Nuestra Gente / 22 de febrero de 2025

«Aquí en esta Galería el Carnaval se vive los 365 días»: artesanos de la 72

Rosario Borrero

De la mano del centenar de comerciantes instalados en la Galería Artesanal y Comercial de la 72 se puede conseguir el outfit carnavalero de chicos y grandes, así como los accesorios, tocados, complementos, adornos para el hogar y hasta los dulces típicos de la región.

Son las once de la mañana de un martes de precarnaval y en la Galería Artesanal y Comercial de la 72, laque está a un costado del viejo estadio Romelio Martínez, la vida se vive desde un prisma multicolor, con los tonos del satín de los monocucos, los cuadritos de las polleras cumbiamberas y también de las lentejuelas, mostacillas y escarchas de los tocados, mientras los hombros se mueven al ritmo de la Checumbia que suena al fondo en un parlante.

En la Galería se consiguen instrumentos en madera.
Variedad de accesorios para el outfit carnavalero.

Hasta el más pasmado o esquivo al Carnaval entra en ambiente en ese lugar que, si bien está abierto todo el año, vive su mejor momento en cada temporada carnestoléndica o cada vez que juega la Selección Colombia. Allí se consigue todo lo que se necesita para estar en modo carnavalero, de la cabeza a los pies, pero además para la decoración del hogar o la oficina, o para comprar souvenires.

Un centenar de artesanos y comerciantes están instalados de forma permanente en ese lugar que atrapa no solo por su oferta, sino por brindar esa sensación de que estás en un lugar seguro, y además por su frescura, por ser una especie de oasis en medio de una vía calurosa y congestionada como lo es la 72. Alexis Herrera, palenquero que ha vivido casi toda su vida en Barranquilla, destaca de ese lugar la calidad de los productos que se ofrecen, la buena atención, la seguridad del lugar, la comodidad para comprar, la posibilidad de pagar por distintos medios de pago y el hecho de que los comerciantes allí instalados responden por lo que venden.

Alexis Herrera, palenquero que ha vivido casi toda su vida en Barranquilla, destaca de ese lugar la calidad de los productos que se ofrecen, la buena atención, la seguridad del lugar, la comodidad para comprar, la posibilidad de pagar por distintos medios de pago y el hecho de que los comerciantes allí instalados responden por lo que venden.

Alexis Herrera, líder de la Galería, frente a su puesto de venta.

“Aquí en esta Galería el Carnaval se vive los 365 días del año. Este lugar reúne a toda la Costa, hay gente de muchos lugares, pero al final todos somos barranquilleros, porque esta es una ciudad de inmigrantes, y todos vibramos con nuestra fiesta”, dice con vehemencia Alexis, vocero del lugar.

Muy cerca de él está John Carpintero, un barranquillero de 32 años que heredó de su papá no solo el nombre, sino el talento para coser, la vocación de comerciante y uno de sus dos puntos de venta en la Galería.

Si bien su especialidad son los disfraces para grandes y chicos, allí también hay cabida para las artesanías en caña flecha, variedad de mochilas, souvenires y complementos para los disfraces. Sin embargo, son estos últimos los que relucen en medio de toda suerte de máscaras y tocados, y que son elaborados en casa en una microempresa en la que trabajan sus padres, su cuñada y su esposa.

Los disfraces infantiles son la gran especialidad del puesto de John Carpintero.

A diferencia de otros artesanos que se quejan de lo “quietas” que han estado las ventas, John viene de unos días “buenos”, pues hizo su agosto en el Carnaval de los Niños, que acababa de realizarse. “Es que las ventas se van dando según la programación del Carnaval, y como mi fuerte son los disfraces de niños, pues siempre se movió mi negocio”, explica sonriente.

No tan emocionadas, en cambio, estaban las hermanas Johana Vanessa y Digna Arévalo, residentes en el barrio Bajo Valle, y quienes atienden un puesto en el que venden mochilas artesanales –tradicionales y de las tejidas rebordadas que están de moda—, así como tocados, accesorios, camisetas estampadas y camisas en todos los estilos –algunas muy lujosas— para la pareja.

Algunos de los accesorios y prendas de vestir del puesto de las hermanas Arévalo.

“Amiga, esto está quieto todavía. El año pasado se movió mucho más, pero ni el concierto de Shakira nos ha ayudado. Esperamos que ya en la otra semana, que es la recta final, la cosa se mueva más. Por aquí sí vienen turistas, pero nos han tocado los duros…¡tacaños!”, dice Johana, y suelta la carcajada junto con su hermana.

Del puesto de Mayker Caballero, a quien todos llaman ‘El Pollo’, nadie se va sin comprar. Su simpatía, buena ‘parla’ y habilidad para vender –canta y baila para el público— logran convencer incluso al que va buscando otra cosa.

“¡Tengo los aretes con las mostacillas que le gustan a Shakira, venga y se los muestro!”, dice con gracia y todos ríen al oírle el pregón. La especialidad de este artesano de 30 años que vive su esposa y sus dos hijos en Las Américas son los aretes de todo tipo, que en su mayoría elabora él mismo: desde los carnavaleros con hilos de seda, cintas y flores multicolores, hasta los elegantes con mostacillas y cristales, y en acero.

En el puesto de Mayker Caballero, El Pollo, hay bisutería para todos los gustos y necesidades.

“Desde los 8 años estoy acompañando a mi papá en estas actividades. De él aprendí el arte de la bisutería, que yo perfeccioné después viendo trabajar a otros en las playas y viendo videos en Youtube. Yo elaboro el accesorio a pedido del cliente. Vendo también el acero, pero el sello mío es que yo marco la pulsera, por ejemplo, con el nombre de la persona si lo desea; hago rosarios y collares. También hago perforaciones y tatuajes. ¡Usted pida, que yo se lo tengo!”, dice con picardía.

En medio de un área en la que se destacan las artesanías de Carnaval en madera está el puesto de Leidy Donado y de su mamá, Martha Cuello. La joven de 21 años dice que ella y otros dos hermanos acompañan desde hace unos siete años a su mamá, quien anteriormente venía agua en el Suri Salcedo, pero que resultó favorecida con la reubicación de las ventas ambulantes allí en esa Galería.

Leidy Donado con su gorro de Mariamoñitos.
Accesorios en tejido inca y otras artesanías.

“Mi mamá aprendió el tejido inca y empezó a hacer collares, aretes, brazaletes y hasta asas de mochilas con mostacillas de muchos colores, que son muy lindos y que se venden full. Se puede decir que mi mamá innovó con ese accesorio aquí en la Galería”. Pero no es lo único. En su puesto hay mochilas recamadas en lentejuelas, tocados, camisetas estampadas y algo muy singular: la gorra de Mariamoñitos, una cachucha que es cubierta de lacitos multicolores de una tela que ella llama bombril, por lo que el accesorio recuerda al popular personaje del Carnaval.

Como ellos, cada artesano tiene allí su propia historia de esfuerzos, lucha, creatividad y de ingenio para ganarse la vida y para ponerse a tono con una fiesta folclórica y cultural que se lleva en el alma, pero que se expresa en la pinta, en los accesorios y en el ingenio para ponerse a tono, ¡como Momo manda!

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