Personaje / 7 de agosto de 2021

La obra de Gabo, próxima aventura de Yuldor Gutiérrez en el cine

El actor, director, escritor y productor samario Yuldor Gutiérrez, durante el rodaje de ‘Vida de mi vida’.

Miredvista.co

El también actor, guionista y productor de televisión samario, habla de su experiencia con su ópera prima en la gran pantalla, ‘Ángel de mi vida’, una cinta que reivindica la discapacidad y de la que, dice, ha rebasado sus expectativas.

Yuldor Gutiérrez no oculta la emoción cuando de habla de Ángel de mi vida, su primera gran aventura como director de cine, ese séptimo arte con el que empezó a soñar hace muchos años. Primero, a través de las películas de grandes directores como Martin Scorsese, Stanley Kubric o Vittorio De Sica. Segundo, a partir de su propio crecimiento en la actuación, la dirección y la producción de televisión.

Su cabello enmarañado, su manera de hablar, su fuerza actoral y su sexapil se hicieron familiares entre los colombianos hace unos 35 años, cuando debutó en TV en la telenovela Gallito Ramírez y en teatro en el papel de Romeo , en Romeo y Julieta, con el TPB.

Después participó en otras exitosas producciones de Tv, como Caballo Viejo y ¿Por qué mataron a Betty?, entre muchos otros y sin contar su participación en teatro, en particular la obra Doña Flor y sus dos maridos, con el Teatro Nacional, donde protagonizó un desnudo memorable en aquel montaje junto a Amparo Grisales y Carlos Muñoz.

Con todo este recorrido, más sus estudios de actuación y dirección teatral en la Escuela Nacional de Arte Dramático en 1985, y de dirección y fotografía para cine en la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños (Cuba) en 1997, entre muchos otros, dejó en claro, desde aquellos días, que Yuldor no era uno más en la televisión y las tablas, sino un actor con el carácter, la fuerza y el talento para trascender.

Sin embargo, como actor hizo una pausa de años, pues entonces se puso otro de los “sombreros” –como el suele referirse a sus distintas facetas– que él sabe llevar: el de director, primero de televisión y aterrizando ahora en la que ha sido, a sus 60 años, “una fascinante inmersión en el Caribe”, su primer largometraje, Vida de mi vida, protagonizado por actores costeños como Viña Machado, Junior Polo, Braian Aburaad, Obeida Benavides, Alfredo Pérez y Santy Molina.

Con parte del elenco.

¿Cómo comenzó esta aventura?

La película nace de un hecho real, una vivencia que tuve cuando hacía Francisco el matemático y me incluyeron en el elenco un niño con discapacidad cognitiva, con síndrome de Down. Era un momento de mi vida en el que trabajaba mucho, 24/7, pues hacía tres programas: Yo, José Gabriel, Esta boca es mía y además Francisco. Estaba un poco agobiado con el trabajo y cuando me llevaron el niño yo dije que no, porque me iba a complicar la grabación. Al poco tiempo reflexioné y dije: voy a hacer algo por este niño y lo voy a apoyar, a visibilizar. Pero a mí me ocurrió lo contrario: lo que yo pensé que iba a hacer por ese niño, el niño lo hizo por mí. Me transformó un poco la manera de ver el mundo por su transparencia, por su manera de acercarse a los actores, por su manera de hablarme, de abrazarme y de estar junto a mí, me hizo cambiar mi dinámica y empecé a ver el mundo con los ojos del corazón,. Eso fue maravilloso y por eso se convierte en algo muy importante en mi vida y por eso la película se llama Ángel de mi vida.

Pero eso fue hace mucho tiempo…

La gestación del proyecto fue hace 15 años, y todo este tiempo estuve trabajando por el, madurándolo, viendo cómo lo hacía, intercambiando con familias que han vivido este tipo de situaciones. Vi cómo algunas familias en las que nació un niño con esta condición, se rompieron, se quebraron, se separaron. Vi de todo. Hice muchos castings, y ya tenía unos niños con síndrome de Down que iban a ser los protagonistas, pero en 15 años se me crecieron, hasta que a finales de 2018 hicimos el rodaje.

La película es muy costeña: actores, locaciones…

El rodaje se hizo durante 17 días en Santa Marta, donde hicimos una inmersión total. Es un producto totalmente Caribe y lo logramos sacar adelante con gente de esa ciudad, con una mujer como Viña Machado, que es temperamental, que tiene ese carácter de la mujer del Caribe para afrontar la situación que plantea la película, pero además también tiene esa entrega de nuestras mujeres, que saben estar entre los hijos y el papá y les toca lidiar toda esa situación. Viña tiene la  ternura, porque es madre y tiene una tremenda capacidad actoral y mucho carácter, el mismo que le imprime a la historia. También tenemos actores de Barranquilla, como Braian Aburaad, que es egresado de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico, y Junio Polo, de la zona de Valledupar y Santa Marta, lo que hace que el elenco sea muy costeño.

La película se rodó durante 17 días en Santa Marta.

Hasta ahora, cómo ha sido la acogida del público, qué dice la gente. ¿Ha sido lo que se esperaban?

Realmente esta película ha superado nuestras expectativas. Creo que no solo las mías, las de todos. Si me preguntas cómo me siento, te digo que yo estoy al mil por mil. La película nos ha entregado lo que nos tenía que entregar. Hay unas cosas que son trascendentales en el cine: cuando tú haces una comedia y la gente que la ve se ríe, date por satisfecho; cuando haces una película de terror y la gente sale asustada, date por satisfecho; cuando haces un drama, como en este caso, y la gente sale conmovida, sentida y además ha dejado rodar una que otra lágrima, tienes que darte por satisfecho. Eso lo hemos logrado en el Caribe, en Bogotá, en Medellín y en todos los lugares donde han visto la película la gente además sale sensibilizada con el tema, pensando diferente acerca de la discapacidad, con una comprensión mayor. Y eso hace que el corazón se hinche de felicidad por haber afrontado un tema tan bonito, como el de las familias que están en esta situación.

Pasando a otro tema, la última vez que te vimos de regreso a la actuación fue en una bionovela. ¿Qué ha pasado con la actuación?

Sí, yo hacía el viejito ese chocho, abuelo de Los Morales (2017). La actuación es algo que llevas en las entrañas, es imposible dejarla, es algo que amas, que tienes ahí; es como el poeta y la poesía, no hay manera de soltarlo, o Gabriel García Márquez y su literatura, es algo que llevas impregnado en el alma. Muy seguramente en algún momento voy a terminar de vuelta. Han existido algunas ofertas, pero no me le he medido porque estaba en este tema de la película. Y me fui a la Costa a dirigir otras series y desarrollar este proyecto.

Con la actriz Adriana Ricardo en Los Morales.

Tuviste un receso largo como actor, que fue tu inicio en la TV.

Así es. Yo me vine de Santa Marta para Bogotá en el año 80, u 81, cuando terminé el bachillerato. Vine a estudiar medicina, que me interesaba mucho, y terminé tomando el camino de la actuación. Ahí fue donde apareció Gallito Ramírez, con Bruno Díaz, Carlos Vives, Margarita Rosa De Francisco y llega hasta Doña Flor y sus dos maridos, en teatro. Después hice algo trascendental para mi, que fue Guajira, con Pepe Sánchez. Cuando la termino, empiezo a dar el vuelco hacia la dirección. Me fui a Barranquilla, donde hice un proyecto muy bonito, Tamarindo, y empiezo a alejarme de la actuación para entrar a la dirección en forma con Francisco el matemático. He tenido algunos cameos en la actuación, como fue el caso de Los Morales.

Bueno, y después de esta primera película, ¿qué?

La pandemia fue para mi un año muy afortunado, porque a veces vivo muy solo, metido en mis cosas, en la lectura, en la escritura, y entonces, como no tenía ninguna tentación –de la puerta de mi casa para afuera no tenía nada qué hacer–, eso hizo que me concentrara más en mi proceso, y en lo que quiero ser de ahora en adelante. No solo era pensar en Ángel de mi vida, sino en el próximo proyecto, que es un guión que tiene que ver con la obra literaria de Gabriel García Márquez.

Cuéntenos de ese proyecto…

Estoy un poco obsesionado con que nosotros en el Caribe tenemos un Nobel, y siento que a medida que pasa el tiempo lo vamos olvidando. Yo creo que a Gabo hay que traerlo al presente: hay que decirles a los jóvenes que tenemos un Nobel, un gran hombre que escribió unas obras muy bellas para que ellos empiecen a meterse en el mundo de Gabriel García Márquez y no dejar eso tan importante de lado. Estoy metido entre José Arcadio Buendía, Aureliano, Úrsula Iguarán, Amaranta, ando sumergido en ese maravilloso mundo de Gabo, que será la próxima película en la que me quiero embarcar.

Un aspecto del rodaje.

¿Qué directores son tus referentes en Colombia?

Tengo a Pepe Sánchez, uno de los grandes directores colombianos del que, desafortunadamente, tenemos poco trabajo cinematográfico. En el Caribe tengo nombres interesantes: Pacho Bottía, que tiene una sensibilidad y una manera de atrapar la atmósfera; otros de la nueva cosecha que admiro mucho, como Roberto Flóres, que hace rato tiene un trabajo magnífico, e Iván Wild, con un feeling importante. Otro hombre del Caribe ews Ciro Guerra, que sabe como interpretar el Caribe y cómo ponerlo en la pantalla gigante; ha hecho un trabajo importante, tanto él como su esposa Cristina. El mismo Heriberto Fiorillo ha hecho cosas muy lindas.

Estás en Bogotá, pero la Costa está muy presente en ti.

Sí, cuando me vine en el año 80 me causaba tanta nostalgia el Caribe, que mis compañeros que se vinieron conmigo se devolvieron, por la añoranza del Caribe. Nos la pasábamos escuchando vallenato y por eso se regresaron a Santa Marta. Yo en ese entonces me dije: Yuldor, no escuchas un vallenato más. Hasta aquí llegó. Tuve un vacío de vallenato en mi vida, solo para no botar una lágrima y terminar devolviéndome. También suprimí mis lágrimas. Yo lloraba muchísimo por Santa Marta, y también dije: ni una lágrima más. Entonces, tengo un vacío del Caribe grande, porque me aferré un poco a Bogotá y después, ya más grande, he estado recuperando ese Caribe, Santa Marta, mi barrio, mis compañeros del Liceo Celedón, volviendo a encontrarme con esa Santa Marta de la que tuve que irme para cumplir un sueño.

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