María del Carmen Torregrosa y Caroll Cantillo, madre e hija socias de Sweetllama.
Por estos dias de amor y amistad, el aroma a harina, esencias y chocolate invade aún más el hogar de esta familia barranquillera que en medio de pandemia, le apostaron a su marca Sweetllama.
El de la familia Cantillo Torregrosa sí que es un “hogar, dulce hogar” en todo el sentido de la frase.
No solo por la armonía, el amor y el respeto que se profesan entre todos, sino porque llegar a esta casa en el barrio Las Colinas de Barranquilla tiene un ingrediente adicional.
Quienes llegan de visita o simplemente pasan por el frente del inmueble, de inmediato pueden percibir el aroma a chocolate, vainilla y torta recién horneada que sale de la cocina de María del Carmen Torregrosa, la columna vertebral del emprendimiento familiar Sweetllama.
De la mano de su esposo Ángel, y de sus hijos Caroll y Luis Ángel, esta diseñadora de modas a quien le encanta la cocina y la buena repostería comenzó ofreciendo tortas sencilla, sin crema, y los postres tres leches y napoleón que elaboraba su sobrina Glenia Herrera.
En la cuadra empezaron a comprarlos a, igual que entre los familiares y los compañeros de trabajo de Caroll. Un hit. “Nacimos en agosto del 2020 en medio de la pandemia. Mis papás no tenían trabajo y estábamos en plena cuarentena”, recuerda Caroll, ingeniera industrial de la Universidad del Norte.
La hija mayor de los Cantillo no solo se encarga de la comercialización y el manejo de las redes sociales sino de la línea de productos saludables que también han tenido enorme acogida.
Hoy en día venden tortas personalizadas, brownies, cupcakes, galletas y jars (o ‘llamitas’ como lo llaman los clientes), pero también ofrecen productos para eventos corporativos y eventos familiares.
A los pocos meses empezaron a ensayar con una fusión de tortas con postres napoleón, y ahí nacieron los jars, que a su vez les servían para aprovechar al máximo lo que quede de las tortas cuando salen del horno.
Caroll cuenta que en este proyecto familiar su hermano Luis Ángel, ingeniero civil, es quien aporta las ideas y con el que se decidió escoger una llama en el logo de la marca después de conocer esta especie en un viaje a Perú.
“Es un animal tierno y dulce, pero al mismo tiempo divertido y dinámico, como nuestros productos”, explica. La idea ha calado tanto que algunos de sus productos los denominan “llamita».
En Sweetllama (@dulcellamabaq) también participa su novio Cristian Páez Logreira, ingeniero industrial, quien apoya con las cotizaciones y los domicilios, mientras que su papá Ángel Cantillo, que es el encargado de la parte contable.
Cuenta que este emprendimiento se ha convertido en un medio para fortalecer aún mas la relación con sus padres, con quienes acostumbra a compartir un café con una porción de torta cuando ella los visita por las tardes.
Por eso a mediano plazo ya proyectan tener una tiende física para que los clientes tengan la oportunidad de consumir los productos que ya conocen en medio de una buena tertulia.