La monteriana Ángela García lidera en Barranquilla una empresa familiar inspirada en las recetas de tortas, postres helados, galletas, minipostres y flanes que heredó de su abuela y de su suegra.
Cuenta la leyenda que en 1897, en Granada, España, Ceferino Isla González, un reconocido pastelero de la región que era muy mariano, quiso homenajear al papa Pío IX (Pío Nono o Pío Noveno) por haber proclamado el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María el 8 de diciembre de 1854.
Fue por ello que creó un nuevo pastel que no solo llevaba el nombre del pontífice, sino que su aspecto era cilíndrico y algo rechoncho, revestido como el Papa con una ‘vestido’ blanco (el capacillo de papel en el que va el bizcocho humedecido), y tenía una especie de corona de crema azucarada y tostada que simbolizaba el solideo con el que el Papa cubre su coronilla. Por su combinación de sabores y por suavidad, se convirtió desde entonces en el postre favorito de Pío IX, quien fue Papa durante más de 31 años, el segundo pontificado más largo de la historia de la Iglesia Católica después del de San Pedro.
Así surgió el Pionono, un postre que se caracteriza por la textura blanda de su bizcocho humedecido y enrollado sobre sí mismo y por la suavidad de la crema pastelera con la que va relleno.
La receta llegó a manos de la cordobesa Aura Martínez Burgos en los días en que fue a estudiar a Nueva York en los años 30 del siglo pasado, y le gustó tanto que al regresar la llevó a Cereté, donde compartió la receta con su prima hermana, Susana Burgos de García. Ellas la ensayaron y la perfeccionaron hasta hacer su propia versión, “utilizando ingredientes frescos y técnicas artesanales que realzan la suavidad del bizcocho y la intensidad del relleno”, según narra la historia familiar. Así comenzó una dulce tradición que hoy se replica en Bogotá, Cartagena, Montería y Barranquilla.
En familias con una amplia tradición culinaria, en donde los tíos tienen panaderías y restaurantes y las matronas preparan grandes banquetes para fiestas, los niños suelen involucrarse también en la cocina, y fue el caso de Ángela García, nieta de Susana nacida en Montería, quien recuerda que aprendió a usar la manga pastelera, por ejemplo, siendo muy chica, y que sus vacaciones las pasaba feliz en la panadería de un tío.
Al terminar su colegio, Ángela quiso marcar distancia con la cocina y decidió irse a Bogotá a estudiar diseño gráfico, y al volver conoció a quien es su esposo desde hace casi 29 años, el periodista Tadeo Martínez, nieto de Aura Martínez Burgos. “Curiosamente, en esa época quien hacía los piononos era Tadeo”, relata ella. Se casaron y decidieron montar una repostería en Cartagena, donde se radicaron.
Pero hace unos 20 años la pareja se radicó en Barranquilla con sus hijas Mariana y Manuela y fue así como aquella receta de ese exquisito postre conocida en NY, pero que con los años perfeccionada aquí, cuidada con celo, respetada en su paso a paso, llegó a Barranquilla. Porque seguramente muchos elaborarán el pionono, pero nada como el que enseñaron las abuelas Aura y Susana.
“El secreto está en su suavidad y en el hecho de que no es empalagoso”, dice Ángela. Y eso tiene su técnica y su secreto. Ángela se enorgullece también de los dos sabores con los que ella innovó, chocolate y coco, igual de suaves al paladar.
La repostería Pionono, que hoy tiene su sede en el barrio Paraíso de Barranquilla y que durante años fue la encargada de elaborarlos para la marca Juan Valdés en esta ciudad, hoy ofrece una variedad de tortas, postres fríos y pays, entre otras variedades de pastelería. Una oferta muy especial son los minipostres, en diferentes sabores y presentaciones, ideales para las mesas de postres de las grandes ocasiones.
Así sigue adelante una tradición familiar que involucra en este caso a toda la familia, pues hoy mientras Ángela está al frente de la planta de producción y de la atención al público, Tadeo visita puntos de venta y las hijas están atentas del mercadeo a través de las redes sociales. ¡No sabe aquel pastelero cuánto hemos saboreado por estos lares aquel agasajo al papa Pío IX!