Los barranquilleros siguen a la espera de la apertura del Teatro Amira De la Rosa
Artistas y espectadores en el mundo entero están huérfanos y maltrechos, y al parecer, así se sentirán por algún tiempo más, a pesar de los esfuerzos tecnológicos y de las “reinvenciones” que se lanzan como tabla de salvación para que lo artístico no desaparezca.
No es lo mismo apreciar un concierto sinfónico o ver una obra de teatro en un escenario construido especialmente para esas manifestaciones culturales, que verlo frente a un televisor o un computador.
No es lo mismo disfrutar de un espectáculo de danza en cualquiera de las expresiones, en un lugar construido especialmente para apreciar la majestuosidad del cuerpo en movimiento, que verlo en la virtualidad.
La gran mayoría de las manifestaciones artísticas requieren de un escenario que, como lo ha expresado la bailarina de By Academy, María del Mar Arango, son el lugar “donde los sueños se hacen realidad, donde los nervios se convierten en adrenalina, el esfuerzo en felicidad y el entrenamiento en arte”.
Para salir de la monotonía propia de este largo encierro, o para mantenerse vigentes, algunas de las más importantes compañías del mundo, han hecho algo en la virtualidad, pero los artistas y los espectadores anhelan con fuerza el día que se pueda ir a un teatro, a un escenario diseñado especialmente para las expresiones artísticas.
Los escenarios culturales están cerrados en el mundo desde principios del año por culpa de un agresivo virus que está recorriendo todos los lugares del planeta. Y en Barranquilla, no sólo es por la pandemia que esos recintos están cerrados, sino también por el abandono y la decidía de años.
El sector cultural y los espectadores en Barranquilla comenzaron el 2020 lamentando la falta de escenarios. El Teatro Municipal Amira de la Rosa, el último escenario que se mantenía en píe en la capital del Atlántico fue cerrado hace cuatro años, y con él muchos otros lugares del arte.
Después de muchos ires y venires, de promesas y consultadas, desde diciembre del año anterior se proyecta la necesidad de formular un Plan Especial de Protección para el Amira de la Rosa que aparecía en el imaginario, como el mejor teatro del Caribe. Este año se tiene prevista la realización de ese plan. Luego continuará el proceso de desarrollo de diseños, ejecución de las obras y finalmente el alistamiento para su apertura.
A pesar de la pandemia, se ha seguido trabajando en el tema. Hace dos meses (en junio 9) hubo una reunión entre el Alcalde Jaime Pumarejo y el Gerente del Banco de la República, Juan José Echavarría, y al finalizar la misma se anunció que “está garantizada el 100% de la inversión para que la ciudad cuente con el teatro Amira de la Rosa restaurado, y con el primer complejo cultural de la región”
Los funcionarios afirmaron que ya estaba listo el cronograma de los trabajos y se está elaborando el Plan Especial de Protección. “Nosotros estamos satisfechos porque el gerente del Banco nos ratificó que son ellos quienes van a construir y operar el complejo cultural más importante que tendrá la región Caribe, además garantiza el 100% de la inversión de la restauración y el ensanchamiento de la oferta cultural. Lo pagan y lo operan a largo plazo para que no caiga en desuso”, afirmó Pumarejo Heinz.
Por su parte, el gerente del Banco al ratificar su compromiso con la ciudad dijo que “Esta pandemia nos ha cambiado la vida a todos, pero queremos que sepan que vamos a sacar al Amira adelante. Cuando lo hagamos será un maravilloso Amira para siempre. Vamos a hacerlo para que esta obra embellezca El Prado, y para que tenga que ver con los circuitos culturales de Barranquilla”.
Pero, aunque otra vez se enciende el semáforo, Barranquilla requiere de muchos más escenarios culturales. Escenarios que alberguen espectáculos como la coronación de la Reina del Carnaval, cuyo montaje técnico requiere muchas veces hasta de ocho días de arduo trabajo y lo que se ve en el escenario es comparable en número y calidad, con cualquier puesta en escena internacional. Tampoco hay escenarios para conciertos grandes, ni para presentaciones multiartísticas como un Delirio, por ejemplo, o para que albergue a premios como el Luna, con grandes presentaciones y numerosa asistencia.
Y es que no podemos engañarnos: el Centro de Eventos y Convenciones, es eso, un recinto ferial, pero no un escenario para conciertos o presentaciones artísticas. Su construcción “atenta contra la acústica” y su alquiler hace que sea más cara cualquier boletería.
Ahora bien, mientras vienen los grandes escenarios, se necesita de una política pública que acompañe a pequeños esfuerzos individuales. Lugares como El Patio Cultural, Ay Macondo, Luneta 50, La Sala, Casa Teatro Cofradía, y otros más que seguramente se me escapan, necesitan crecer, necesitan ser visibilizados y ser apoyados y acompañados institucionalmente en su labor que va desde la creación de público, hasta brindar opciones culturales, pasando por la formación de actores.