Sonia Gedeón
Columnista / 19 de junio de 2021

A propósito del Día del Padre

La celebración del Día del Padre este domingo ha coincidido en Colombia con la apertura esta semana de las salas de cine, y la proyección de dos películas que definen el infinito amor de los hijos por sus padres.

El olvido que seremos, basada en el libro de Héctor Abad Faciolince y llevada al cine por el español Fernando Trueba, y The Father (El padre), una adaptación de la exitosa obra de teatro escrita por el director y dramaturgo Francés Florian Zeller e interpretada por Anthony Hopkins, son dos maravillosos ejemplos del sentido de familia y la entrañable relación entre padres e hijos.

En El olvido que seremos, Héctor Abad, como autor relata en un diálogo profundo los más íntimos momentos y sentimientos de la relación con su padre, Héctor Abad Gómez. Su héroe, su ídolo, su maestro, su protector, su todo que muere asesinado en plena vía pública por las mafias que sacudían a Medellín en los años 80, y al que no le perdonaron su liderazgo como médico, profesor universitario y activista de derechos humanos.

Abad Faciolince era el único hijo varón, entre cinco hermanas, y contrario a lo que se pudiera expresar del machismo reinante de una sociedad como la nuestra, el suyo fue un padre profundamente afectuoso, que contra todo pronóstico no hizo cosa distinta para formar su carácter que darle amor y enseñarle a ser tolerante.

Abad Gómez, el padre que lo enseñó a pensar con libertad, siempre le hablaba de las 5A para enunciar los cinco elementos que no le podían faltar a todo ser humano: Agua, alimento, abrigo, aire y afecto. A eso dedicó su vida, movido por una gran responsabilidad social con las gentes de su Medellín natal.

La película, ganadora de los Premios Goya y personificada magistralmente por el actor español Javier Cámara; Patricia Tamayo, actriz caleña quien da vida a Cecilia Faciolince, esposa del protagonista; y el joven actor, Juan Carlos Urrego en el papel del hijo, amerita ser vista para entender una parte de la historia de intolerancia y violencia que han vivido miles de colombianos a lo largo y ancho de este país, fracturando familias y dejando a su paso una estela de profundo dolor.

En el caso de The Father, la relación es entre padre e hija. En ella, de una manera desgarradora y paciente, la cinta nos lleva a una conmovedora reflexión sobre la frágil y fluctuante condición humana que refleja la realidad de millones de hombres y mujeres con demencia senil. En esta la percepción de la vida cotidiana se quiebra poco a poco en una línea al principio casi imperceptible y luego muy dura de aceptar, cuando se trata de nuestros seres más queridos, a quienes todo les debemos.

Como un papel hecho a su medida, Anthony Hopkins interpreta a Anthony, un hombre de 80 años que pierde su memoria, y se vuelve frágil y vulnerable, mientras Olivia Colman, hace las veces de Ann, la hija amorosa, que sonríe a su padre, y al mismo tiempo esconde detrás de esa sonrisa el dolor de la impotencia, del deterioro, y el cansancio ante las dificultades que para la vida cotidiana genera esta condición.

Zeller, en la puesta en escena busca que nosotros como audiencia seamos un público activo, no pasivo, para entender los cambios de ese ser amado al que podemos resultar extraños hasta llegar a ser rechazados porque ya no nos reconocen y por el contrario le representamos el peligro.

La vida sin duda nos depara muchas sorpresas de toda índole. Por ello, hay que celebrar la vida de los padres mientras la salud los acompañe, y en esta ocasión podemos honrar sus memorias y sus vidas en estas dos cintas de estreno en el país.

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