De viaje / 11 de noviembre de 2023

¿Por qué la capital del Atlántico está en la mira como modelo en desarrollo industrial?

La Ciénaga de Mallorquín es un proyecto que busca preservar el ecosistema de cara a convertir a Barranquilla en una de las capitales más biodiversas de Colombia.

Miguel Utria

La ONU destacó a la capital del Atlántico por los esfuerzos que se han emprendido en materia de restauración del ecosistema.

La Organización de las Naciones Unidas, a través de su programa para el Medio Ambiente (PNUMA), reconoció a la ciudad de Barranquilla como modelo a seguir en materia de “generación restauración”.

El importante organismo internacional, a través de un documento oficial, destacó a la capital del Atlántico entre 250 ciudades del mundo entero que presentaron propuestas de desarrollo ambientales y restauración de ecosistemas.

En este sentido la ciudad, a través de dos delegados, participará en el taller presencial de ‘Generación Restauración’, previsto a realizarse  entre el 13 y el 15 de diciembre próximos, en la ciudad de París, Francia, y del que harán parte las primeras 20 ciudades de Restauración de la Generación.

En dicho taller, dice el documento, la ciudad de Barranquilla compartirá con el resto del mundo experiencias entre sí y los logros que se han suscitado en todo lo relacionado con la preservación y restauración de ecosistemas con los que conviven los barranquilleros.

El ecoparque de la Ciénaga de Mallorquín se presenta como una de las obras más emblemáticas de Barranquilla debido a su desarrollo técnico e ingeniería, funcionando de referente para las obras de infraestructura.

A través de la invitación de la ONU las ciudades elegidas, intercambiarán experiencias y conocimientos así: 8 de las ciudades ejecutarán proyectos pilotos e innovadores para restaurar ecosistemas urbanos, mientras que las otras, consideradas como modelos a seguir serán acompañantes y apoyarán como destacadas en restauración.

Barranquilla, que es una de las urbes modelos a seguir, estará junto con Cape Town, Curitiba, Glasgow, Estambul, Iloilo, Kanazawa, París, Seattle, Toronto y Yangzhou. Todas ellas hicieron parte de las 250 que presentaron sus propuestas, según dice el documento de la ONU. Barranquilla de Colombia  y Curitiba de Brasil, son las únicas de Latinoamérica que fueron seleccionadas.

Uno de los modelos en materia de restauración que tiene Barranquilla para mostrar al mundo es la ciénaga de Mallorquín que es un tesoro y pulmón natural en plena área urbana de la ciudad.

Está ubicada en el extremo norte de Barranquilla, sobre la margen izquierda de la desembocadura del Río  Magdalena (Bocas de Ceniza) en el Mar Caribe.

Tiene una profundidad media de un metro, una superficie de 6,5 kilómetros cuadrados de cuerpo de agua y más de 300 kilómetros de vegetación, principalmente de manglares.

De acuerdo con estudiosos del tema ambiental, en el área de influencia de la ciénaga pueden hallarse 15 especies de animales invertebrados marinos o medusas, 9 de peces como el denominado tiburón nodriza, un  número similar de anfibios, 7 de reptiles, 11 especies de mamíferos como mapaches, murciélagos, ardillas, entre otros, y 81 especies de aves, así mismo crustáceos como el denominando cangrejo violinista.

Así mismo se han contabilizado 15 especies vegetales, de las cuales, 4  corresponden a especies de mangle: mangle rojo, mangle Zaragoza, mangle  amarillo y mangle negro.

Barranquilla en el marco de su propuesta de desarrollo ambiental y sostenibilidad se acogió a la convocatoria del Gobierno Nacional para ser una BiodiverCiudad. La propuesta del Gobierno plantea transformar todas ciudades colombianas en BiodiverCiudades, que son espacios urbanos en los que la naturaleza hace parte del desarrollo urbano sostenible, y con lo cual se da solución a las principales problemáticas ambientales, sociales y económicas.

Y es que siendo Colombia el segundo país más biodiverso del mundo, y a la vez, mayormente poblado en su zona urbana es un gran reto para los administradores de las ciudades elevar los niveles de recuperación ambiental, sin dejar de lado el desarrollo social y económico de sus territorios.

El reto para los administradores es mayor si se tiene en cuenta que una eventual crisis climática podría desatarse por las emisiones de gases de efecto invernadero a la que nos exponemos por todas las actividades propias de las zonas urbanas.

Para que una ciudad pueda abrirse a su transformación como biodiverciudad debe tenerse en cuenta el impulso de economías sostenibles, la incorporación a la planificación territorial de la biodiversidad así como sus beneficios y el desarrollo de iniciativas de educación ambiental. Igualmente las prácticas de consumo y hábitos responsables.

Además de Barranquilla otras ciudades colombianas que han ingresado al listado de biodiverciudades son, entre otras, Leticia, Villavicencio, Medellín, Bucaramanga, Quibdó, San Andrés y Providencia, Barrancabermeja, Manizales, Montería, Armenia, Yopal, Pasto y Pereira.

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