Dr. Rodolfo Vega Llamas
Columnista / 2 de septiembre de 2023

En cuanto olvidas a la gente que te ayudó en el camino, ¡caes!

La persona desagradecida es aquella que no reconoce, no aprecia y no agradece el favor el bien que recibe; son personas que no sienten gratitud o agradecimiento. En otras palabras desagradecen, creen que llegaron lejos por sus propias cualidades y olvidan a todas aquellas que pusieron un granito de arena para ayudar en su triunfo, son expertos en pedir favores, cuando piden el favor son muy amables, tienen baja inteligencia emocional, no toleran el no, su ego no se los permite, carecen de gratitud. Para mí son unos pobres diablos, son ingratos, no reconocen ni valoran lo que los demás hacen por ellos.

Mi padre me decía que todo ingrato tiene una actitud de arrogancia, un sentimiento de rencor o envidia.

Lo más triste es que la ingratitud y el orgullo van de la mano, donde vaya uno, allá lo acompaña el otro, que esas personas llevan una frustración personal que les impide dar las gracias y si lo hacen es de manera hipócrita.

La ingratitud es una reacción natural del ser humano, lo contrario, ser agradecido es la excepción, el mundo al revés, el mundo no es como uno asume que debe ser. No nos sorprendamos, hay mayoría de desagradecidos o desagradecidas que lo contrario.

Hay una frase que me encanta, dicen que quien ayuda debe tener una memoria corta, pero quien recibe debe asegurarse de tener una memoria larga.

Me atrevería a decir que la gratitud no solo es un sentimiento, también es una habilidad una manera de ver el mundo.Pienso que la gratitud , no es solo una emoción, igualmente tiene un componente cognitivo.

Pero hay otra cara de la moneda, hay personas que hacen un favor con cierto interés, es decir, no solo esperan la gratitud sino que quieren sacar provecho de su favor y ahí se pierde el encanto del favor, ya que no fue realizado con bondad, generosidad, hay un interés de por medio.

Uno de los mayores riesgos a los que se enfrenta las personas ingratas es que la vida se convierte en una profecía autocumplida.

Estas personas ingratas tienen problemas de autoaceptación y a menudo les falta un propósito en la vida.

Estas personas están condenadas a la amargura,ademas también les pasa factura a su salud física.

La buena noricia es que la gratitud se puede desarrollar. Una persona ingrata no está condenada al desgradecimiento de por vida. El secreto es simple: no des nada por sentado.

Desgraciadamente es más difícil volver un agradecido a ser desagradecido que lo contrario.
La ingratitud es una forma de indiferencia y desprecio, un egocentrismo tan exagerado que nos hace olvidar a aquellos que nos beneficiaron, que nos ayudaron, que estaban con nosotros en la malas, ademas son interesados no son trasparentes, solo buscan sus amistades por interés personal, por sacar provecho de algo, nunca con sinceridad.como decía Leon Tolstoi,” a un gran corazón, ninguna ingratitud lo cierra,ninguna indiferencia lo cansa”

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