Dolce vita / 25 de febrero de 2023

Felicidad con libertad: mensaje de la Iglesia en esta Cuaresma

Miguel Utria

El vicario general de la Arquidiócesis, presbítero Edgar Mejía Orozco, explica los alcances del mensaje para los católicos del Atlántico en esta época.

Que seamos seres felices: eso es lo que nos pide Dios a los creyentes católicos en la Cuaresma y la Semana Santa por venir, y es, por tanto, el mensaje de la Iglesia en esta época en la que se invita a los fieles a una reflexión de preparación para el encuentro con el Señor durante esta época.

Padre Édgar Mejía, vicario general de la Arquidiócesis.

Así lo explica el vicario general de la Arquidiócesis de Barranquilla, y párroco de la comunidad Santa Laura Montoya, presbítero Edgar Mejía Orozco, quien hizo un llamado al pueblo católico del Atlántico a adentrarse en una verdadera preparación para la pascua que se avecina.

El prelado destaca en su mensaje el término de felicidad que es, según sus palabras, el propósito de Dios para con sus creyentes. Pero explica que esa felicidad que Dios quiere para el pueblo católico debe partir del mismo ser.

El mensaje del religioso se da, a propósito de iniciarse la Cuaresma que, según expone “representa para el creyente 40 días de reflexión como preparación a la pascua, que el centro de la celebración de la fe católica”, expresa el padre Edgar Mejía, vicario general de la Arquidiócesis de Barranquilla.

Explica el prelado que tiempo de reflexión simboliza los 40 años que vivió el pueblo de Israel en busca de la liberación de la esclavitud. Pero además representa los 40 día de ayuno que estuvo Jesucristo en el desierto venciendo las tentaciones que le puso el mundo enfrente suyo, y que fue una preparación para el inicio de su misión.

“Es un tiempo en el que Dios privilegia nuestro proceso de salvación y de encuentro con él. De ahí que nosotros nos dispongamos para hacer ese camino de reflexión, de conversión, de disponer más nuestra vida hacia Dios, de suerte que podamos vivir a plenitud esta pascua que se avecina. Esa es la esencia y el centro de todo”, asegura el padre Mejía.

El arzobispo de Barranquilla, monseñor Pablo Emiro Salas, en una celebración litúrgica.

La reflexión a las que se refiere el jerarca debe llevar a los fieles a ser capaces de lograr una conversión a Dios, lo que constituye el mensaje central de esta celebración de los católicos. “Esto es, como creyentes tener la capacidad de descubrir y convencernos que Dios es el centro de nuestras vidas”.

“Pero también es un llamado a descubrir eso que nos hace falta para que nuestra relación con Dios sea cada vez mejor. Y en esto los creyentes debemos tener presentes que somos susceptibles de conversión, de mejorar, es decir que no somos perfectos”, agrega Mejía.

Asegura que el mensaje fundamental de esta época es el que presenta el evangelio: “convertirnos para que nuestra vida se disponga más a Dios de suerte que nuestra relación con él sea más fuerte, y así le dé más sentido a nuestra vida y tengamos un mejor horizonte”.

El mensaje para el católico del Atlántico es buscar la manera que la vivencia de los sacramentos, especialmente la Eucaristía, sea cada vez mejor, tenga más sentido y claridad, que  el creyente descubra el misterio salvífico que Dios va actualizando a través de los sacramentos, especialmente la Eucaristía, en la que se conmemora la muerte y resurrección de Jesucristo.

Según el sacerdote, el mayor símbolo de esta época y la Semana Santa es la cruz como elemento de salvación, la misma que abre la experiencia de la pascua como centro de la fe del pueblo católico.

La cruz es el símbolo de nuestra salvación, y la salvación tiene que ver con nuestra felicidad. “Cuando Dios nos dice que quiere nuestra salvación, nos está diciendo que su proyecto para nuestras vida es la felicidad”.

Y agrega que la salvación no es algo que esté lejos del ser humano. “Cuando la palabra de Dios nos habla de que él quiere salvarnos, se refiere al proyecto de salvación y felicidad para nuestras vidas, es la realización de nuestras vidas aquí en la tierra, pero también en la eternidad”.

El sacerdote finaliza su reflexión llamando a los católicos del Atlántico a ser mejores seres humanos, acercarnos a la convivencia con los demás, a los sacramentos, la lectura de la palabra y practicar el servicio en favor de nuestros semejantes.

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