25 años que reside en Costa Hermosa, que estudia al tiempo una Licenciatura en Cultura física, recreación y deportes y una carrera técnica: Logística y operaciones portuarias.

Token, que además canta, cuenta que comenzó a improvisar hace unos once años, primero con su hermano. Con los años ha ganado tal práctica que hoy no entrena como tal, sino que a ratos, a manera de ejercicio, encierra en su cuarto y empieza a improvisar sobre todo lo que pasó en el día. Dice que para un freestyler es clave estar bien informado, por lo cual se mantiene actualizado a través de las redes sociales y viendo documentales.

ARTE URBANO EN AUGE

En el mundo del hip hop, el freestyle es la habilidad de rapear de forma improvisada con o sin micrófono sobre una base o sin esta. A la persona que improvisa se le llama rapero, MC (Maestro de ceremonia), freestyler, improvisador o gallo, término que se usa únicamente en el caso de las batallas o competencias en las que los participantes rivalizan haciendo versos improvisados.

Token en una de sus actuaciones.

Si bien no hay un origen propiamente dicho, hay datos que mencionan que su origen tomó lugar en la escena Hip Hop de la Costa Este de los Estados Unidos, más o menos a mediados de los años 80s.

Si bien ciudades como Bogotá y Medellín llevan la bandera del género en Colombia y cuentan con un movimiento fuerte en la escena del rap improvisado, en la región Caribe empezó a practicarse hace más o menos una década, pero lo cierto es que en esto últimos años ha tenido mayor auge, de manera que los freestylers locales están haciendo sentir su voz con más fuerza.

Expertos en la materia como Morley De Moya, gestor cultural especializado en el género y quien organiza batallas, estima que la escena en Barranquilla cuenta ya con unos 300 seguidores que se dan cita en las competencias que se realizan en lugares como el parque de Los Andes, el teatrino de la Plaza de la Paz o en El Choli, como le llaman a un espacio que hay entre el Teatro Amira de la Rosa y el antiguo Coliseo Cubierto, entre otros lugares. Hoy hay otros escenarios como La Casona de El Prado y la Fábrica de Cultura.

¡QUE COMIENCE LA BATALLA!

Morley De Moya creó con su amigo Jesús Olivares (Lica Perso) la Liga Verso Perso, con la que buscan impulsar la profesionalización del género, de manera que los raperos reciban el reconocimiento e incluso la remuneración que se merecen, al tiempo que ponen “la escena de Barranquilla en escena”, apunta.

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La Liga suele organizar batallas, cuyas convocatorias se hacen por redes, especialmente por Instagram y Facebook. Cada competencia se organiza por temáticas a través de 5 rounds, cada uno de 2 minutos, de manera que se intercalen los formatos (improvisación a partir de imágenes, de palabras, de palabras que cambian cada 2 segundos, estilo libre, etc). “Un jurado experto puntúa cada round y al final declara al ganador”, añade Morley, quien además dirige el sello disquero independiente Flowkillas.

Una cosa llamativa es la cercanía que hay entre el freestyle y la música. “Sí, hay un paso súper cercano con ritmos urbanos como el rap, el reguetón, el hip hop, y muchos otros”. Las edades de un rapero están entre los 14 y los 35 años.

De Moya dice finalmente que si bien la escena del freestyle es gobernada por hombres, en Colombia hay una mujer reconocida, la caleña Marithea. Otros raperos famosos en el país son Carpediem, Eleven, Lokillo, entre otros. A nivel local están Filósofo, Puma, Bless y Token, entre otros.

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