La residencia que está apretujada entre modernos edificios de Balneario Camboriú y que es considerada un patrimonio histórico y cultural, fue vendida a un precio astronómico, lo que no sorprende, pues ese es un apetecido destino turístico de celebridades como Neymar.
Balneario Camboriú, en el estado de Santa Catarina, al sur de Brasil, es una ciudad turística a la que muchos llaman la “Dubai brasileña”. Es muy conocida por sus altos edificios y playas –como la Praia Central— y por sus calles emblemáticas, como la Avenida Atlántida, un transitado paseo frente a la playa bordeado de árboles, bares, restaurantes y tiendas.
Ahí en ese sector, frente al mar, pintada de blanco con detalles rojos, se encuentra la última «casita de la Avenida Atlántica». Se trata de una casita blanca, con sus marcos y ventanas rojos, que tiene 139 m² y ocupa la mayor parte de la parcela de 286 m².
A diferencia de los rascacielos y las casas de lujo con altos muros de Balneario Camboriú, sus bajas puertas blancas están ahuecadas, lo que permite a los curiosos verlas más de cerca, pues con los años, esta propiedad ha adquirido incluso el estatus de atracción turística.
Sin embargo, queda poco tiempo para la última casa de madera de la avenida más importante de la ciudad: la residencia número 4100 será demolida para dar paso a un edificio de 12 plantas, lo que ha generado polémica en Brasil.
La arquitecta y profesora de la Universidad del Valle de Itajaí Alessandra Devitte opina que la demolición de la casa representa no sólo una pérdida material, sino histórica y cultural. “La conservación de la arquitectura popular desempeña un papel crucial en el mantenimiento de la identidad cultural e histórica de una comunidad. Refleja las tradiciones, los oficios tradicionales, los valores y las formas de vida del pueblo», afirma.
Esta construcción data desde antes que la llamada «Dubai brasileña» (en referencia a la abundancia de edificios altos) se convirtiera en ciudad, pues fue construida en 1956. Con el paso de los años, la modesta casa ha visto cómo sus alrededores eran tomados por edificios y ahora está «apretujada» entre ellos, por lo que muchos empezaron a verla como un símbolo de resistencia en la región.
En 1973 fue adquirida por Lio Cesar de Macedo, fallecido en 2016, cuyos herederos la tenían como casa de vacaciones hasta el año pasado, cuando la negociaron por un precio acorde con un título que ostenta actualmente la ciudad: el metro cuadrado más caro de Brasil, según el índice Fipe-Zap, que establece un ranking del precio de inmuebles de ese país.
Un corredor local consultado por BBC News Brasil calculó que la propiedad podría valer entre 3 y 3,6 millones de dólares (entre 15 y 18 millones de reales), considerando los precios inmobiliarios de la zona, lo cual no sorprende a quienes conocen la región, por tratarse de un destino turístico de celebridades como el futbolista Neymar.
Mientras que los precios del metro cuadrado de los inmuebles en São Paulo y Río de Janeiro se sitúan en US$ 2.125 y 2.040, respectivamente, Balneario lidera la clasificación con un precio medio de US$ 2.485.
La alta demanda de propiedades en la ciudad se debe a su seguridad y ubicación privilegiada. Además de las playas, Balneário es fácilmente accesible por carretera y aeropuerto. El boom inmobiliario se repite en otras localidades costeras de Santa Catarina, como Piçarras, Playa Brava e Itapema –esta última es la segunda con el metro cuadrado más caro del país: US$ 2.117.
Además de dirigirse al público brasileño de renta alta, las constructoras también se centran en atraer a extranjeros. A finales de julio, FG Empreendimentos lanzó un anuncio protagonizado por el futbolista portugués Cristiano Ronaldo.
El anuncio era para la promoción One Tower, el edificio residencial más alto de América Latina, con 84 pisos. Con 20 zonas de ocio, cada piso se vendía por unos 15 millones de reales (unos US$3 millones).
Para expertos inmobiliarios la demolición de la casa era sólo cuestión de tiempo. ”Aún no hay ninguna previsión de cuándo se construirá el edificio. Sólo se ha compartido que se ha vendido, los propietarios son muy reservados con esta información”, afirma finalmente.