La sumatoria de muchos fracasos es lo que la gente llama éxito. Nadie aprende del éxito, pero la experiencia del fracaso hace que cambies la estrategia y busques otro camino.
El otro día me dijo una señora: «es que fulana de tal es de la alta sociedad de Cali». No sabía si reír o llorar al escuchar semejante desparpajo.
Hay un proverbio italiano que me encanta: “una vez terminado el juego, el peón y el rey vuelven a la misma caja”. Y esto nos cae a todos, ricos y pobres, todos vamos a morir algún día, el final es igual para todos, y me da risa cuando hablan de status social, ese invento de la posición relativa que ocupa una persona dentro de su comunidad y cuando se fallece. ¿Qué status tiene en el féretro? Todos los difuntos son iguales.
La vida es un viaje de momentos, en la que algunos tienen más suerte que otros ya sea económica o de salud, donde nació, época y sitio y familia que lo recibe. Ya quisiera ver el Príncipe Carlos, rey del Reino Unido, si hubiera nacido en Níger, uno de los países más pobres de África, donde los arrasa la malaria, la pobreza y la desnutrición. ¿Quién sería? Pues un don nadie.
Todo se reduce a la fama, clase socioeconómica, el prestigio artístico, la jerarquía política o cualquier otra situación que la comunidad hizo que lo enalteciera, pero se les olvida que en el fondo son de carne y hueso como cualquiera, y no son inmortales. Como dije anteriormente, tanto como el peón como el rey van para la misma caja.
¿Quién juzga el éxito? Hay mucha gente aparentemente exitosa y no es feliz, mucha gente pobre y sí es feliz, muchos ricos con depresión y no aman la vida,. Siempre he pensado que mi admiración existe por alguien que se supera, estudia, es gente, que se hace admirar porque aplica lo que predica, respeta la ley y la hace respetar, así sea pobre, sin fama, y sin status social.
Esas personas que nunca se van a dormir con deudas pendientes, personas que piden disculpas con hechos no con palabras, sinceras, leales, escasas en nuestro medio, casi en extinción.
Por eso mucha gente que reina o se cree exitosa, con plata mal habida, ilícita, o creen que porque recibieron una herencia sin sudar una gota de sudor, o llegaron a la meta con trampas y artimañas, pero en la cima se creen más que los demás y hablan de status. Me burlo de ellos, para mí no son más que la reflexión del espantapájaros.
No hay cosa más satisfactoria y te hace sentir más importante que hacer sentir celos a personas que tienen más que tú, que no han cruzado esos caminos difíciles, pero nunca encontrarán destinos hermosos.
Mi padre me decía: vive tu vida como si a nadie le importara, porque en realidad a nadie le importa, solo le importas a tu familia y dos o tres amigos, y eso….!!
No se nos puede olvidar que cuando el ego muere, el alma despierta, y en muchas ocasiones nos toca bailar bajo la tormenta.